La Ruta Encantada… Muy chula y recomendable para hacer con niños o para enamorados que se encuentran en la fase de flores, chocolatines y peluches 😉 Por el camino vais a encontrar personajes de la mitología asturiana, igual de rara que las demás mitologías, pero al mismo tiempo igual de intuitiva, incomprensible y ancestral.

Curioso: No lo vais a creer pero un amigo que iba con nosotros, se burló de El Sumiciu, el espíritu responsable de las cosas desaparecidas… y dentro de 10 min. ¡casi pierde su cámara! Se cayó por un barranco y el amigo tuvo que meterse por una pendiente tremenda para poder recuperarla… ¿No se burló de él El Sumiciu, como venganza?

Es una ruta circular de unos 13km que hicimos un sábado por la mañana en 4hs. Si no paráis para comer, descansar, charlar con el dueño del bar y hacer varias tomas de la misma foto, se puede hacer tranquilamente en 2,5-3hs. Dificultad baja-media; el único tramo más o menos complicado es el inicio, pero si se va en buena compañía, se toma con calma, sin agobios, parando para leer carteles informativos, se hace sin problemas.

Lo que más nos gustó de esta ruta es que es muy variada y el paisaje cambia constantemente: vas por un bosque, de repente sales a una carretera, pasas por un pueblo, donde los habitantes ya no te prestan ni la mínima atención, y paras delante de un cruce sin saber por dónde continuar… Al final sigues las huellas, escuchas voces remotas de los senderistas que salieron antes… y te decides por uno de los caminitos.



Llevad agua y comida, si no os veis capaces sobrevivir recolectando comida por el camino (higos, moras, avellanas, nueces, manzanas, etc..) o vais en temporada de invierno.


Si os metéis en la boca todo lo que encontráis de comestible, no pasaréis hambre: al final de la primera subida hay una higera, un poquito más adelante, unos manzanos, con manzanas un poco ácidas, pero que te calman la sed. En el bosque encontraréis castañas que se pueden hacer a la barbacoa 😉 y maíz, que no merece la pena llevar porque pesa mucho (lo sé por mi propia experiencia) y no está nada rico (también por propia experiencia). Y para postre encontraréis avellanas, nueces y moras.

Las señales que indican la dirección son bastante peculiares, así que prestad mucha atención a cualquier punto más raro y llevad un plano.
Nuestros amigos casi se perdieron dos veces, los conseguimos encontrar, pero a la tercera se desviaron muy rápidamente y acabamos la ruta cada uno por su cuenta: ellos se fueron directamente para el inicio y nosotros visitamos dos puntos más; uno de ellos, justo al lado de la Castañera, es el bar Mundo de la cerveza.
La verdad es que no te esperas encontrar en medio de la nada, en un pueblo perdido, un bar con tanta variedad de cerveza y presentaciones de ellas tan chulas. Preguntamos al camarero cómo surgió la idea y si el propietario es un aficionado a la cerveza… y la respuesta fue igual de sorprendente que encontrar este bar aquí: «no es un aficionado, ni siquiera le gusta la cerveza… no sé cómo surgió la idea… aparecieron unas cervezas, luego otras y más tarde empezamos a recopilarlas, no es una colección…»

Sea cual sea la estrategia de marketing de este bar, merece la pena comprar una cervecita asturiana (eso os digo yo, que no me gusta cerveza cualquiera) y continuar vuestro camino con esta fresca bebida de los dioses; además, ya no os queda nada para acabar la ruta… un momento de relax…

Volvemos al parking, cogemos el coche y nos vamos a por la ¡sorpresa! ¿Cuál? Vamos a visitar el pueblo de Cueva, o Cuevona, que describimos en el post: Pueblos con Encanto de Asturias.
#TipViajero: No aparquéis en frente del bar/supermercado que veréis al entrar al pueblo, es sólo para clientes y la dueña se enfada mucho 😉 Para los que hacen la ruta, hay un parking girando a la derecha pasado el bar (a la izquierda antes de pasar el bar; no hay más carreteras y no hay pérdida;)).

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