¿Qué es lo más típico de Marrakech? Así, a primera vista…
EL CAOS…
Luego te das cuenta de que cada coche sigue su trayectoria, cada moto está en su camino y los peatones saben a donde se dirigen, pero esto es luego… La primera impresión es un caos total!
Venimos de Madrid y deberíamos estar acostumbrados a ver cientos de coches juntos, gases nocivos, el cielo de un color indefinido y gente con prisas que van por todos lados. Venimos de Madrid y ya sabíamos que ir en bici por una ciudad grande es complicado. Venimos de Madrid… Pero esto es Marrakech! Al principio me picaba la garganta del humo que echaban miles de motos directamente en mi cara. Luego me dolían los ojos y me volví daltónica, ya que no veía el azul del cielo, sino que un gris pesado. ¿Y dicen que es una aventura ir en bici por Madrid? Pues aquí es misión imposible…
Pero poco a poco me voy acostumbrando – el ser humano es una criatura que se acostumbra a todo 😉 – saco mi cámara de fotos, respiro y empiezo a observar…
Estoy ante la Mezquita Kutubia de Marrakech…
Su alminar es el modelo de la Giralda de la mezquita de Sevilla y tiene 69m de alto, convirtiéndose así en el edificio más alto de Marrakech (incluso está prohibida la construcción de edificios que tengan más altura). La mezquita del s.XII está situada en la avenida de Mohammed V, a medio camino entre la Medina, parte vieja, y la parte nueva de la ciudad, Guéliz.
Los que no sean musulmanes tienen prohibida la entrada, lo que por una parte me parece una pena pero por otro lado, es una decisión que tenemos que respetar, ya que no todo el mundo debe estar al servicio del turista curioso. Dicen, que si eres un hombre y tienes verdadera interés en visitar la mezquita, lo podrías lograr haciéndote amigo de un marroquí que te lleve a la hora del rezo, pero no lo comprobamos, así que es una información por confirmar.
De la mezquita nos dirigimos al Palacio de la Bahía…
Introducción: es todo un reto encontrarse en Marrakech si no conoces la ciudad – como es nuestro caso, porque todos los que estuvimos ese día pateando sus calles la vimos por primer vez – y encima no tienes el plano – como también era nuestro caso, ya que no encontramos oficina turística ;(. Puedes tentar la suerte y preguntar la dirección a los locales, pero es como jugar a la lotería: te puede tocar uno que te indique la dirección correcta y puede tocarte otro que te mande a dar mil vueltas o a donde él necesita que vayas ;))) A nosotros nos tocaron los dos: uno que indicaba una dirección y otro que decía que el palacio estaba por otro lado, luego se nos acercaron tres niños haciendo publicidad al palacio y ofreciéndonos sus servicios de guía. Al final preguntamos la dirección a unos turistas con el plano 😉
El palacio de la Bahía de Marrakech está situado en el antiguo barrio judío. Es una construcción de 1880 que perteneció a Ba Ahmed y se considera uno de los palacios más impresionantes de la ciudad, con unos patios típicos árabes con vegetación abundante, sobre todo naranjos.
Dice la leyenda que fue construido para una de las cuatro mujeres de Ba Ahmed y allí vivía él, con sus mujeres y 24 concubinas, en más de 150 estancias distribuidas en la misma planta.
Un momento de lujo es cuando de repente te encuentras sola en una de sus salas o en algún patio, todos los turistas desaparecidos por sus estancias laberínticas y empieza a sonar el llamamiento al rezo… Este sonido puro y escalofriante que atraviesa el azul del cielo y penetra el alma…
Llamada a la oración, una de muchas que se pueden encontrar por YouTube.
P.s. *La entrada vale 10 dirhams (1€). Cierran a las 17:45h.
De allí a un paso está el Mercado de Especias...
Es un clásico para fotos típicas de Marrakech: cestas llenas de especies de diferentes colores, productos corporales para hammam, ingredientes naturales de belleza, a veces tan naturales que parecen una piedra, un trozo de tronco o un cuenco sin más… Pero empiezas a hablar con el chico que los vende, y de repente todo se llena de sentido y resulta ser utensilios reales para día a día de un marroquí…
Por si tenéis ganas locas de tomaros una cerveza, hay un sitio en Marrakech donde lo podéis hacer de día y a un precio accesible (2.50€), según nos explicó nuestro guía con 10 años de experiencia de expediciones a Marruecos. Y os presentamos este sitio: Gran Hotel Tazi. Tomamos una cerveza local, Flag Special; no está mal pero tampoco es algo del otro mundo… Es simplemente el hecho de tomar alcohol a las 15.00 en pleno Marrakech que resulta extraño, ya que en ningún bar/restaurante tendrán vino/cerveza para acompañar la comida, se lo prohíbe la religión (de actividades/sitios ilegales no hablo, supongo que allí sucede de todo;)).
