Ver León en un fin de semana no es fácil. Tiene muchísimas cosas interesantes en la ciudad y aún más, en la provincia. Sin embargo, dos días sería un buen comienzo de tu relación con León. La nuestra empezó durante el I Encuentro Nacional del Viajero Responsable. Aquel fin de semana íbamos a conocer los tres pilares de una visita a León: su pasado noble, su entorno natural impresionante y su gastronomía excepcional.
Tienes un buen resumen de las jornadas en el blog El Lío de Abi: I Encuentro Nacional del Viajero Responsable.

Visita guiada por León
Si no tienes mucho tiempo en León, lo mejor es contratar una visita guiada para visitar los puntos de más interés y conocer la historia de manera comprimida, y luego, dedicarse a callejear el tiempo que te quede.
Nosotros hicimos un tour de 3 horas con TurisLeón. Visitamos la Real Colegiada Basílica de San Isidoro y la Catedral, principalmente, y aprendimos las nociones básicas de la historia de León.
La verdad es que la visita fue muy entretenida y descubrimos muchas curiosidades. Por ejemplo, sabías que en la Colegiata de San Isidoro se guarda el cáliz de doña Urraca que podría ser el mismísimo Santo Grial. O que las pinturas románicas del Panteón Real es una pieza única del mundo porque son originales y nunca han sido restaurados, más allá de unas cuantas limpiezas. O también ¿sabías que las vidrieras de la Catedral de León se consideran, junto con las de la catedral de Chartres, unas de los más importantes del mundo?



Tampoco te puedes perder en tu primera visita a León otros clásicos, como Casa Botines, Palacio de los Guzmanes, antiguo convento de San Marcos o el famoso Barrio Húmedo. Al contrario de lo que se puede esperar de una ciudad del norte, León es muy animada y sus calles están llenas de vida: tapas, cañas, buen rollo.
La cueva de Valporquero
Sin duda alguna, la cueva de Valporquero es uno de los atractivos más cotizados de la zona. Y no es de extrañar, es una de las cuevas más grandes e impresionante que hayamos visto, y más ricas en “decoración”.
La cueva de Valporquero nació hace más de un millón de años. Desde entonces no han parado de crecer y embellecerse. Hoy en día siguen vivas, lo que significa que las estalactitas y estalagmitas siguen creciendo, las cavidades siguen transformándose y la roca sigue respirando y filtrando las aguas.
Hay dos maneras de visitar la cueva de Valporquero: la visita turística y espeleobarranquismo. ¿Cuál es mejor? Para hacerte una idea completa de lo que albergan las cuevas, deberías hacer las dos. Lo digo desde el punto de vista de la persona que ha hecho ambas y ha la cueva desde dos perspectivas muy diferentes.
Durante la visita turística te quedas impresionado con la grandeza y la variedad de estalactitas y estalagmitas que alberga Valporquero. Cuando los ríos subterráneos llevan mucha agua, en el período de deshielo, su sonido te persigue a lo largo de todo el camino. A veces es un murmullo tranquilizante y otras, el rugido de un dragón enfurecido. Cada paso que hagas por la ruta turística, estará bien iluminado y entre sombras irán apareciendo las siluetas de castillos, y criaturas fantásticas que se esconden entre las rocas de las cuevas.

Si te decantas por la aventura y te atreves a hacer espeleobarranquismo, verás la otra cara de Valporquero: igual menos rica en detalle, pero, sin duda, más monumental y salvaje. Tendrás que rapelar cascadas de hasta 30 metros, superar sifones, atravesar algunos pasos interesantes. Pero también podrás relajarte en las playas subterráneas, vivir oscuridad y silencio total que solo se pueden experimentar en una cueva.
Nuestra experiencia de espeleobarranquismo en Valporquero: La cueva de Valporquero y Las mejores experiencias.
Datos prácticos para visitar la Cueva de Valporquero
Mejor época para visitar la cueva de Valporquero:
Primavera y otoño (época de lluvias o deshielo) para hacer la visita turística. Verano, para espeleobarranquismo. No se puede hacer esta última actividad si el nivel de agua es demasiado alto.
Prepárate para la visita turística:
Calzado cómodo e impermeable (suelo mojado e irregular). Ropa caliente (la temperatura dentro es constante, de 7ºC). Cuidado con las cámaras y móviles, al igual que con problemas respiratorios (la humedad es casi de 95%). No se puede comer ni beber dentro de la cueva, hazlo antes. Fotos sin flash.
#TipViajero: si encuentras un murciélago durmiendo, le puedes hacer foto, la luz no le molesta. Pero el ruido sí. Si lo espantas y se despierta, estará desorientado y en el intento de huir, se puede hacer daño.

