Norte de Estonia es Tallinn, una de las capitales bálticas más mágicas de las que visitamos. Norte de Estonia es también sus tres espacios naturales imprescindibles para cualquier amante de actividades al aire libre. Y además, es legado soviético, muchas veces doloroso, del que pocos querrán hablar.
Qué ver en el Norte de Estonia
A Tallinn le dedicaremos un post aparte. Hoy te llevamos de visita al parque nacional más antiguo del país, Lahemaa, y dos reservas naturales – de Ontika y Oru, donde se podrá ver el fenómeno del klint báltico y la cascada más alta del país y patear kilómetros de cómodas pasarelas de madera. Además, te contaremos dónde se puede presenciar el ambiente ruso sin la necesidad de complicarse con la burocracia de visados. Y por último, te diremos en qué localidad aún se respira el aire soviético e incluso se puede ver – de lejos – los restos de la base submarina secreta soviética.
Parque nacional Lahemaa
Lahemaa significa “tierra de bahías”. El nombre de este parque nacional más querido por los estonios no pudo ser más acertado. La costa norte de Estonia es un escarpado litoral irregular dividido en numerosas bahías por las penínsulas que se adentran decididamente en el mar Báltico. El 70% del parque natural son bosques, con turberas, lagos y ríos, en los que muchos animales y aves protegidos gozan de territorios vírgenes.
Los osos pardos estaban a punto de desaparecer al principio del s. XX, pero hoy en día hay casi 600 ejemplares en los densos bosques de Lahemaa. Lo mismo pasó con el castor europeo, que ha aumentado sus números hasta 20.000 ejemplares en los últimos años, cuando en Europa está al borde de la extinción. Algunos otros habitantes numerosos de este parque nacional son lobos, linces, corzos, jabalíes, alces, zorros. Los ríos están llenos de salmones y truchas. Eso sí: casi todas las aves de la zona son migratorias, porque los inviernos aquí son muy duros.
#Curiosidad: ¿Sabes qué ave se considera ave nacional? La golondrina. Y ¿Sabes qué ave es muy respetada, casi venerada, en Estonia? La cigüeña.
La creación del primer parque nacional de la URRS – Lahemaa
Lahemaa fue el primer parque nacional creado en la URRS. Hubo un camino muy largo a recorrer para conseguirlo. En la URRS se creía que los “parques nacionales promoverían sentimientos nacionales incendiarios”, por lo que no fue hasta el 1971 que se creó el primero – en toda la Unión Soviética – y fue el de Lahemaa. En los años 1973 y 1974 se crearon los primeros parques nacionales de Letonia y Lituania. Pero en Rusia hubo que esperar hasta 1983.
Qué ver en el parque nacional de Lahemaa
El parque nacional de Lahemaa es un destino muy popular, en parte, porque se encuentra a tan solo una hora de Tallinn y el acceso es fácil. Es llano, con el punto más elevado de 115 m, así que una buena manera de explorarlo es en bici. Existen muchas sendas marcadas tanto para ciclistas como para senderistas. En invierno hay que tener cuidado, porque muchas de las rutas no tienen mantenimiento.
#TipViajero: en verano no olvides el repelente, porque la zona está plagada de mosquitos.
Centro de visitantes La mansión de Palmse
Empieza tu visita al parque nacional de Lahemaa en el centro de visitantes en la mansión de Palmse. Entre 1677 y 1923 la tierra pertenecía a los terratenientes báltico-alemanes hasta que fuera expropiada. La mansión fue construida en 1720 y reconstruida en 1780. Hoy en día, además del centro de visitantes del parque nacional de Lahemaa, se puede alojarse en la pensión de la mansión y ver el museo de la época.
Altja
Si estás en el norte de Estonia, no te pierdas los pueblos tradicionales de la zona, escondidos en los densos bosques. Altja es una de estas aldeas pesqueras que te recomiendo visitar.
Las calles se componen de tradicionales edificios reconstruidos, muchos de los cuales miran al mar. En invierno la playa de Altja se convierte en un manto blanco, acariciado por las aguas a punto de congelarse. En las bahías puedes ver bloques erráticos helados, dejados a la merced de los vientos penetrantes.
#Curiosidad: bloques erráticos son grandes rocas que llegaron a Estonia desde Escandinavia con la última actividad glacial.
En la entrada al pueblo está kiitemäg – la colina del columpio, donde se celebran todas las fiestas. También está allí el columpio tradicional estonio.
Para ver los puntos más emblemáticos de Altja, puedes seguir la ruta circular de naturaleza y cultura de Alrja, de 3 kms. Empieza en la entrada al pueblo, al lado del parking, donde el cartel con la información.
#TipViajero: Dicen que las mejores playas del parque natural de Lahemaa están entre Altja y Mustoja. Existe una ruta para recorrerlas tanto a pie como en bici.