Callejeando te puedes encontrar con muchas sorpresas… Nosotros no teníamos ni plano de la ciudad, ni previa información turística, ni encontramos ninguna oficina de visitantes, así que íbamos guiándonos por nuestra intuición y ojos…
… que nos llevaron directamente al Palacio de Familia Real, que claro está, tiene prohibida la entrada a cualquier persona. Pero policias resultaron ser muy majos: empezamos a charlar con ellos en francés preguntando por donde se va al mercado de especias, y acabamos pidiéndoles en español que nos dejaran entrar a cenar con la Familia Real; la respuesta fue: «Si fuerais de Barça, lo negociaríamos, pero como sois de Madrid, no hay nada más que hablar» Así de cachondos son:) muy majos, aburridos en sus puestos y siempre abiertos a conversaciones 😉
Callejeando llegamos a un parque… un CyberParque, mejor dicho, ya que había wifi gratis en todo el recinto, encima tenía muchos ordenadores que se podían utilizar. Una manera estupenda de invitar a la gente pasar un rato en parque, entre naturaleza y acompañados de gatos 😉
Y para triunfar, en el pasillo central encontramos un CyberSpace con ordenadores, sillas, Internet e impresora! Eso sí: la impresora no imprimía… intentamos arreglarla para hacer el check-in de Ryanair, pero no hubo manera 😉
A la hora de comer basta con meterte por las calles estrechas de Medina y dentro de nada encontraréis algún rincón a vuestro gusto; hay sitios de todo tipo: restaurantes, bares llenos de locales, puestos rápidos para turistas… nosotros este día elegimos un patio escondido en un callejón…
… y no nos equivocamos: la comida buenísima! Trato amable, como en la mayoría de los sitios y 20 dirhams que no nos devolvieron justificándolo como propina… bueno, una manera peculiar de quedarse con la vuelta y asegurarse la propina 😉
Salimos muy llenos y contentos, y nos dirigimos… sin rumbo… lo que me fascina en estas calles son… las puertas… las hay de todas formas, decoraciones, tamaños, materiales y siempre están muy elaboradas.
Las calles son una historia a parte, son imposibles de describir, ya que tienen de todo: un montón de puertas de negocios de todo tipo, hombres tomando té y observando la calle, mendigos, basura, ventanas de casas, ventanas sucias, en ruinas, ventanas nuevas, ventanas decoradas, tiendesitas del barrio, escavadas en las paredes… unas calles son más amables y otras hostiles, algunas rectas y otras son como carreteras de montaña: estrechas y con motos que van a toda velocidad… unas calles llenas de turistas y otras que pertenecen a los locales…
Por una de estas calles, no sé como, salimos a la Plaza de Jamaa el Fna,
que nos llevó al laberinto de Zoco/Suks… Es una LOCURA… Mientras sabes donde está la plaza/salida, vas bien y tranquilo, prestando atención a lo que venden, pero en un momento o en otro, nunca me daba cuenta, cuándo exactamente, nos perdíamos, siempre! Y es cuando me entraba un poco de pánico: no sé cómo, pero los vendedores siempre sabían que estábamos perdidos y nos ofrecían ayuda, nos intentaban llevar a sus puestos, nos enseñaban mal la dirección para que nos entretuviéramos en sus tiendas… y aparecían «guías» de no sé donde que nos llevaban a la plaza y se peleaban con otros «guías» que también nos querían llevar… incluso si dejabas de seguirles e intentabas ir por tu cuenta, te esperaban, te seguían… y al final pedían una «recompensa» por haberte traído a la plaza (¡Ojo! 2 dirhams no les vale, dicen que no es nada! pero tampoco pasa nada si no pagáis o pagáis poco, se ponen descontentos pero os dejan en paz dentro de un rato).
Cuidado con vuestra pertenencias: nos abrieron dos veces un bolsillo de la mochila, eso sí: no llevábamos nada, pero la intención ha sido muy clara, así que todo de valor en bolsillos interiores, dinero y pasaportes bien escondidos y máxima atención, sobre todo por la noche.
