Recorrer la Costa Báltica por Lituania, Letonia y Estonia en invierno, a tu ritmo, es mágico, emocionante e infinitamente relajante. Tendrás el mar, las playas y los bosques prácticamente para ti solo. Y las carreteras, lejos de las grandes ciudades, parecerán caminos encantados de los reinos lejanos. Y tú, el explorador de los rincones olvidados por la gente y perdidos en los mapas.
Así es la Costa Báltica en invierno, todo lo contrario del verano. Según dicen, en temporada estival se convierte en un destino mega-popular, sobre todo, entre los locales. Aunque pueda sonar sorprendente, la Costa Báltica es un destino de playa.
Ruta por la Costa Báltica en invierno
¿Has visto alguna vez la arena mezclada con la nieve? ¿Olas congeladas en medio de su recorrido? ¿Pescadores a cientos de metros de la tierra firme pescando? ¿Has caminado sobre las aguas del mar? Todo esto es posible de los Países Bálticos en invierno. Y también, avistar animales salvajes en los bosques costeros, subir las dunas nevadas, ver atardeceres y amaneceres intensos y descansar en los pueblos y ciudades de la costa.
La ruta que te ofrecemos aquí la hicimos en dos viajes, así que no tengo datos precisos de cuántos días te llevaría. A ojo, muy aproximadamente, calculo que deberías dedicarle unos 10 días mínimo, yendo a un ritmo rápido. Dos semanas sería lo suyo. Son aprox. 1.400 km (solo ida), con algunos desvíos. Es decir, 140 kms al día que parece que no es mucho. Pero ten en cuenta que en invierno las condiciones de conducción serán un poco más complicadas que en verano y ¡no irás por autopistas casi nunca! Son, en su mayoría, carreteras nacionales, encantadoras, pero donde tendrás que estar más atento.
#TipViajero: como los días en invierno en los Países Bálticos son bastante cortos (entre 8 y 6 horas de luz), nosotros nos solemos organiza de la siguiente manera. Salir con el amanecer, disfrutarlo en la playa (si toca) o en algún lugar bonito. Luego, hacer naturaleza y cuando anochezca, llegar a alguna ciudad mediana-grande, con vida, luz y/o atracciones en el interior.
En el mapa tienes todos los puntos de los que hablamos en este post.
Lituania
La Costa Báltica de Lituania es la más corta de los tres países, pero guarda unos cuantos rincones sorprendentes.
Istmo de Curlandia
El istmo de Curlandia es una fina franja de tierra, arena y bosques entre las aguas de la laguna de Curlandia y del mar Báltico. Esconde pueblos pesqueros, bosques con fauna silvestre, dunas, playas y algunas paradas muy curiosas. En verano se convierte en un destino de playa y vacaciones excelente, pero en invierno es un remanso de paz y naturaleza pura.
En el post sobre los atractivos del Istmo de Curlandia tienes todos los detalles. Y en el de Consejos prácticos aprenderás cómo preparar tu visita.
Delta del Némunas
El Delta del Némunas, o Niemen, es una auténtica pasada. El río Némunas tiene 937 kilómetros de largo y fluye por diferentes países. Ver el río más largo de Lituania desembocar en el mar Báltico es algo único. Lo curioso es que no siempre se puede explorar, por lo menos en coche o a pie. A veces habrá que coger un barco.
Al igual que la gran parte de las atracciones turísticas lituanas en invierno, el Delta del Némunas se explora por libre y en soledad. No hay señalización ni carteles. Las únicas «mejoras turísticas» son las solitarias torres de observación; puedes subir bajo tu responsabilidad. Habrá que valorar si meter el coche por los caminos sin asfaltar y apañártelas para aparcar. Un destino auténtico y precioso en su simplicidad.
A nosotros nos enamoró. Y le dedicamos un post: La Delata del Néminas, Lituania.
Minija
Minija tiene el sobrenombre de la Venecia de Lituania. Y no es de extrañar. Sus calles son los canales. Y su transporte más cómodo, barcos. El agua es el protagonista; está por todos los lados y le da un encanto especial al entorno. Los pescadores salpican las orillas del canal, a una distancia respetuosa el uno del otro como para no estropear el momento y no arruinar el preciado silencio.
Puedes pasar una hora en Minija o también, días, deleitándote con su belleza. Te contamos todos los detalles de qué se puede ver y hacer en Minija en nuestro post.
