Cuanto más viajo, más me fijo en la gente del país y no tanto, en los atractivos turísticos. Y me estoy dando cuenta de que cuando me preguntan si me gusta el país, pienso en la onda que me da la gente, y no en la lista de los imprescindibles que hay que ver y hacer. Por eso, probablemente, nuestra lista de países favoritos está encabezada por los lugares donde me sentí a gusto. Por eso, seguramente, cuando me preguntan si me gusta Perú y los peruanos, contesto: «En general, sí, pero…»
Hasta pasadas dos semanas de #PerúJuntos no entendía porque tenía que añadir ese «pero«: el paisaje es hermoso, las ruinas, para flipar, las experiencias, únicas. Pero me salía ese «pero» cada vez que me preguntaban los lugareños si me gustaba su patria, y se quedaban con una expresión desconcertada en la cara llena de ilusión, acostumbrados al típico: «Sí, claro! Es maravilloso».
Entonces, ¿Me gustó Perú? Si, pero… nunca estará entre nuestros top, como Países Nórdicos o Georgia, porque falla en un punto: no me sentí 100% a gusto. Y no solo hablo de seguridad, sino también de las relaciones con la gente. Ahora bien, soy consciente de que en cada país pueden pasar cosas, hay gente de todo tipo y te puedes topar con la conducta que no te guste, pero lo que importa para formar una imagen positiva o negativa son las probabilidades, más altas en unos lugares que en otros.
Lo que me molesta de algunos peruanos
Las cosas que más me molestan de algunos peruanos no son muy graves, pero si las vives día a día, llega un punto cuando se te acumulan todas en un solo destino y hasta te provoca ganas de huir del país. Luego te cruzas con un señor amable de sonrisa paternal, y se te pasa, pero… Siempre hay un «pero» cuando hablo o pienso en Perú.
¡Aviso! No es generalizado, no es así toda la gente, la mayoría son muy majos, pero, desgraciadamente, hay un porcentaje alto que influye bastante en la imagen general del país.
El tráfico
Hay dos cosas con las que no puedo conciliarme. Una es el pitido continuo de los coches, haga falta o no. Según algunos taxistas, guías, pasajeros con los que compartimos coches, el pitar forma parte de la cultura. Pitan para avisar que van a adelantar, para saludar, para atraer atención, para despedirse, para expresar su desacuerdo, y cuando se acaban las razones, pitan porque sí. La mano se posa en el claxon y produce unas contracciones involuntarias. Las zonas donde esta costumbre llega a su clímax son la capital y el sur. Pensaba que me volvía loca en Ica.
Otra molestia del tráfico es cero respeto al peatón. Y cuando digo «cero«, no exagero. Ya había asumido que no te dejan cruzar en el paso de peatones, que, aunque el semáforo esté en rojo para los coches, tienes que mirar dos veces antes de cruzar, que incluso los ancianos cruzan corriendo. Pero cuando me pitaron en paso de peatones estando el semáforo en rojo para los coches y en ¡verde! para los peatones, ¡estallé! y volqué toda mi furia contra el conductor en forma de miradas, gestos y algún comentario a gritos.
¿Se puede confiar al 100% a la primera?
Lamentablemente, no puedo decir que se puede confiar al 100% a la primera. No sé si se debe al descuido/desconocimiento cuando te dan la información, al hecho de que no siempre nos entendemos el español uno del otro, o a que a algunos no les importa mentir descaradamente. Los que leísteis nuestra historia de la vuelta de Machu Picchu, sabréis de qué hablo. Sobre todo, hay que tener cuidado y no confiar a la primera, hablando con los que venden algo: taxistas, agencias, restaurantes, alojamiento etc. y conviene corroborar y comparar la información en varios establecimientos.
