No sé vosotros pero nosotros llevamos unas semanas locas buscando sitios para comidas de Navidad para varios grupos/clubs a los que pertenecemos.
Requisitos del sitio:
1. Comida muy buena
2. Barato
Requisitos opcionales:
3. Con encanto
4. En un lugar especial
Lo creáis o no, pero hemos conseguido encontrar uno que cumpliera TODOS los requisitos!!!
El dueño del bar Porfirio se jubilo en 2018, el bar existe, pero la reseña no corresponde con el establecimiento actual.
El Porfirio, que está en la Avenida del Monasterio del Paular, 9 en Rascafría. No tiene página web, ni facebook ni cualquier otra red social, porque como dice el dueño: «Prefiero hablar con las personas reales, vivas y que me digan en mi cara que es lo que quieren comer«.
Pues, vamos a analizar el sitio punto por punto:
1. Comida muy buena, no BUENÍSIMA y ABUNDANTÍSIMA!!!
Fuimos 23 personas y pedimos: cocido montañés, 4 paellas y 2 chuletones. Cuando digo chuletones, es que me refiero a chuletones verdaderos de un tamaño increíble y encima con guarnición. con una paella se podrían llenar 3 personas tranquilamente y la cantidad de cocido era exagerado, pero muy exagerado!!!
Sobre lo rico que estaba todo, sólo os voy a dar un ejemplo: cuando ya comimos bastante y no teníamos hambre, y la camarera seguía llenando la mesa de platos, todos de nosotros, queríamos probarlo todo! El estómago ya entraba en pánico de tanta comida, pero todos los sentidos lo ignoraban y ordenaban a las manos llegar hasta el plato nuevo, pillarlo y echar un poco para por lo menos probarlo…
Fiesta para la nariz por los olores que desprendía la comida, fiesta para los ojos por ver tanta variedad y naturalidad de productos, fiesta para el paladar por degustar tanta riqueza a la vez…
El estómago fue el único que se quejaba de tanto trabajo y en un momento sí que ganó la lucha y me hizo parar de comer… Pero no fue su día… Justo en este instante trajeron el postre… Una tarta de queso y pastel de fruta… con un cafetito…
Y la pobre camarera preocupada: ¿Por qué no lo habéis comido todo? ¿No os ha gustado? Es que coméis muy poco…
Y nosotros con barrigas llenas que ni llegábamos a la mesa, sonriendo e intentando explicarle que no nos cabía más…
Lo más fuerte de todo es que los 16 de nosotros habíamos subido Peñalara (post sobre esta subida pendiente 🙂 por la mañana y bajamos muertos de hambre, a mi me sonaban las tripas y aún así no pudimos con toda la comida que nos sirvieron…
Un punto extra que no estaba previsto es que todo lo que no pudimos comer, lo podíamos llevar a casa en tuppers!!! Cuando terminamos de comer y todavía había platos preparados para nosotros pero sin poner en la mesa, la camarera nos ofreció tarteras de pollo asado para llevar el cocido a casa y si no te atrevías echar mucho, ella llenaba tu tupper, pero hasta arriba!!! Unos cuantos nos fuimos con la comida hecha para unos cuantos días 😉
2. Pedimos la cuenta…
… 11€ por persona… sin comentarios… Decidimos poner 12€ cada uno para propina.
Para los que no manejáis los precios de la zona, Valle de Lozoya, para comer un domingo los precios no bajan de 25€ por persona; si sois un grupo de 20 personas, en UN bar nos propusieron un menú justito a 20€/persona.
3. Su mayor encanto…
… es la gente que trabaja allí! A lo mejor cuando entras y ves que está lleno de los locales, te da un poco de cosa, te sientes de fuera etc., pero en cuanto empiezas a pedir y hablar con camareras, enseguida se te pasa. Y ya cuando sale el dueño/cocinero y comenta alguna tapa o contesta tus dudas, ya eres uno de la familia. Así conocimos este sitio hace unos años y sigue siendo igual.
4. Un lugar especial…
… es Rascafría, un pueblo con encanto, situado en el Valle de Lozoya, cerca (unos 20 min. en coche) de Navacerrada, Cotos, Peñalara y pueblos de la sierra de Madrid.
Resumiendo:
Es un bar – una recopilación de –ísimos! Comida riquísima, buenísima, abundantísima, baratísima. El personal majísimo. Al final de la comida demandamos la presencia del cocinero y le organizamos una ovación!!! Se puso tímido y se escondió en la cocina 😉
P.S.
Un día antes, investigando el valle en búsqueda de un sitio para la comida, pasamos por este bar también y cuando el dueño (=el cocinero:) supo que queríamos reservar nos enseño hasta la cocina y todas las cazuelas!!! Y tenéis nuestra palabra: la cocina es limpísima y ordenadísima (continuamos con los ísimos de este local:)