Somos viajeros más bien acelerados e inquietos que SLOW: nos levantamos a las 07.00 en vacaciones, muy pocas veces tenemos tiempo para comer en un restaurante – siempre es una bocata; y nunca dormimos en el mismo lugar más de 2 noches seguidos… para aprovechar al máximo nuestros días de viaje y verlo todo… Nunca estamos quietos: si no hacemos kilómetros en un coche de alquiler, vamos corriendo al autobús, que se nos va porque acabamos de bajar del avión y no queremos esperar al siguiente transfer, para aprovechar al máximo nuestros días de viaje… Nuestro viaje es siempre itinerante, dedicando cada noche a planificar el día siguiente teniendo en cuenta lo que nos faltó por ver hoy e intentando meter más cosas del día siguiente para al final… aprovechar al máximo nuestros días de viaje...
Después de las vacaciones necesitamos otras vacaciones para descansar…
… pero nunca las cogemos, porque preferimos dedicar cada día libre a viajar y aprovecharlo al máximo… al límite…
Pero por una vez vamos a parar…
Después de 7 años casados y siempre con prisas – viajes, mudanzas, vida en otro país, estudios, viajes, trabajo, nuevos amigos, viajes – vamos a pasar nuestro aniversario de bodas en modo SLOW.
En julio nos vamos a la casa de Carmen, del siglo XVII, de lujo total, en el pueblo de Corcubión, en la Costa da Morta, Galicia. Vamos a desconectar y por fin disfrutar uno del otro sin tener que correr todos los días en búsqueda de rincones secretos, experiencias únicas o simplemente porque se nos va el ferry.
La Costa da Morta, el lugar más poético de Galicia; es aquí donde muere el sol todos los días para reencarnarse la mañana siguiente al otro lado de la Tierra. Aquí quiero que mueran nuestras prisas para reencarnarse, después de estas vacaciones, en viajes sin agobios.
En el fin del mundo, en el faro Finisterre, surgieron ritos y creencias ancestrales, llenos de misterio, llenos de fe, llenos de esperanza y promesas respaldadas por sacrificios… Y yo también prometo:
- prometo no perderme ni una puesta del sol mientras estamos aquí, en el fin del mundo, y siempre estar a tu lado…
- prometo escucharte y seguir tus pasos…
- prometo no escapar nunca estos días persiguiendo una gaviota o una senda que nos lleva lejos y nos mete prisas…
Prometo… y sacrifico la frase «hay que aprovechar al máximo los días del viaje y no perdernos nada» – estoy dispuesta a perder todas las «atracciones turísticas imprescindibles» y cambiarlos por nuestros momentos.
Vamos a sentarnos en el salón, al lado de la chimenea, con una copa de champan, y pasaremos un largo rato mirándonos a los ojos, como años atrás, cuando no teníamos nada de prisas.
Vamos a levantarnos tarde para disfrutar al máximos este dormitorio de lujo. Seguro que nos despertaremos con las primeras aves de la mañana, pero nos quedaremos en la cama escuchando su canto y tratando de entender el conjuro de «buenos días» en el idioma ¿pajareño? ¿aviense? De eso también hablaremos sin prisas: ¿cómo se llama el idioma de los pájaros? ¿Hay manera de entenderlo? ¿De hablarlo? ¿Se habla en el idioma de los pájaros o sólo se puede cantar? Hablaremos que todo menos de los planes para este día…
Vamos a darnos un baño en esta bañera tan especial, fijándose en el agua saliendo del grifo, recordando los molinos de agua del río Anllóns que vimos ayer, y… de repente vamos a tener una idea brillante, los dos a la vez, pero como siempre, dos ideas diferentes: El: ¡y si vamos a ver el dolmen de Dombate! Yo: ¡Y si visitamos el castro de Borneiro! Te encantaban los pueblos neurágicos de Sardeña, a ver si te gusta uno celta 🙂 En otro viaje ya nos pondríamos nerviosos, planificando y acortando el tiempo de visita para poder ver las dos cosas… pero no aquí, no ahora… tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros dos y no para prisas…
Como estamos 7 años casados, vamos a dedicarle un día de verano SLOW a cada año que estamos juntos. Y lo vamos a vivir SLOW, como si fuera un año de verdad. Y cada día lo dedicaremos a una sola cosa: una ruta, solo una ruta al día, aunque sea de 4 horitas, como la ascensión al Monte de O Pindo, y el resto de tiempo dedicado a nosotros… Solo un pueblo al día, aunque sea muy pequeño, como Corcubión, y el resto de tiempo lo pasaremos hablando con los abuelitos sentados en los porches de sus casas viendo pasar el tiempo… Solo un dolmen al día, solo un castro, solo un castillo, y el tiempo que nos sobre lo dedicaremos a simplemente ESTAR allí, imaginándose la vida de los que construyeron lo que estamos viendo ahora…
En fin, vamos a celebrar nuestro aniversario de bodas SLOW, sintiendo en cada momento lo que estamos viviendo, aquí mismo y en este preciso momento…
Entrada elaborada para el concurso de HomeAway y #TBMGijón. Fotos propiedad de la web de HomeAway y Casa de Carmen.