Klaipeda
Klaipeda en nuestro caso fue nuestro campo base para explorar el istmo de Curlandia y el Delta del Némunas. Siendo la ciudad más grande de la zona, y la tercera de Lituania, dispone de todos los servicios necesarios para un turista.
#Curiosidad: hasta 1925 Klaipeda se conocía como Memel, el nombre que le dieron los alemanes en el momento de su fundación en 1252. La Orden Teutónica erigió aquí el primer castillo, ahora en ruinas y en proceso de restauración.
Casco antiguo de Klaipeda
Aunque Klaipeda sufrió mucho durante las guerras, aún quedan algunas bonitas calles originales, y otras, restauradas, en el casco antiguo. Hay también varios museos y galerías para visitar: Museo de la Historia de Lituania Menor (llamada así esta región costera cuando pertenecía a Prusia Oriental), Museo del Herrero y la Galería Baroti. Esta última está parcialmente ubicada en un almacén de pescado reformado. Otro museo curioso de Klaipeda es el del Reloj, con una colección impresionante de objetos de varios siglos. El jardín de relojes de sol en el exterior es un must.
También merece la pena acercarse a la iglesia de María Reina de la Paz, ¡la única de los Países Bálticos construida en la época soviética! Su torre de 46,5m es uno de los puntos más altos de la ciudad.
#Nota: en URSS no existía la religión, el sexo y nacionalidades. Todos debían ser ateístas, de nacionalidad soviética, sin raíces distinguidas y el sexo se consideraba una mala influencia del Oeste.
Otros atractivos curiosos de Klaipeda
Incluso si no eres amante de la ópera, te aconsejo pasar cerca del edificio neoclásico del Teatro Dramático de Klaipeda por una razón histórica. Aquí puedes ver el balcón desde el cual Hitler proclamó la Anschluss (anexión) de Memel (Klaipeda) a Alemania.
Creo que al siguiente punto de interés de Klaipeda nadie va a decir que no. Os invito a visitar Svyturys, la fábrica de cerveza en funcionamiento más antigua del país (desde 1784). Si quieres hacer una visita guiada, con la degustación incluida, contacta con la información turística de Klaipeda.
Si viajas por la Costa Báltica en verano, no dejes de visitar sus playas. En Melnrage, por ejemplo, los lugareños disfrutan de puestas de sol. En Karkle, buscan ámbar que llega a las playas después de tormentas de otoño. Y en Sombrero Holandés se maravillan con el impresionante risco marino de 24m.
Palanga
El mayor atractivo de Palanga es su idílica playa de 10 km de largo, separada de la ciudad con dunas y bosques de pino aromático. Dicen que en verano es una ciudad muy animada, principal destino de fiestas de la zona. Incluso en invierno tenía bastante vida, que no es muy típico de las localidades lituanas. El centro principal de toda la actividad de Palanga es la avenida peatonal Basanavičiaus. En invierno se llena de puestos de comida y souvenirs, atracciones y gente paseando. ¡No te pierdas los puestos con pescado ahumado, sobre todo, el salmón! Rico y a muy buen precio.
Entre sus otros atractivos, aparte de la playa, están el Jardín botánico, que no visitamos en invierno, y el Museo del Ámbar. Este último sí que fue una buena elección. Aquí fue nuestro primer contacto con el ámbar de la Costa Báltica, aquí es donde aprendimos muchísimo sobre este precioso mineral de origen orgánico. Parece ser que el museo de ámbar de Palanga exhibe la sexta mayor colección de oro báltico a nivel mundial. Además, el museo está ubicado en un palacio neoclásico construido en 1897.
Si te sobra tiempo en tu ruta por la Costa Báltica, y te gustan los museos, puedes visitar la Galería el Procesamiento del Ámbar, Casa-museo de Antanas Moncys, un artista lituano, Casa Conmemorativa del Dr. Jono Sliupas o Museo del Exilio y la Resistencia, que muestra la resistencia de los lituanos contra la ocupación extranjera del s. XX, sobre todo, la soviética.
Más sobre Lituania en nuestro blog
Letonia
La costa Báltica de Letonia es infinitamente variada. Pasa por los densos bosques que guardan los secretos de la época soviética y pueblos pesqueros apartados. Y recorre playas nevadas y pasarelas costeras que son un atractivo indiscutible.
