¿Qué os han parecido los dos primeros días en París, una ciudad que es capaz de enamorar a cualquiera. Seguid leyendo, que seguro que estos días también os van a inspirar…
Día 3
Hoy dedicamos todo el día a un único barrio, el barrio Latino. ¿Por qué? Simplemente porque tiene un sinfín de atracciones.
Barrio Latino
¿Qué os inspira el nombre: «Barrio Latino«?… no, no se llama así porque viven inmigrantes de la América Latina… sino porque el idioma que se hablaba aquí hace un par de siglos era el latín. Sorbone, una de las universidades más antiguas del mundo, fue fundada en este barrio en el s. XIII, y fue la sede de la Facultad de Teología, lo que explica el porque la lengua latina era obligatoria. Además, una gran cantidad de iglesias por la zona, también contribuían a la popularidad del latín.
Hoy en día no está tan ligado ni a ciencia ni a la religión; la mayor parte de la universidad se trasladó a la periferia, las hamburguesas y restaurante orientales se apoderaron de las calles empedradas con fe y conocimiento, el idioma común de los jóvenes de todo el mundo que quedan en la fuente de la place Saint-Michel no es el latín… pero merece la pena pasear por sus callejuelas e intentar encontrar alguna huella perdida de lo que era el barrio.
Empezamos el día visitando las estaciones de trenes de París: Gare de Lyon y Gare d’Austerlitz, podéis leer nuestras impresiones sobre ello en la entrada: Que ver en París, más allá de los clásicos.
Tiempo estimado de visita: de paso o una hora (entre las dos estaciones) si queréis observar los movimientos constantes de los pasajeros, taxistas, trenes, mendigos etc…
Seguimos el mapa y llegamos al Jardín des Plants, donde pasaría todo el día si tuviera más tiempo en París o estuviera cansada mentalmente: en los parques de París es como si estuvieras solo pero entre la gente. Nadie te molesta, pero al mismo tiempo ves que todo el mundo está con sus quehaceres; estás a tu bola, pero puedes ver «las bolas» 😉 de todos los demás – una sensación de la que disfruto infinitamente y que es un poco complicada de explicar.
Tiempo estimado de visita: Sin entrar a los museos, una horita. Si queréis ver todo en detalle, un día entero. Qué ver y hacer en el Jardín du Plantes.
Nos dirigimos a la Mezquita de París, construida y decorada en colaboración con los artesanos locales (en su mayoría, marroquíes). Tal y como sucede en la mayoría de las mezquitas, sólo se puede acceder al patio (previo pago de la entrada).
Tiempo estimado de visita: media horita.
Callejeando llegamos a la Iglesia de San Medardo, del s. XV, al final, o al comienzo, según se mire, de la Calle Mouffetard: una preciosidad de edificios peculiares, puestos de todo tipo, ambiente único y… las mejores crêpes de toda París.
Tiempo estimado de visita: entre 30 minutos y todo el tiempo que queráis por si os apetece sentarse en algún bar y observar pasar el tiempo.
Atravesamos la calle Mouffetard y salimos a la rue Monge, para visitar el Anfiteatro de Lutecia, otra de las visitas interesantes, aunque no muy populares, en París.
Tiempo estimado de visita: 30 minutos.
La primera vez que vimos Panteón fue de noche, y con sus luces encendidas parecía una nave espacial que levitaba entre el cielo y la tierra. Añadidos los árboles de Navidad, con la decoración un tanto extraña, la imagen que tenemos de este monumento es absolutamente irreal, perdido entre la realidad y el cuento… Si lo queréis visitar, aquí tenéis los horarios y precios.
Tiempo estimado de visita: 1 hora
Al lado se encuentra la Église St-Étienne du Mond (San Esteban del Monte). Tal y como nos pasó muchas veces en París, entramos durante la misa y esperamos a que se acabara para dar una vuelta por la iglesia; si, merece la pena sacrificar vuestro tiempo y presenciar la misa.
Tiempo estimado de visita: 30 minutos, con misa, más (suele durar una hora, así que según el momento que entréis).
Para acabar el día, pasamos por Sorbona, la universidad-leyenda que también se pueden visitar .
Tiempo estimado de visita: 1 hora.
Comer, comer, comer
Este barrio tiene varios sitios chulos para comer: la crepería en la calle Mouffetard, Le Ptit Grec, donde sirven los mejores crepes de París, sobre todo, los salados! Otro sitio está cerca del Panteón, Les Rois De La Frite, de patatas fritas: muy buena relación calidad-precio, rápido, céntrico, rico.
Ruta
En total recorrimos recorrimos 4,6 kms, más callejeando y entrando en lugares de interés.