Käsmu
Käsmu se conoce como el pueblo de los capitanes gracias a la escuela naval que funcionaba aquí entre 1884 y 1931. Dicen que cada familia de Käsmu tenía al menos un capitán de barco. En 1920 un tercio de todos los barcos de Estonia estaba matriculado aquí.
#QuéVer: Hoy existe un museo de los capitanes en Käsmu.
Base submarina secreta soviética
Cerca del faro de Lahemaa, en Hara, están los restos de la base secreta soviética de barcos submarinos. Se abandonó a mediados del s. XX. Hoy en día el acceso al público está prohibido.
Reservas naturales de Ontika y Oru
Estas dos reservas protegen una costa escarpada. Aquí se encuentra lo que se conoce como el klint báltico – acantilados de piedra caliza de hasta 54 m de altura. El klint tiene una longitud de 1.200 km, entre Suecia y el lago Lagoda, en Rusia. 500 km de su total longitud trascurre bajo el mar. Hay varios puntos desde donde se puede observar el klint báltico, aunque en invierno se hace un poco complicado, porque muchas de las sendas no se limpian y es muy difícil moverse por la nieve.
Otra de las paradas obligatorias en la reserva natural de Oru es la cascada más alta de Estonia, Valaste juga, de entre 26 y 30 m de altura, según temporada. Dicen que en verano puede que no tenga agua, así que es una buena idea informarse antes de ir mirando los comentarios en Google. En invierno es un espectáculo único, ya que la cascada suele congelarse completamente. Para unas mejores vistas hay una vertiginosa plataforma de observación. Se había derrumbado y llevaba un tiempo en reformas, pero desde diciembre 2018 ya está en funcionamiento. Desde la plataforma una pasarela de madera lleva hasta la playa.
Sillamäe
Te aconsejo visitar Sillamäe solo si eres un fan incondicional del legado soviético. La mayor parte de la arquitectura pertenece a la época neoclásica stalinista. Entre 1946 y 1989 aproximadamente era una localidad que no salía en los mapas y donde el acceso estaba prohibido a los no-residentes debido a que la planta de procesamiento de uranio estaba en funcionamiento. Ésta última fue construida por presos políticos rusos y presos de guerra bálticos. En 1989 la planta dejó de funcionar, pero los residuos radiactivos siguen allí, bajo hormigón y con vistas al mar.
Narva
Al principio, teníamos muchas ganas de llegar a Narva. Dicen que desde su castillo se ve la frontera con Rusia y hasta se puede cotillear cómo vive el pueblo ruso. Dicen que se ve bastante diferencia con Estonia e incluso con Narva, aunque casi toda su población es también rusa y tanto la ciudad como sus alrededores se consideran una de las zonas más pobres de Estonia. Narva fue destruida casi por completo durante la II Guerra Mundial, salvo el castillo y el ayuntamiento barroco, y le ha costado recuperarse.
Aunque sabíamos que no había mucho que ver en Narva, queríamos ir hasta allí para conocer la realidad de la población rusa en Estonia y cómo viven entre dos países tan diferentes como Rusia y Estonia. Sin embargo, nos topamos con esta realidad antes (En el post Población rusa en Estonia puedes leer sobre nuestra experiencia). Y al final abordamos la misión. No fuimos a Narva. Siendo ucranianos nacidos en la URRS y sabiendo ruso, entendíamos demasiado bien el entorno. Y simplemente no estabamos preparados en aquel momento para profundizar y deprimirnos aún más.
Dónde dormir en el Norte de Estonia
Nosotros nos quedamos en un alojamiento más que curioso en el norte de Estonia. Fue en el albergue de una iglesia luterana en la localidad de Kadrina, cerca de Rakvere – una joven localidad estonia. Se llama Kadrina St. Catharine´s Guesthouse. Nos costó 23,40€/habitación doble.
La experiencia fue muy especial. El señor que nos dio la bienvenida, habla muy buen inglés y parece que tiene muchas ganas de practicarlo, así que aprovechamos y le hicimos todas las preguntas que queríamos sobre la vida en esta zona de Estonia.
Como éramos los únicos huéspedes aquella noche (invierno es temporada baja en el norte de Estonia), nos dejó elegir la habitación. También nos enseñó el resto del albergue: baños y duchas para hombres y mujeres, un salón con juegos de mesa, mini-billar, y una cocina bien equipada muy acogedora.
#Nota: Habíamos leído varios comentarios en Booking que a la gente no le gustaba la habitación que elegimos nosotros, porque las ventanas daban al cementerio. No es del todo cierto. Las ventanas dan a la plaza, al otro lado de la plaza está la iglesia rodeada por un muro y en su jardín está el cementerio que casi ni se ve desde la habitación.
Si reservas el hotel con este enlace a Booking, te reembolsan 15€ cuando acabe vuestra estancia (sólo se puede obtener 1 reembolso por cuenta).