Liepāja
Liepāja y Ventspils son unos de los puertos más importantes de toda la costa Báltica. De aquí, su riqueza, desarrollo y relación estrecha con el mar. Por ejemplo, uno de los puntos de interés en Liepāja son los almacenes de ladrillo rojo, torpederos amarrados y una cárcel. Pero también es conocida por sus playas – algunos dicen que las más bonitas del país – y un número importante de grandes músicos letones que nacieron en Liepāja.
La tercera ciudad más grande de Letonia fue fundada en el s. XIII y llegó al apogeo de su importancia en el s. XIX. Durante un tiempo se conocía como la sede de la primera flota de submarinos rusos en el Báltico. Después de la II Guerra Mundial fue ocupada y militarizada por los soviéticos.
Barrio de Karosta
Si estás interesado en la historia de Liepāja relacionada con la era soviética, dirígete al barrio de Karosta, la antigua base militar rusa a 4 km del centro.
Aquí aún podrás avistar los bloques de vivienda típicos de la época, algunos barracones militares y una prisión que estaba en funcionamiento hasta 1997. Además de apuntarse a una visita guiada por esta cárcel soviética, se puede ir más allá y contratar la experiencia de «prisionero por un día«. Durante la noche tu sueño será interrumpido por los guardias, serás insultado, habrá que hacer las necesidades en las letrinas auténticas, etc. Y si reservas la celda de «incomunicación», la oscuridad durante toda la noche será total. Otra actividad que podéis contratar en la cárcel es perfecta para los que os gusta acción: un juego de espías «Fuga de la URSS«.
Centro de Liepāja
En el centro de Liepāja las atracciones principales son los museos de la Historia y Arte de Liepāja y de Liepāja bajo la Ocupación (soviética y nazi). También se puede visitar la Casa de Artesanos donde se expone la obra de arte en ámbar más grande del mundo. En el Mercado de Pedro se puede comprar de todo, al igual que en el s. XVII, cuando los vendedores ambulantes decidieron reunirse aquí.
Ventspils
Ventspils, el puerto más activo y grande de Letonia, según muchos, es también una de las localidades más bellas y desarrolladas del país. Casi toda la ciudad está pintada de colores que, sobre todo en invierno, le da un toque muy especial.
En verano, el mayor reclamo de Ventspils es su playa de bandera azul. Es una franja amplia de arena blanca, separada de la ciudad por dunas y un parque. En el norte limita con la zona de almacenes y el Muelle Sur, uno de los paseos preferidos de los locales. En él hay una torre de vigilancia que se puede subir para ver las vistas.
El centro de Ventspils alberga varios monumentos: a Krisjanis Valdemars, el escritor y profesor, y a Siete Meteoritos Mentales de Feldberg. Entre las iglesias destacan dos: la ortodoxa de San Nicolás (s. XX) y la luterana evangélica de Nicolás (s. XIX).
Para ir del centro a la playa, se puede atravesar el barrio Ostgals, lleno de sencillas casitas de madera que antaño pertenecían a los pescadores.
#Curiosidad: Seguro que, al pasear por Ventspils, te toparás con muchas esculturas de vacas. Son la consecuencia del famoso movimiento Cow Parade que empezó a manifestarse en el s. XX. Si quieres saber más sobre este movimiento, te dejamos el link a Wikipedia.
Museo al aire libre de la Costa
Uno de nuestros museos favoritos son museos al aire libre. En Ventspils hay un de la Costa, dedicado a la vida en el mar y la pesca. Adicionalmente, se puede ver una pequeña parte de la vía de tren estrecha construida por los alemanes en 1916 para conectar los pueblos de la costa. Hoy en día sólo queda esta pequeña parte. ¡Ojo! dos de las locomotoras alemanas siguen en funcionamiento.
El Castillo de Ventspils y la Casa de la Artesanía
Y por último, se puede visitar el Castillo de la Orden de Livonia y la Casa de la Artesanía. El castillo, del s. XIII, ha sido reconstruido en varias ocasiones y tenía usos diferentes. Dentro hay exposiciones sobre historia y arte local, una dedicada a la cárcel y un jardín de piedras zen. En la casa de la Artesanía se representa la artesanía de la región de Kurzeme e incluso hay artesanos locales tejiendo prendas «en directo» que se pueden comprar.
