El Cabo de Gata es un destino principalmente de playa: arenas blancas, playas amplias, aguas cristalinas y bastante refrescantes. Sin embargo, cuando estuvimos, a finales de abril, soplaba bastante viento y hacían temperaturas perfectas para disfrutar de rutas de senderismo. Hicimos 4 de muchas que propone este paraje natural; cada una trascurriendo por un paisajes único: playas de formaciones curiosas, calas en medio del «desierto», una caldera volcánica y salinas. Se pueden hacer andando o parcialmente en coche; y todas las podéis acabar relajándose en la playa.

Ruta 1. Los Órganos y las Norias. Playas de fantasía.
Distancia: 9 km Duración: aprox. 3hrs Desnivel: 93m Dificultad: baja Tipo de camino: senda y pista Cuando: invierno y primavera. Verano muy temprano. Tipo: lineal. Punto de inicio: Agua Amarga, la playa.
Podemos dejar el coche en el parking de la playa (en abril no tuvimos problema para aparcar ni se pagaba) y empezamos a andar por la playa en dirección opuesta al pueblo, hacia las rocas. En estas rocas claras encontraremos oquedades, o en otras palabras: viviendas trogloditas. Las casas están distribuidas en varias habitaciones, conectadas entres si, e incluso disponen de muebles ;).

Si miramos sus paredes desde el punto de vista arqueológico, veremos muchas conchas incrustadas, lo que significa que antaño este territorio estaba cubierto de aguas marinas. En este momento deja fluir tu imaginación….
Una idea genial: Las habitaciones están en relativamente buenas condiciones. Y si las arreglamos un poco, decoramos con alguna cosita y ¿las alquilamos por noche o de día, para dormir la siesta, por ejemplo? ¿U organizamos zona de picnic con sombra? ¿Cómo lo veis: viable? 😉
Después de disfrutar de las cuevas-casas, nos dirigimos al interior y vemos una senda que sube, marcada con hitos. Mientras subimos, nos vamos acercando al mar, hasta llegar a un búnker de hormigón. Le dejé un tiempo a Denys para que hiciera las tonterías típicas de chicos – apuntar al mar como si tuviera un GUN, observar el horizonte en búsqueda de buques enemigos etc. – y seguimos.


Desde el techo del búnker seguimos subiendo contemplando paisajes a 360º. Llegamos a una bifurcación; giramos a la izquierda para bajar a la cala de Enmedio. El paisaje de la cala se asemeja a un impresionante entorno gótico. Los grandes acantilados están formados por blancas areniscas procedentes de fondos marinos (rocas sedimentarias calizas) y esculpidos por el mar y el viento. Si vais sin prisas, sería un placer pasar aquí un rato, descansando en la playa, dando paseos por los acantilados y bañándose en las aguas azules.


De aquí volvemos al cartel que había al entrar en la playa, y tomamos la senda a la izquierda, en la dirección contraria de donde hemos venido. Por el camino vemos cortijos abandonados y una multitud de caminos que recorrer este vasto territorio con pocas curvas: un paisaje un poco árido y hostil…


El punto final de la ruta es la Punta del Plomo, antes, el escondite de los piratas, hoy en día, el sitio favorito de los viajeros en furgos. Por lo visto, se puede pernoctar en el parking de esta playa, con vistas inmejorables (información de abril, comprobar la situación en temporada alta).


La ruta de vuelta trascurre por el mismo camino. Si llegáis a tiempo, creo que la puesta del sol en la Cala de Enmedio, sería un espectáculo.
Ruta 2. La Caldera Volcánica de Majada Redonda. Siguiendo el río seco.
Distancia: 6 km Duración: aprox. 2hrs Desnivel: 100m Dificultad: baja Tipo de camino: senda y pista Cuando: invierno y primavera. Verano muy temprano. Tipo: lineal. Punto de inicio: Presillas Bajas (entre Los Escudos y La Boca de los Frailes).
Dejamos el coche en una zona de «parking» del pueblo y seguimos las señales «La Caldera Volcánica. Inicio de la ruta«. Empezamos por la senda de arena, lo que hace un poco difícil caminar, pero no excesivamente. En comparación con la ruta por las dunas de Doñana, no es nada 🙂 A unos pocos metros de iniciar la ruta, encontramos un pozo cubierto con bóveda circular y abrevadero; unos recuerdos bereber en el paisaje.

Seguimos la senda y/o los carteles; no hay pérdida. La única diferencia es que la «senda» es la vía del río y lleva más arena y las señales suben y bajan constantemente siguiendo el curso del río, pero no llevan tanta arena. Para mi gusto es más cómodo seguir las señales. Sin embargo, Denys prefiere luchar contra la arena; todo por no hacer un mínimo desnivel ;)))
Por el camino tenemos que estar atentos, ya que en todos los rincones hay algún secreto guardado: colores inesperados, plantas raras, una choza, un coche…
El camino acaba en un cartel informativo y unos metros más adelante, salimos en un punto del cráter: de forma redonda casi perfecta, con un montículo en el centro. Pero ¿como pueden crearse formas tan perfectas por una explosión y el caos que provoca? Las sucesivas erupciones abrieron una brecha en el círculo perfecto del cráter, en la pared oeste, por donde escapaban las lavas… y por donde hemos entrado nosotros.



Volvemos por el mismo camino.
En la Parte II de Pateando el Cabo de Gato vamos a hacer una ruta por las calas y sus playas y conoceremos las salinas del Cabo de Gata. Además, os contaremos donde dormimos y cenamos.
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