A parte de estos momentos un tanto desagradables, el Zoco tiene su encanto: variedad, colores y olores innumerables; un mogollón de gente y precios MUY distintos: puedes regatear en un sitio y bajar el precio de 80 DH a 50 DH, irte contento y encontrar lo mismo en otro puesto por 20 DH :))) Nunca se sabe, si no tienes experiencia y no sabes el coste real de productos; nosotros siempre salíamos con la sensación de que nos habían clavado 😉 Pero bueno: es la gracia del Zoco, que te permite utilizar todas tus habilidades para sacar el mejor precio. Si no os gusta regatear, mejor dirigirse a tiendas donde tienen el precio puesto en los productos.
Al pasar unas cuantas horitas vagando por el Zoco, nos dimos cuenta que está dividido en varios sectores y en cada uno vendían un tipo de producto: pieles, alfombras, metal, piedras etc.
Otra característica muy especial de este mercado es sus VENDEDORES, que hablan prácticamente todos los idiomas, saben cosas sueltas sobre cada país y pueden averiguar tu país de origen a la tercera como mucho. Bueno, nuestro caso ha sido un poco especial: íbamos vestidos de marcas españolas, en compañía de un español y dos portugueses y hablando un idioma de Europa del Este entre nosotros… se desconcentraban un poco, pero en un momento nos contestaban: «socialistas muy difícil negociar. dime tu precio final.»
Otras frases célebres que nos dirigían al escucharnos hablar en español:
España. Bancarrota
Más barato que en Mercadona
Más barato que Ryanair
Gringo
Toma viagra (y a un amigo nuestro incluso le dieron una raíz con efectos viagra de regalo con su compra :))
Salimos a la plaza de Jamaa el Fna cuando estaba atardeciendo…
Tuvimos una idea genial: subir a una terraza y tomarnos un té y contemplar el atardecer. Fue una decisión espontanea y acertada 🙂 Mirad las fotos…
No sabía como llamar el color que tiene Marrakech a estas horas, hasta que ayer cotilleando por los blogs de otros viajeros, encontré el nombre: es ocre. No es rojo, como se dice muchas veces, sino que es ocre, con tonalidades muy especiales a las últimas horas del día…
No sé como se crean estos colores, pero lo cierto es que los dos atardeceres que vimos en la plaza me tenían fascinada: la luz del sol que cae en rayos grandes y llenos de energía, aplasta a todos y todo que están en la plaza y en un momento los llena de una alegría y optimismo inexplicables… Da la sensación que por un momento todo se para y aparecen ganas locos de estar más cerca de esta luz… El momento de atardecer en la plaza Jamaa el Fna es una aparición un tanto contrastante: no te esperas experimentar la expresión tan poderosa y bella de fuerzas de Naturaleza en pleno caos de esta ciudad.
Bajamos de la terraza ya de noche… y nos dimos cuenta de que la plaza se haya cambiado por completo: donde habían puestos de venta, ahora estaban puestos para cenar…
…donde había encantadores de cobras, ahora estaban los sabios 😉 con sus concurso imposibles de ganar (cuando nos propuso participar, le contestamos que «It´s impossible«, se sonrió pero no insistió 😉 por algo será :))))
Y donde no había nada, ahora estaban dando una «performance» artistas locales y para los locales!!! Es lo que me gustó mucho: NO todo en esta gran ciudad en general y en esta plaza en particular está dirigido a los turistas!!! Hay muchas cosas que siguen siendo organizadas para los locales, manteniendo tradiciones milenarias y cuidando su público habitual.
Sin poder de resistir invitaciones insitstentes de camareros-comerciales, nos sentamos a cenar en una de las terrazas, una de los números 25 -27, por allí. Bien, pero nada extraordinario. Lo que más mola es la idea: sentarse a cenar donde 2 horas antes estaban los puestos que parecían inmovibles y que mañana volverán a estar allí otra vez :))) Otra cosa que hay que mencionar es la organización de este negocio: hay puestos que ofrecen cenas, pero sin postres ni servilletas… El porque es el siguiente: de vez en cuando pasa un carrito que vende … postres … y cada 5 minutos pasan corriendo los niños vendiendo… servilletas ;))) Todos ganan, todos contentos y cada uno se ocupa de lo suyo 😉
Después de cenar dimos otra vuelta por la plaza, nos despedimos de Marrakesh y nos dirigimos al hotel para coger el vuelo de mañana para Madrid 😉
Más entradas sobre Marruecos:
Diario de nuestro primer viaje con agencia (destino: Marruecos)
#Postamigo:
El zoco de Marrakech de Andurriante