Vendimiar en familia. Nuestras experiencias y sensaciones.

Si habías leído nuestro post Vendimiar. Nuestra experiencia y sensaciones , vendimiar en familia es mucho más de lo que te habíamos contado allí. Si tienes suerte de que una familia te invite a compartir la vendimia con ellos, no lo dudes. Te aseguramos de que vas a vivir una experiencia única.

En una vendimia familiar no hay horarios estrictos, no se prohíben móviles, puedes parar a charlar con tus compañeros de las labores el tiempo que quieras. No son tantas horas de trabajo. Y siempre hay alguien a tu lado que te sonríe.

Viñas altas. Galicia. Rias Baixas Albariño
Viñas altas.

Mi experiencia de vendimiar en familia

Decir la verdad, vendimié en familia sintiendo más responsabilidad que en la bodega. Aquí se hace mucho menos vino. Así que elegía la uva con mucho más cuidado para no estropear la cosecha – el trabajo de todo el año. Porque detrás de un par de semanas de septiembre – vendimia y la producción del vino – hay muchísimo esfuerzo durante el resto de los meses: poda, limpieza, sulfatado, y otros cuidados que consumen bastante tiempo y dinero.

Crónica de una vendimiadora eventual

La técnica que usaba para vendimiar en familia fue la misma que en la bodega, pero con más cariño: elegir bien la uva, cortar, depositarla en los capachos y sobre todo… ¡pasarlo bien! Y ¡anda que  no se pasa bien vendimiando en familia!

“¡Chicos, a almorzar! ¡La tortilla ya está!”

Esto sí que es vivir en harmonía con el mundo que te rodea: el campo, la gente, el trabajo y el descanso. Me di cuenta en este momento de que mi reconcilio con la vida rural ha sido pleno.

Vendimiar en familia es una experiencia muy enriquecedora. Galicia Rias Baixas
Vendimiar en familia es una experiencia muy enriquecedora.

¿Una paella gallega?

Terminamos de vendimiar antes de comer. Nos comimos una paella gallega estupendísima. Sí, como lees: una paella gallega, llena de marisco y con un poco de arroz al fondo. Y después, echamos la siesta, esperando a que el sol dejara de abrazar tanto. Dicen que no se puede empezar a prensar la uva cuando hace calor. Así que, con mucho gusto, nos tumbamos un rato, escuchando a las cicadas cantar en el monte.

Paella gallega.
Paella gallega.
Licores caseros. Galicia. Rias Baixas.
Licores caseros.

A más no poder con nuestras ganas

Estábamos muy ansiosos por ver todo el proceso de la producción del vino, pero hasta que el Padre de Familia no lo diga, no se empieza. Dábamos vueltas por la casa, intentando apresurar a la gente para que se iniciara todo cuanto antes, pero nada. Nos desesperamos. No nos quedaba otra que coger nuestra taza de café, sentarnos en la sombra y esperar. Y justo cuando aceptamos la realidad – que no sucederá nada antes del instante oportuno – lo escuchamos:

“¿Qué? ¿Vamos a prensar la uva?”

¡Por fin! Y empezó la magia. La magia que está detrás de cualquier copa de vino que te tomes, sea casero o industrial. El proceso es el mismo, lo único que varían son las herramientas y el trabajo manual o mecanizado. No te vamos a desvelar todos los secretos de la producción. Pero si tienes mucha curiosidad, vete a nuestras Insta Stories destacadas que se llaman #VendimiaJuntos y al final verás cómo se hace un buen vino en casa.

Emocionados, queríamos participar en todo el proceso, pero, al mismo tiempo, grabarlo todo. Así, mientras Denys trabajaba, yo empecé a sacar el móvil tímidamente hasta que me di cuenta de que a la gente le gustaba que les filmara; me pareció que hasta se sentían orgullosos de saciar nuestra curiosidad. Y es cuando me di una fiesta de fotos y vídeos hasta agotar la batería del móvil.

Pisando uva. Vendimiar por primera vez en Galicia. Sensaciones y nuestra experiencia. #VendimiaJuntos
Pisando uva.
¿Cómo se hace vino en casa? Nosotros ya lo sabemos. Vino casero blanco albariño. Galicia.
¿Cómo se hace vino en casa? Nosotros ya lo sabemos.
Haciendo vino casero en Galicia.
Haciendo vino casero en Galicia.