Día 4
Ya llevamos en París 3 días y parece que aún nos tiene muchas sorpresas preparadas: no se le acaban los monumentos ni atractivos turísticos, ni rincones por descubrir. Así que seguimos sus calles y barrios con mucho encanto.
Barrio Saint-Germain
Este mítico barrio es el escenario de una actividad incesable: un sin fin de turistas buscando los recuerdos de la gloria pasada. En la década de los 1920 Saint-Germain des Prés atraía a las «gentes de las artes y las letras de la orilla izquierda«. La guerra frenó un poco este movimiento, pero nada más terminarse, se produjo una auténtica explosión del espíritu existencialista. Sartre y Camus pasan innumerables horas en las bodegas de Le Tabou y Le Lorientais al ritmo de jazz, y la juventud se vuelve loca al descubrir su propia libertad…
Hay quien dice que el barrio ha cambiado mucho desde entonces y ya no es lo que era, pero seguro que si ponéis algún hit de Sidney Bechet o Claude Luter en los auriculares y cogéis el rumbo «sin rumbo» por sus callejuelas, descubriréis lo que hace este barrio tan especial…
Paseamos por los muelles del Sena y las calles del barrio Saint-Germain, hasta llegar a la iglesia de St-Germain des Prés, la más antigua de París que aún está en pie. Otra iglesia que merece una visita es la de St-Sulpice, donde aún hay coro alto, un elemento arquitectónico que fue considerado innecesario, ya que evitaba que los fieles vieran al sacerdote celebrar la misa, y fue derribado en los demás templos.
Callejear, disfrutar del ambiente único de este barrio y que no se os olvide entrar al Jardín du Luxembourg: paz, tranquilidad, cafetería y un mini-Luna park para los más pequeños 😉
Barrio Montparnasse
Este monte – de sedimentos que se arrasó para construir el boulevard du Montparnasse – fue encerrado por Enrique II (s.XVI) en sus fortificaciones. Fue un lugar solitario, pero en el s.XIX algunos cocineros audaces tuvieron la idea de abrir aquí bailes campestres y merenderos. Poco a poco se llenaba de vida y empezaron a llegar y asentarse primeras celebridades de la época: Victor Hugo, la princesa Belgiojoso, Sainte-Beuve.
Se construyen nuevos palacetes, iglesias, estaciones de trenes… y a comienzos del s.XX Montparnasse se convierte en el centro artístico, sofisticado, original y multinacional. Era un barrio conocido por su extravaganza y fiestas. El 14 de julio de 1914 se organizó un gran baile al que acudió la flor y nata de Montparnasse… fue último reflejo de una época que terminaría quince días más tarde, con la declaración de la guerra el 2 de agosto…
Después de la guerra Montparnasse volvió a convertirse en la meca de los jóvenes artistas y todos aquellos que querían demostrar algo al mundo. Sin embargo, con el comienzo de la segunda guerra mundial, se dieron por terminados los intentos de revivir el gran lujo de Montparnasse.
En actualidad Montparnasse ya no es el mismo: los lugares míticos bohemios desaparecieron para siempre, arrasados por las transformaciones del paisaje urbano. Pero como dicen «El que busca, siempre encuentra«: paseando por las calles de Montparnasse, intentad descubrir los rincones con encanto.
Nosotros pasamos por este barrio para visitar el Cementerio y la estación de trenes… no llegamos ni a uno ni al otro… pero acabamos en… las Catacumbas, y no nos arrepentimos; una visita muy recomendable, donde aprenderéis tanto de la historia de las Catacumbas, antiguas canteras, como de la de París de hace 45.000 años.
Barrio Belleville
Dos orígenes de esta aldea medieval que surgió entre los viñedos, son el rural y el obrero. En el s. XVIII fue el reino de las guinguettes, los merenderos donde los parisinos pasaban los domingos bebiendo un vinillo ácido llamado guinguet.
En 1840 empezó la urbanización de la villa; y en 1860 se integró en la ciudad de París. En el s. XX llegaron las comunidades de inmigrantes, por lo que la población actual es muy ecléctica y cosmopolita.
Fue el último barrio que descubrimos en nuestro primer viaje a París, y teníamos dos razones claras para llegar hasta aquí: ver la panorámica de París desde el Parque de Belleville y pasear por el Cementerio de Pére – Lachaise, según muchos, el cementerio más bonito y emocionante de París.
Ruta:
Resumen
Resumiendo, ¿cuatro días en París son suficientes o no? La respuesta es: «Depende» de si vais a entrar en los museos o no, si estáis dispuestos a hacer colas interminables para entrar en los sitios más emblemáticos, si queréis caminar toda la ciudad y si vais a pasar mucho tiempo en las cafeterías, a la manera más pura parisina.
Yo diría que París es una de las pocas ciudades que merece todo el tiempo del mundo que tengáis para ofrecerle…