Dejamos atrás las reservas naturales de Ontika y Oru y cogimos la carretera E20 en dirección Narva, la ciudad más al este de Estonia, en la frontera con Rusia. De repente me di cuenta de que podía entender de lo que hablaba la gente alrededor mío. Intercambiaban frases en tonos altos, sin pretender disimular, porque para ellos solo éramos unos turistas perdidos hablando español entre nosotros. No sabían que entendíamos ruso. Se escuchaban quejas, enfados, palabrotas. Me miraban los ojos de mujeres cansadas y de hombres borrachos. Nos rodeaban cajas cuadradas de bloques de pisos grises. Estábamos en las tierras que se quedaron entre el pasado y el presente, entre la antigua Unión Soviética y la Estonia moderna. Aquí es donde vive la gran parte de la población rusa en Estonia.
La realidad de la población rusa en Estonia
Hoy en día hay muchas discusiones acerca de qué se debería hacer para ayudarle a esta población a vivir mejor. Incluso existe presión por parte de diferentes organizaciones sobre el gobierno estonio exigiendo destinar más fondos y esfuerzos para combatir la pobreza de esta zona. Pero, en primer lugar, ¿cómo acabó siendo esta parte de Estonia ruso-parlante?
¿Cómo sucedió? ¿Por qué hay tantos rusos viviendo en Estonia
En la URSS existía una técnica muy efectiva para disminuir – si no erradicar – el sentimiento patriótico en un país y hacerse con los aliados en los territorios anexados al imperio. Movían a las personas. En el mejor de los casos a los voluntarios les ofrecían casa y trabajo en una zona de Rusia y a los rusos, lo mismo en el nuevo país-miembro de la URSS . En el peor de los casos, los movían a fuerza. De esta manera las minorías étnicas que se mudaban a Rusia no tenían ningún arraigo con la nueva patria ni tampoco se sentían patriotas de su país de origen pasado un tiempo. A cambio, el imperio tenía a sus ciudadanos en otros países.
Hay que añadir que en los tiempos de la Unión Soviética el idioma oficial, común para todos los estados-miembros de la URSS, era el ruso. Las fiestas más importantes, que reunían millones de personas, eran fiestas soviéticas. La patria era la gran Unión Soviética y no el país en el que naciste. Por eso los que venían a vivir a los nuevos países-miembros de la URSS no tenían la necesidad de integrarse, ni siquiera de aprender el idioma local.
Después de la caída de la URSS, ¿qué pasó con los ciudadanos rusos en otros países?
En la mayoría de los nuevos estados independientes, como, por ejemplo, en Ucrania, se les dio a los ciudadanos de origen ruso que vivían en los territorios de los países ex-miembros de la URSS la opción de elegir el pasaporte. Los que quisieron tener la nacionalidad ucraniana, se la otorgaron sin ninguna condición.
¿Cómo fue el trato de la población rusa en Estonia?
Diferente. Para obtener el pasaporte estonio había que aprobar el examen oficial del idioma. Los que no querían someterse a esta prueba, recibían residencia estonia que les permitía vivir y trabajar legalmente en el país, pero no les daba derecho a votar, por ejemplo.
De la noche a la mañana los “ciudadanos de primera”, los “hermanos mayores” (El Hermano Mayor es como se llamaba a Rusia en los tiempos de la URSS) se convirtieron en los “ciudadanos de segunda” (es lo que dicen ellos mismos quejándose hoy en día de la situación).
Tenía que ser muy duro tener que adaptarse a la nueva situación. Al perder al “Hermano Mayor” que velaba por su comodidad, tocaba sobrevivir por sus propios medios. Es comprensible que necesitaban tiempo para asimilarlo.
25 años después de la caída de la URRS…
Han pasado más de 25 años desde la caída de la URSS. Fueron 25 años que Estonia aprovechó como ningún otro estado ex-soviético. Se ha convertido en el primer país post-soviético que formó parte de la Unión Europea. Hoy en día está entre los países europeos con el mayor índice de crecimiento. Ha parado de subir el número de emigrantes. Ha crecido el número de puestos de trabajo. Estonia es uno de los líderes europeos en las tecnologías informáticas.
25 años desde la caída de la URSS el problema de la población ruso-parlante perdura, ya que la gran mayoría sigue sin tener la nacionalidad estonia. Además, dicen, que al no saber el idioma local no pueden acceder a mejores trabajos y, como consecuencia, tienen un nivel de vida más bajo. Al mismo tiempo se sienten ofendidos y enfadados porque les exigen hacer un examen para obtener la nacionalidad.
Pero lo más grave es que muchos de los pueblos en el noreste de Estonia siguen viviendo entre épocas. Hasta parece que echan de menos los tiempos de la URRS, cuando el estado soviético satisfacía sus necesidades básicas (casa, comida, trabajo) pero, no esperaba que aspiraran a crecer personalmente. Por aquel entonces el estado tenía plan para cada etapa de su vida: estudiar, casarse, tener niños, trabajar. Cualquiera variación se consideraba ofensa a la sociedad y se perseguía públicamente. Era la época en la que no tenían que esforzarse para formar su propia opinión. Les daban todas las ideas a través de los medios de comunicación: qué países eran amigos, cuáles no, a quién había que odiar y a quién amar, quién tenía la razón y quién necesitaba aprender a ver el mundo de otra manera, de la manera que el Hermano Mayor decía que era la correcta.
Aunque hayan pasado ya casi 3 décadas desde la caída de la URRS, a mucha población rusa en Estonia les resulta difícil “sobrevivir” por sus propios medios: tomar decisiones, luchar, aprender, avanzar, entender que ahora ellos mismos están a cargo de sus decisiones. Parece que son necesarios más años para transformar estos pueblos congelados en el tiempo. Están en ello. Aunque el proceso es lento y doloroso.
¿Crees que el estado debería hacer algo para facilitar la integración de la población rusa en Estonia? ¿O ellos deberían de hacer un paso hacía la integración? ¿O mejor dejarle al tiempo resolver esta situación? ¿Conoces ejemplos similares en otros países? ¿Cómo se trataron? Comparte tus pensamientos en los comentarios.