Península de Kurzeme y Cabo de Kolka
Será mi imaginación inquieta, el tiempo invernal, lleno de bruma, o todas las historias que leí antes de empezar a explorar la península de Kurzeme, pero me pareció uno de los rincones más enigmáticos de Letonia y de toda la Costa Báltica. Guarda restos de las construcciones militares de la época soviética, dunas en medio de los bosques atravesadas por ríos caprichosos, y playas de belleza nórdica.
La punta de la Península de Kurzeme, el Cabo de Kolka, antes estaba marcado como «top secret» por ser base militar soviética «inexistente». También fue el último refugio de los livonios, y, además, aquí se asentaban los piratas. El cementerio de barcos más grande del mundo también está aquí. Muchas enigmas turbias relacionadas con un solo lugar, ¿verdad? ¿Y qué te esperaba de «una obra inacabada del diablo«? Si quieres intentar resolver los secretos del Cabo de Kolka y la Península de Kurzeme, lee nuestros posts.
Jūrmala
Dicen que Jūrmala es la Costa Azul al estilo báltico. Durante la época soviética, se consideraba un destino de playa privilegiado, refinado, solo apto para los más ricos. Si la visitas hoy en día, será muy fácil creerlo, gracias a las casas cuidadas de la primera línea de playa, cada una, única e irrepetible. Muchas de ellas, de estilo Art Nouveau (la mayoría, en Jūras iela) y hoy en día aún siguen en uso.
Para ubicarte en Jūrmala, ten en cuenta que no es una localidad como tal. Es una franja de playas de 32 km, a lo largo de los cuales se ubican 14 municipios, o distritos. Los más céntricos se considera Majori y Dzintari. Entre ellos, la calle peatonal Jomas iela, de 1 km, es la principal arteria, con innumerables restaurantes, cafeterías y demás atracciones.
#Curiosidad: en la oficina turística de Jūrmala se puede coger el folleto «The Resourt Architecture of Jūrmala City» y seguir una de las rutas a pie autoguiadas.
Si tienes ganas, además de playas y arquitectura Art Nouveau, ver algún museo, puedes dirigirte al Museo de la Ciudad de Jūrmala, dedicado, principalmente, a Jūrmala como complejo turístico en la antigua URSS. O también puedes visitar el Museo al Aire Libre de Jūrmala, que se encuentra en Lielupe, entre Jūrmala y Riga. Aquí encontrarás casas de pescadores del s. XIX y algunos objetos relacionados con el mar.
Ya por último, otro de los atractivos de Jūrmala son sus balnearios. Esta ciudad, muy cercana a la capital de Letonia, se considera la capital balnearia del Báltico. Aquí puedes encontrar hoteles-spa para todos los gustos y bolsillos.
Riga
Riga, la capital de Letonia, técnicamente se encuentra en las orillas del río Daugava, pero a tan solo 10 km está el mar Báltico, con sus playas, dunas, bosques, pueblos vacacionales. Y si vas por la Costa Báltica en coche, casi seguro que tendrás que desviarte por la capital de Letonia para seguir hacia Estonia. Así que, ¿por qué no hacer una parada, aunque sea corta? Nosotros celebramos uno de los Años Nuevos en los Países Bálticos en Riga y nos encantó esta gran ciudad amigable y hasta le dedicamos un post.
Más sobre Letonia en nuestro blog
Estonia
Según nuestra experiencia particular, la Costa Báltica de Estonia es la más impresionante y salvaje de todos los Países Bálticos en invierno. Aquí es donde flipamos con el mar congelado, cascadas congeladas, carreteras congeladas y sin limpiar. ¡Ha sido una experiencia inolvidable en este reino gélido y hermoso!
De Letonia a Pärnu
En uno de nuestros viajes hicimos toda la costa de Estonia y Letonia entre Pärnu y Riga, unos 150 km. Nos llevó un día entero. Caminamos mucho por las sendas costeras. Intentamos avistar aves desde los hyttes de las dunas. Exploramos bosques en búsqueda de seres fantásticos. Y también subimos a todas las torres de vigilancia para ver el infinito del más allá del mar Báltico.