Horario y precios de la visita turística:
Consulta la página web de la cueva de Valporquero.
Espeleobarranquismo:
Se puede entrar por libre si formas parte de la federación de espeleología y estás preparado. O también se puede hacer con un guía especializado. Una de las empresas que más tiempo lleva ofreciendo este tipo de experiencias en Valporquero es Guheko. Hay dos opciones: entrar por la entrada turística y realizar el recorrido llamado “Curso de aguas” o entrar por la Cima de las Perlas – un rapel de 60 m y un tubo vertical solo apto para personas no corpulentas.
La primera actividad es de unas 5 horas y 60€/persona todo incluido: entrada a la cueva, seguro, equipo, guías etc. La otra, la de las Perlas, te llevará prácticamente todo el día. Por la mañana te enseñarán técnicas necesarias para bajar un rapel tan alto utilizando una herramienta especial, el stop. Luego, una comida juntos. Y al final, el descenso y la travesía por los pasadizos de la cueva. Cuesta desde 90€/persona, si tienes suerte de pillar alguna oferta.


Cómo llegar:
Está a unos 50 kms de León en dirección Vegacervera. La carretera entre Vegacervera y Felmín atraviesa Hoces de Vegacervera por una estrecha carretera de curvas siguiendo el curso del río Torío. El último tramo es un vertiginoso zigzag que salva casi 400 m de desnivel antes de llegar a Valporquero de Torío donde está la cueva de Valporquero.
Servicios:
El último pueblo, Valporquero de Torío, se queda deshabitado en invierno. En Felmín y Vegacervera puedes encontrar alojamiento y restauración, al igual que otros servicios, todo el año.
Dónde comer en León y Vegacervera
León desde siempre se ha conocido como el destino donde se come bien. Así que, no es de sorprender que este año, 2018, se ha convertido en la capital gastronómica de España. En nuestro viaje de un fin de semana a León pudimos conocer dos tipos de restauraciones: de comida-fusión rica y de gastronomía tradicional.
Restaurante Real Colegiata de San Isidoro, León
Tanto la ubicación del restaurante – en la mismísima Real Colegiata de San Isidoro – como el sabor de los platos son inmejorables. Aún sigo teniendo el regustillo de la ensalada de arenque que fue una explosión de sabores. Y el solomillo envuelto en fina lámina de beackon horneado, con la patata más tierna y sabrosa, todo servido bajo una salsa de cabrales, quedará entre mis favoritos. Aunque no pude acabarlo – las raciones son abundantes – era muy difícil resistirse a relamer el plato.

Comer en Vegacervera
Las dos veces que comimos en Vegacervera – la primera, cuando hicimos espeleobarranquismo y la otra, la visita turística a Valporquero – comimos muy bien. Por eso, concluyo, que aquí siempre se come bien. Sin duda, el plato estrella es la cecina. Aquí, como en ningún otro lugar, saben cuidarla al mínimo detalle.

Meson La Cocinona, Vegacervera, donde comió Jesús Calleja
El día antes de adentrarnos en las entrañas de las cuevas de Valporquero dejamos nuestro campamento y nos fuimos a buscar dónde tomar unas cañas. Por casualidad acabamos en La Cocinona, fue un regalo del destino. Pedimos cañas y más cañas, conocimos al dueño que nos contaba cómo un día Jesús Calleja pasó por su establecimiento y quedó alucinando con la cecina que servían. Un minuto después ya nos estaba invitando a esta delicia para que nos lo comprobáramos por nosotros mismos. Cenamos con la cecina, no queríamos otra cosa después de probarla, con esto lo digo todo.
Restaurante de cocina montañesa Las Rocas, Vegacervera
Volvemos al tema de la cecina. Al igual que hace seis años, está riquísima tierna y sabrosa, y además, con una presentación espectacular. Nos la sirven con vinagreta y boletus. Los platos de cecina desaparecen enseguida.
Los demás platos – carne de cecina de chivo y bacalao al ajo annieno – tampoco se quedan mucho tiempo en la mesa. Judiones de la Bañeza creo, que fue una de las estrellas. Algunos, incluso yo, que no me hacen nada de gracia las legumbres, hasta repetimos. Y otros, han pedido tupper para llevar el sabor de la cocina montañesa al trabajo.
Sin duda, el favorito de la comida fue el postre: la tarta de queso. Nos enamoró a todos. Algunos expertos en tartas de queso incluso afirmaron que fue la mejor del mundo. Ahora te toca a ti confirmarlo o discutir.
