El enigmático Cabo de Kolka (Kolkas Rags, Cape Kolka, Kūolka) está lleno de incógnitas. Antaño era una base militar soviética “inexistente”. Incluso los locales no estaban permitidos acercarse a la zona. Solamente los que trabajaban allí podían echar un vistazo a lo que estaba pasando dentro de las murallas. Hoy en día se puede circular libremente por toda la península, salvo algún objeto militar. Eso sí: a cada paso vas encontrando misterios, pruebas del pasado, monumentos a los recuerdos.
Kolka: una mezcla de leyendas y pasado turbio
El Cabo de Kolka es el punto más septentrional de la península de Kurzeme, el más alejado de todo y solitario, desolado e inhóspito. Kolka significa “esquina puntiaguda” o “muerte rápida” y es uno de los lugares más peligrosos del Báltico. Dicen que es el cementerio de barcos más grande del mundo; sus corrientes junto con las traicioneras lenguas de arena que se adentran kilómetros al mar y cambian constantemente su ubicación han cobrado muchísimas vidas. Cuando construían la isla artificial para el faro a 6 kms de la costa descubrieron que prácticamente todo el fondo está cubierto de esqueletos de embarcaciones de diferentes épocas.
Dice la leyenda que el Cabo de Kolka fue una de las obras inacabadas del diablo. Hubo un pirata que le prometió vender el alma si el demonio construía en una noche un istmo o algo parecido para atrapar a los buques que querían entrar en el Golfo de Riga y así poder saquearlos fácilmente. No sabemos si algo o alguien le distrajo del trabajo, pero no le dio tiempo a acabarlo. El Cabo de Kolka, con su lengua de arena traidora, es lo que pudo levantar.
Leyendas aparte, Kolkas Rags es el último refugio de los livonios – la población aborigen de Letonia que fue asimilada por las tribus bálticas en los ss. VI-VIII. Hoy en día el idioma livonio se puede estudiar en las escuelas locales o la Universidad de Tartu (Estonia). El último nativo del livonio murió en 2013 y, según los estudios, hay 40 personas en el mundo que pueden hablarlo a nivel B1. El livonio pertenece al grupo de lenguas ugrofinesas, en otras palabras, lenguas que menos tienen en común con otros idiomas de Europa.
Dónde está el Cabo
Kūolka se encuentra en un punto tan estratégico que en los tiempos cuando Letonia pertenecía a la URSS era territorio militar con acceso restringido. No se podía entrar ni salir, la población local podía acceder a la costa solo en un horario determinado y bajo la vigilancia de los militares. Los pescadores no podían ni usar sus barcas, para no poder escaparse a Suecia. Cuentan que el acceso al mar incluso estaba vallado con alambrado de espino. ¿Pero por qué tanta seguridad y secretismo?
Desde el Cabo de Kolka se puede vigilar tanto el Mar Báltico como el Golfo de Riga, y además de la flota letona, las de Estonia, Finlandia y Suecia. Toda la península está cubierta por densos bosques donde se pueden esconder muchos edificios – laboratorios, almacenes, plantas, etc. – y trabajar con tranquilidad. Nadie sabe con seguridad qué había aquí en los tiempos soviéticos – solo rumores, cuentos de los locales, sendas que se adentran lejos en los bosques y ruinas de construcciones abandonadas.
Para llegar al Cabo de Kolka hay que dirigirse al pueblo de Kolka que se encuentra en la punta del triángulo del cabo, donde se juntan las aguas del mar Báltico y el golfo de Riga. En otras dos puntas las ciudades más grandes y conocidas son Jurmala (a 120 kms) al este y Ventspils (80 kms) y Kuldiga (120 kms) en el oeste. Las carreteras E22, P124 y P131 son las más grandes y transitadas, por lo que son las más rápidas para llegar al Cabo de Kolka.
Si necesitas consejos sobre qué ver de camino al Cabo de Kolka, lee nuestro post Qué ver en la península de Kurzeme.
Qué ver en el Cabo de Kolka
El atractivo principal del Cabo de Kolka es la naturaleza. Gracias a que era territorio restringido, se «salvó» del progreso y la edificación masiva. Y desde que se estableció el Parque Nacional de Slitere (Slīteres nacionālais parks), las flora y fauna aquí están en auge.
#Curiosidad: Sobre el Cabo de Kolka trascurren rutas migratorias de muchos pájaros. En abril miles de aves pasar por encima de estas tierras congregando a los amantes de la ornitología de todo el mundo.