Vendimiar en familia también es estar juntos

Después de acabar con las tareas pendientes, llegó la tarde-noche, momento de cena, charlas e historias populares del pueblo. De una casa nos trasladamos a la otra. Las puertas sin cerrar. Las ventanas abiertas para absorber todo el frescor de la lluvia recién caída. Sin preocuparnos por nuestras pertenencias. Sin tener miedo de salir por la noche. Risas, cafés, buenas vibras.

Al día siguiente nos fuimos al pueblo cercano a devolver las bandejas de la paella que habíamos encargado para el día anterior y acabamos en un bar. Nos sentamos a tomar un café y acabamos pidiendo unos vermuts blancos muy ricos. Venimos a refugiarnos del calor unos cinco minutos y nos quedamos casi una hora. Vivir sin planes, dejarse llevar por lo que surja, confiar en los que están a tu lado y asumir que no decides nada – otra de las ventajas de vendimiar en familia. Sí, esta parte también se considera “vendimiar”.

Parillada internacional: española y ucraniana. Galicia
Parillada internacional: española y ucraniana.

Y cuando nos dimos cuenta de la hora, comprendimos que casi llegábamos tarde para comer. Y lo peor fue que nosotros ¡teníamos que hacer parte de la comida! El día anterior habíamos dejado la carne macerando en el frigorífico, para un churrasco ucraniano.

Cocinar, comer, recoger y despedirse. Una semana intensa, llena de aprendizajes y nuevas experiencias. Y también de comprobaciones y reafirmaciones. Sabíamos que los gallegos son muy majos. Y lo comprobamos una vez más. También reconfirmamos que aunque parezcan un poco distantes al principio, en realidad son un amor; un amor que les sobra por todos lados y el que derrochan sobre los que se cruzan en su camino. Pese a que un gallego aparente serio y duro, en realidad es muy cariñoso; lo que pasa es que le cuesta manifestar sus emociones. Pero mírale en los ojos y lo entenderás todo.

Eligiendo los mejores racimos para el vino blanco. Galicia. Vendimiar en familia.
Eligiendo los mejores racimos para el vino blanco.

Llegó el momento de despedirnos.

Llegó el momento de la despedida. Despedida de la vendimia y de la familia que nos acogió estos días. Me preguntaron:

“¿Y no te da pena irte? Es que yo siempre me siento triste cuando la vendimia se acaba y me tengo que marchar”.

En aquel momento contesté con toda mi bravata:

“No. Es que viajo tanto que si me diera pena despedirme de todos los lugares que visito, lloraría contantemente. Es que estoy acostumbrada a dejar los sitios y seguir…”

Unas dos horas después estábamos conduciendo por la calle principal de la aldea, pitando a modo de despedida y saludando a los vecinos que salían a la calle para decirnos adiós. En el maletero llevábamos vino blanco y vinagre caseros y unas ramas de hierba luisa para infusiones. Y en el corazón – muchísimos recuerdos cariñosos de una semana repleta de vivencias y reconciliaciones.

Apareció la aldea por última vez entre los árboles antes de salir a la carretera principal y me saltaron las lágrimas. A mí, que decía que nunca me pongo triste al dejar los lugares, porque como viajo tanto

¿Será porque esta vez no era un lugar del que me despedía, sino la gente y los sentimientos?

¡Qué buena compañía para vendimiar en Galicia o donde sea!
¡Qué buena compañía para vendimiar en Galicia o donde sea!

Pasamos por los viñedos donde trabajamos estos días – el paisaje que de simplemente “bonito” se ha convertido en “querido”. Conducíamos por estrechas carreteras que en cualquier otro lugar me preocuparían, pero aquí me hacían sentir tranquila, como en casa. No quería dejar la zona – elegimos la ruta 5 minutos más larga, 5 minutos más por la tierra donde se quedó un trocito de mi alma.


Una vez, muchas gracias a Maruxaina y Raúl (Maruxaina y Su Mochila) por invitarnos y acogernos en vuestra casa.


Si quieres saber más sobre la vendimia, lee nuestros posts Vendimiar por primera vez. Guía práctica.

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