#TipViajero: Cuando preguntas algo, nunca des las opciones que quieres escuchar. Seguramente, te dirá que sí. Y repetirá la opción más deseada. Por ejemplo, en vez de preguntar «La excursión incluye la parada en Sitio Tal durante media hora, verdad?» pregunta «¿Qué incluye la excursión y cuánto tiempo se para en cada sitio?«
#TipViajero: Al preguntar el camino, se recomienda hablar con varias personas (¡Ojo! Este consejo nos lo dieron los propios peruanos) para poder averiguar la ruta conveniente.
Establecimientos turísticos no saben tratar las quejas
No esperes que en los establecimientos turísticos: restaurantes, agencias, alojamientos – te den la razón cuando te quejes por algo.
En un hotel:
La habitación está muy fría, hay agujeros en las ventanas.
Se sonríe: «Ya, es que ahora sí que hace más frío fuera».
En un restaurante:
Le pedimos un ceviche poco picante y éste no se puede comer.
¿Ah si? Bueno, entonces, es poco picante.
Al pedir la cuenta:
¿De dónde sale este precio que no está por ningún lado?
Es que este plato no está en el menú, es otro.
Ya, pero si no está en el menú, no se lo pedimos.
¿Ah no? Pues, es lo que le servimos.
En un mercado:
¡Dos por uno! Dos zumos a 9 soles.
Ok, deme dos de esos.
Toma. 18 soles.
¿Pero no era dos por uno?
Si, pero no de estos, sino de los otros.
Pero no me avisó, le pedí dos por uno y me sirvió estos.
¿Ah si? Pues, será que no se lo expliqué bien, – y se ríe.
Esto es un timo. Si viene a otro país y le hacen esto, ¿como se sentiría, Señora?
Bueno, timada, – Y sonríe, Pero ni un gesto de devolver el dinero o de pedir disculpas.
Lo que más me molesta
Y por último, me pone muy nerviosa la costumbre ancestral de colarse. Colarse en todos los sitios. O llegar y meterse en medio de tu conversación con el dependiente de la tienda pidiendo que les enseñe los cables para su móvil. Y ¡lo peor! que los dependientes ceden y los atienden. Si nos vamos de la tienda ante esta situación, nos miran con asombro sin entender, genuinamente, qué pasó. Lo que pasa es que no solo se cuelan delante de los extranjeros, sino también delante de los suyos, y nadie dice nada. Supongo, que no lo ven nada grave y forma parte de la cultura.
Resumen
Resumiendo, en Perú siempre tienes que estar atenta, andar con los ojos bien abiertos, no confiar a la primera, siempre comprobar toda la información que te dan. A mi, personalmente, me cansa. Por eso, cuando me preguntan qué tal por Perú, digo: «Genial, pero…»
Lo que me encanta de los peruanos
No sería justo si dejara el post en solamente las cosas negativas, ya que también vivimos unas experiencias maravillosas relacionadas con la gente de Perú.
Calor humano
Pasamos unas tardes inolvidables con los dueños de la casa de GuestToGuest en Paracas; tardes de vinos y cervezas, ajís picantes al más no poder, y muchas, muchas risas y experiencias intercambiadas. Sí, en Perú nos metimos en la casa de los desconocidos, en Perú, el país donde – según algunas guías turísticas – se roba, viola, amenaza en cada esquina. Sí, en Perú donde, dicen, uno de los trucos más comunes es llevarte a casa, meterte alguna droga para que duermas y robarte todo. En este Perú nos metimos en casa de unos desconocidos y fue una de las mejores experiencias del viaje.
Amor incondicional
Me emociona el amor incondicional de los peruanos por su país. Y como se ponen tristes cuando dices que te gusta Perú, pero… Y como se sienten culpables de la delincuencia, timos, malas carreteras. Lo toman muy a pecho. Se sienten responsables. Nos piden perdón. E intentan contrastar con las cosas buenas. ¡Anda que no tienen con que curar las «heridas» turísticas!
#Curiosidad: Conocimos a un par de peruanos que vivían fuera y – ¡guess what! – quieren volver. Aunque la vida en Perú puede ser complicada, pobre, cansina, quieren volver.
