Con mucho cariño y amor comparto con vosotros algunas de las leyendas con las que crecí y en las que creía profundamente cuando era niña, las leyendas de mi ciudad natal – Ostroh, una de las más antiguas de Ucrania que en el s. XVI llegó a ser la quinta más importante y más grande del país, después de Kyiv, Lviv, Lutsk y Kamianets.
Debo decir que tal era mi convencimiento que las leyendas eran historias reales que salía por las noches a buscar el fantasma de Galshka – la princesa más guapa e infeliz de todos los tiempos – para hacerle algunas preguntas. Me metía en los sótanos abandonados cerca del castillo buscando tesoros. Y también exploraba las criptas del monasterio de los capuchinos. No recuerdo qué quería encontrar allí…
Además de contaros lo que se dice en voz baja en Ostroh – tesoros, pasillos secretos, enamorados separados, etc. – también os daré sugerencias de qué se puede ver en esta antigua ciudad… pero en un post diferente: Qué ver en Ostroh. Y si necesitáis consejos prácticos para Viajar a Ostroh, consultad este otro post.
Ostroh secreto
Para los habitantes de los pueblos en los alrededores, Ostroh es el centro administrativo y de abastecimiento. Para los jóvenes que vienen a estudiar en la Universidad de Ostroh es una ciudad de esperanzas y oportunidades: su primer trabajo, su primer voluntariado en el extranjero, sus éxitos. Y para los que nacimos aquí, Ostroh es nuestra alma, creada con los recuerdos de las generaciones pasadas, mezclados con sentimientos, sueños y fantasías.
¿Qué hay debajo de la ciudad de Ostroh?
Esa misma pregunta se hacían los monjes jesuitas en el s. XVIII. Creían que debajo había una ciudad igual o incluso más grande, con calles, escondites y, como no, tesoros. En Ostroh había (y todavía hay) «agujeros» que llevan a cavernas y túneles medio-derrumbados. Los monjes querían explorarlos, pero ¡era imposible encontrar a alguien que les guiara! ¡Ningún local se ofrecía! Decían que los que bajaban a los subterráneos de Ostroh nunca volvían a ver la luz del sol…
Por fin los jesuitas hicieron un trato con un joven criminal sentenciado a pena de muerte: si se prestaba, quedaría libre. Lo ataron con una cuerda larga y acordaron un sistema de comunicación: si él tiraba de la cuerda una vez, significaba «todo bien», 2 veces – que bajaba un nivel más, 3 veces – ¡sacadme!
Todo iba bien: entre 1 y 2 tirones pasaron horas. Los monjes contaron más de 6 niveles subterráneos y muchos kilómetros de pasillos. Pero de repente la cuerda se volvió loca; el chico joven no paraba de tirar de ella.
Cuando consiguieron sacarlo, los monjes no podían creer lo que veían: un señor muy mayor con cabello gris y una mirada de sufrimiento estaba al final de la cuerda. Nunca dijo qué vio allí abajo. Y nunca más nadie volvió a bajar tan profundamente a las catacumbas de Ostroh.
Llantos desde el pozo del castillo
Dicen que si te acercas al pozo en el castillo de los Ostrozky por la noche, escucharás llantos, maldiciones y como si alguien estuviera escavando. Según la leyenda, son los saqueadores que intentaron rescatar las 13 carretas de oro que habían escondido los judíos huyendo de Ostroh.
Los ladrones tardaron casi toda la noche en llegar hasta el oro y cuando casi lo alcanzaban, amaneció y la tierra se derrumbó. Desde entonces están condenados a volver a intentarlo cada noche, pero con los primeros rayos del sol se derrumba todo y tienen que empezar de nuevo.
No he comprobado si es verdad. Visité el castillo muchas veces, incluso participé en conciertos allí, recorrí algunos rincones secretos, pero nunca tuve la oportunidad de quedarme dentro por la noche. Si lo consigues, baja al pozo para corroborarlo. Pero cuidado, dicen que el fantasma de Galshka – la princesa negra, porque siempre va de luto – a veces deambula por sus antiguas dependencias. Un arqueólogo que se quedó trabajando hasta tarde, la vio… o eso afirma.
#Curiosidad: por cierto, parece que en este mismo pozo comienza el túnel secreto que conecta(ba) el castillo con la Abadía de la Trinidad a 5 kms.