Otro de los atractivos de Kolka son sus pueblos; no porque posean muchos lugares de interés turístico, sino por todo lo contrario. Prácticamente no hay nada que ver. La mayoría de estos lugares se quedaron congelados en el tiempo y siguen llevando una vida básica, muy unida al entorno y marcada por las duras condiciones climatológicas. Aquí el viento no cesa en la temporada de invierno y cuando las olas del golfo se encuentran con las del Báltico se levantan muros de agua de más de 7 metros de altura.
#Curiosidad: Los fuertes vientos y corrientes subterráneas cambian la forma del cabo constantemente, así que si vienes dentro de unos años, igual ni lo reconoces.
Parque Nacional de Slitere (Slīteres nacionālais parks)
El PN de Slitere (Slītere) fue declarado para proteger los últimos 25 kms del cabo, donde se juntan las aguas del Dijera (el Gran Mar Báltico) y del Majara (El Pequeño Mar, el Golfo de Riga). El lugar más popular del PN de Slitere es, probablemente, el Faro de Kolka, donde encontrarás un parking de pago (1,50€/en invierno) y una oficina de información turística muy básica. En invierno también venden café caliente. En verano, dicen, hay puestos de comida y bebida en abundancia.
#Anécdota: Llegamos al parking el 31 de diciembre sobre las 15.00. Y nos encontramos con una señora de muy mal humor cobrando el parking y sirviendo cafés. Estaba tan cabreada que ni nos atrevimos a confesarle que hablábamos ruso; nos parecía que en inglés no podría ser tan borde. Y funcionó: a su inglés oxidado le faltaban palabras y sólo habló lo justo necesario. Nos libramos de su furia. Pero en el fondo le simpatizamos, porque entendíamos su enfado perfectamente: en Letonia, al igual que en la mayoría de los países post-soviéticos, la tradición de estar cocinando todo el 31 de diciembre para la fiesta de por la noche es muy arraigada. Y ella, en vez de estar preparando las ensaladas (hay unas 5 las más típicas para el Año Nuevo, y todas llevan bastante tiempo), estaba aquí, con los turistas…
Desde el parking comienzan varios senderos que recorren el parque. El Monumento a las traicioneras aguas del cabo marca la entrada principal a la playa desolada. En la parte que da al Golfo de Riga podrás ver siluetas fantasmagóricas de los troncos de árboles caídos en el gran temporal del 2005.
#TipViajero: aunque la playa es muy bonita, no se recomienda el baño ni con el buen tiempo. Las corrientes subterráneas son muy peligrosas.
Si paseas por la playa “Báltica” verás una especie de “cubos” grandes volcados entre los pinos – son alojamientos turísticos. Dicen que en verano se reservan con meses de antelación. Más adelante hay una torre de avistamiento de animales y aves. Supongo que habrá que pasar largas horas esperándolos, nosotros no tuvimos suerte. Eso sí: los carteles informativos en los alrededores sobre la zona eran muy interesantes.
#TipViajero: Al lado de la torre tienes un parking gratuito para visitar el Cabo de Kolka. Una carretera sin asfaltar lleva hasta aquí. Pon en Google Maps Bezmaksas autostāvvieta (Free Parking).
Faro de Kolka
Desde hace tiempos inmemoriales se encendían hogueras en la costa de Kolka para ayudar a navegar, pero de poco servía, porque la lengua de arena malvada se adentra mucho en el mar Báltico. En 1884 se erigió un faro sobre una isla artificial a 6 kms de la costa. Se hizo una base de madera y se rellenó con piedras que traían de Estonia en barca o en trineos en invierno. Una de las dificultades principales fue intentar evitar los cuerpos de las embarcaciones naufragas.
En tres años se llevó a cabo la obra y el faro empezó a funcionar. Luego las paredes de madera se sustituyeron por las de hormigón y se reforzaron con muretes de piedras, sacos de arena y cemento. Hoy el faro funciona con una batería solar y es totalmente automatizado. Por cierto, se están valorando las propuestas para poder llevar a turistas de visita, pero, dadas las difíciles condiciones climáticas, aún no se ha encontrado la manera. Como el oleaje y el viento son tan imprevisibles en esta zona, los visitantes podrían quedarse atrapados en el faro durante días.
Kolka
En el pueblo de Kolka no hay mucho que ver en términos de “visitas turísticas”. Sin embargo, las casas son curiosas, sobre todo, en este paisaje tan desolador. Y si tienes suerte de visitarlo en invierno, no te dejará indiferente su belleza monótona.
También encontrarás 3 iglesias de diferentes religiones: luterana, católica y ortodoxa. Y además, dicen que la mejor experiencia gastronómica en Kolka es pescado ahumado.
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