En Pärnu estuvimos ya dos veces y volvería más. Primero, porque está estratégicamente ubicado: viene genial como una parada de camino a Tallin, a las islas o a Letonia. Tiene todos los servicios que un viajero pueda necesitar. Y también, un bonito casco antiguo para pasear y tomar algo. Los encantos de la costa ya los conoces.
Saarema y Muhu
Aunque no tuviéramos suerte con el tiempo – empezó el «deshielo» – las islas de Saarema y Muhu nos dejaron muy buen sabor de boca y ganas de volver en verano y explorarlas a pie. Entre castillos, acantilados, playas, vestigios de las guerras, faros y cráteres de meteoritos tienes para rato explorando las islas. Nosotros pasamos dos noches y dos días, sin parar, y lo pudimos ver todo lo que estaba disponible. Las demás visitas estaban cerradas en invierno o con carreteras intransitables. Si vienes en verano, dedícale más tiempo, porque, además de todo «qué ver», es un destino de relax y playa.
Haapsalu
Haapsalu es un destino de vacaciones de verano perfecto para los locales. El mayor atractivo, desde el s. XIX, es el lodo curativo que aprovechan los spas de la zona. Dicen que entre las tres ciudades-balneario más cotizadas de Estonia – Pärnu, Kuressaare y Haapsalu – ésta última es la más preciada gracias a las cualidades excepcionales del lado de su litoral.
Casco antiguo de Haapsalu
Si no te interesa ningún tratamiento spa, te puedes dedicar a callejear por el rústico casco antiguo de Haapsalu, con sus casas de madera, y llegar hasta el paseo que bordea la bahía para avistar una puesta de sol. O también puedes ir hasta el Castillo episcopal de Haapsalu, de los ss. XIII-XVI. El castillo pasó por muchos acontecimientos y hasta nuestro días solo llegaron las ruinas. Pero son unas ruinas cuidadas y muy pintorescas. Se puede visitar su museo, con túneles y armamento de la época. Además, se puede entrar en la Iglesia de la Cúpula (de San Nicolás), de estilo románico-gótico, con 3 cúpulas interiores y la fantasma de la Dama Blanca incluida.
Museos de Haapsalu
Una visita curiosa en Haapsalu puede ser el Museo del Ayuntamiento, del s. XVIII. Dentro se narra la historia del pueblo como centro vacacional, se recrea una farmacia y se expone el despacho del alcalde de la época.
Los suecos fueron una fuerza inmensa en el s. XIII. Su imperio abarcaba una gran parte de Finlandia y de diferentes regiones de los Países Bálticos durante varios siglos. Y en Haapsalu existe el Museo de los Suecos de Estonia que cuenta su historia entre los ss. XIII y 1944.
Y si ya estamos hablando de museos de Haapsalu, ¿qué os parece uno del Ferrocarril de Estonia en un vagón estacionado en una estación de trenes del año 1907?
Haapsalu al aire libre
Para terminar nuestra rápida visita a Haapsalu, os propongo varias atracciones al aire libre: una Torre de observación de aves, la playa de África y Promenaadi con edificios emblemáticos, como, por ejemplo, Haapsalu Kuursaal.
Tallin
Tallin, sin duda alguna, es una de nuestras ciudades favoritas de todos los Países Bálticos. Venimos un año, nos enamoramos, y en otra ocasión volvimos para celebrar en Tallin el Año Nuevo y visitarlo a fondo. De esas dos visitas nacieron tres posts que, esperamos, os ayudarán a planificar vuestra visita a la medieval capital de Estonia, incluyéndola en vuestra ruta por la Costa Báltica.
El título del post Qué ver en Tallin es más que explícito. En el post Museos de Tallin con Tallin Card explicamos cómo funciona la tarjeta de la ciudad y os hablamos de nuestros museos favoritos de Tallin. Y en el post Prepara tu visita a Tallin compartimos muchos consejos prácticos relacionados con alojamiento, transporte, gastronomía, etc.
Costa Norte de Estonia
La costa norte de Estonia es una mezcla de naturaleza impresionante, pueblos pesqueros autosuficientes y pueblos depresivos con habitantes mayoritariamente de nacionalidad rusa. Aquí es donde más frío pasamos y más nieve vimos. Si lo que buscas en los Países Bálticos en invierno es color blanco y crujido gélido bajo tus pies, no te pierdas esta ruta.
Más sobre Estonia en nuestro blog
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