El fantasma de Galshka
Galshka Elzhbeta Ostrozka era la hija única de un noble poderoso ucraniano – príncipe Illia Ostrozky – y una noble polaca, Beata Kosteletska. Había rumores que Beata podría haber sido la hija ilegítima, pero querida, del mismísimo rey de Polonia – Sygismundo II. Misteriosamente un año después de la boda Illia murió y nació Galshka, según los contemporáneos, la joven más guapa del siglo XVI. Sin embargo, no podemos disfrutar de su belleza, ya que no ha sobrevivido ni un solo retrato suyo…
Resumamos la situación de Elzhbeta Ostrozka después de la muerte de su padre – tenía tres tutores muy poderosos: la madre, de una familia polaca rica e influyente; el mismo rey Sygismundo y el tío, el pudiente príncipe de Ucrania, Kostiantyn Ostrozky. Todos quieren sacarle provecho a la belleza de la joven y casarla con el partido más beneficioso… según los intereses de cada uno.
Con 14 años Galshka tenía 5 pretendientes oficiales, aprobados por uno de sus tutores, más algún noble que iba por libre, a la aventura.
Mientras el rey de Polonia y la madre negociaban la mejor opción, el príncipe Kostiantyn con su candidato tomaron por fuerza el castillo y secuestraron a Galshka.
La joven estaba pálida, asustada, temblando… Cuando llegó el momento de «Sí, quiero», antes de que los novios pudieran pronunciarse, la puerta de la iglesia se abrió de par en par y una racha estremecedora de viento gélido apagó todas las velas y se llevó las flores de la novia…
– Kostiantyn, la naturaleza está en contra de este matrimonio. ¡Parémosolo! – dijo el cura.
– Soy yo el que te paga, no la naturaleza. Sigue. – contestó el príncipe Kostiantyn Ostrozky.
Beata, la madre, se quejó al rey de Polinia del rapto de su hija y, como consecuencia, se le condenó al marido de Galshka a la muerte. Los recién casados pasaron sus primeros meses de matrimonio huyendo y escondiéndose, pero finalmente consiguieron capturarlos y al marido lo mataron delante de la joven esposa.
A Galshka la devolvieron a su madre. Beata quería casarla con un noble, pero el rey de Polonia tenía otros planes. Así que raptó a la joven y la casó con su amigo. Pero Galshka se escapó a Lviv donde se escondió en el monasterio dominicano e, intentando protegerse de sus poderosos tutores, se casó en secreto. Tenía 19 años.
Pero para el rey no había nada imposible, incluso podía «cancelar» el sagrado matrimonio. Ordenó matar a su marido y a fuerza la entregó a su amigo del cual se había escapado. El nuevo marido (¡tercero!) la encerró en una torre y la obligó a llevar una máscara, para que nadie pudiera disfrutar de su belleza.
Cuando se murió el marido – 14 años más tarde – Galshka volvió a Ostroh y tenía planes de casarse con un noble local… pero uno de los familiares de Galshka lo impidió, temiendo por su parte de la herencia…
El resto de su vida Galshka dedicó al mecenazgo: la primera universidad de la Europa del Este, la Academia de Ostroh, en gran parte se levantó gracias a su dinero, al igual que lo hicieron muchos hospitales, iglesias y escuelas.
Murió con 43 años, sola. Algunos dicen que no aguantó más. Y se tiró por la ventana. Pero nunca cayó al suelo. El viento salvaje que soplaba aquella noche la cogió en brazos y la llevó allí donde no había sentimientos. Para que su corazón pudiera descansar.
#Curiosidad: se rumorea que con su primer marido tuvo un hijo. Y que la madre, Beata, lo dio en adopción a una familia pobre de aldeanos para que no complicara los asuntos del reparto de la riqueza de la familia. Se dice que el príncipe Kostiantyn Ostrozky lo encontró años después y lo hizo jefe de sus guardaespaldas. Si no fuera el hijo de su querida sobrina, ¿cómo podría un campesino llegar tan alto en su carrera en la corte?
Según otra versión, cuando el supuesto hijo de Galshka supo quién era en realidad, se convirtió en ermitaño, se hizo una cueva en Mezhyrich con vistas al castillo, a unos 5 kms de Ostroh, y cada noche salía a rezar mirando al castillo. ¿Estaría orando por su pobre madre?
Se dice que se puede ver el fantasma de Galshka, vestida de luto, vagando por el castillo de Ostroh de vez en cuando. No hay fechas concretas. Sale cuando le apetezca, pero sobre todo, en las noches de tormenta, cuando el viento sopla sin piedad quebrando los árboles y amenazando las cúpulas de las iglesias… como aquel día cuando se casó por primera vez… o aquella noche cuando se cayó desde lo alto del castillo…
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