La naturalidad de la curiosidad
Ir en bici en un grupo y que se te acerque un paisano, también en bici, y os acompañe durante un rato preguntando y contando sus historias. Sentarse en un restaurante local y que una señora empiece a hablar contigo sin ninguna introducción y acabar involucrada en la conversación de todo el restaurante. Qué los señores de la mesa de al lado en el Valle del Colca (a 3.800m de altura) se ríen con total sinceridad cuando les dices que la montaña más alta de Ucrania con dificultad sobrepasa los 2.000 m.
Decir «Hola. ¿Cómo están?» en un mercadillo local, y que todo el mundo te conteste «Bien, y ¿Ustedes? ¿De dónde son? ¿Ucrania? ¿Forma parte de Rusia?..» y comenzar la lección educativa sobre las fronteras ucranianas y la situación actual de guerra, y que una señora saque sus conclusiones: «Ah, es como Perú y Chile«… Experiencias así, infinitas, en todos lados.
Si los peruanos no te acercan a ti, pero te apetece relacionarte, basta con una chispa de tu curiosidad para que te abran su corazón.
Ni borrachos, ni fumadores, ni vagos
Dicen que los peruanos no fuman ni beben mucho, porque el alcohol y cigarrillos son muy caros. Pero, creo, que si quisieran hacerlo, encontrarían la manera. La mayoría ni siquiera pide alcohol con comidas o cenas en restaurantes, al igual que en Georgia. ¿Estará reservado para ocasiones especiales? ¿Será únicamente la costumbre de la Vieja Europa acompañar comidas con un viñito o cervecita?
Por otro lado, a mi me parece que simplemente no tienen costumbre ni tiempo para tales entretenimientos como fumar o beber. Todo el mundo trabaja; cuando viajas por Perú, te da la sensación que aquí no existe el paro. Todos trabajan y trabajan de verdad. No es como en España, por ejemplo, cuando es muy habitual ver uno trabajando y tres mirando. Tampoco tiene nada que ver con Marruecos, donde es muy típico ver los hombres sentados en la calle viendo pasar el tiempo y las mujeres, con niños, compras, coladas y miradas firmes. Aquí, con un par de hombres se arregla la carretera, con un par de mujeres se limpia el parque, siempre hay jardineros cuidando las plantas y todos tienen un negocio pequeño, aunque sea un puestecito de venta de plátanos.
#Aclaración: Igual nos equivocamos, porque no hicimos ningún estudio profundo, simplemente coleccionamos las imágenes que vimos por las calles y carreteras. Sin embargo, creo, que estas instantáneas cotidianas son las más representativas de un país.
Los peruanos y Perú
Lo que merece todo mi respeto es que el peruano ¡conoce su país! Perú es uno de los lugares donde más gente local he visto hacer turismo para descubrir su propio país, sus orígenes, entender su propia cultura. Incluso las familias más pobres, que bajan de la Puna (montaña alta) con sus trajes típicos, con niños a la espalda, a modo tradicional, sus papas ¡viajan! y visitan los lugares emblemáticos de Perú. Cuando preguntas por qué lo hacen, al principio, parece, que no entienden la pregunta: «Bueno… Para conocer nuestro propio país, está claro, ¿no?»
#Curiosidad: Todos los niños en los colegios tienen un par de semanas al año, antes de comenzar las vacaciones, que se dedican a viajar para conocer su país.
Todos se dan cuenta de que es un país muy rico, muy variado, y que tienen una obligación de conocerlo. Prácticamente todos conocen los puntos turísticos más emblemáticos y te pueden contar historias inéditas y dar consejos invaluables de cómo y cuándo es mejor visitarlos. Rebosan de orgullo sabiendo que el legado peruano te dejará sin palabras. Se llenan de satisfacción cuando les hablas de los sitios impresionantes que has visitado. Te miran con mucho respeto cuando dices que le dedicas 30 días a Perú, lo recorres del norte al sur y de la costa hasta la selva, pero te parece que se merece mucho más tiempo.
Resumen
Perú es el país de los contrastes y diversidad máxima, tanto en su flora, fauna, paisaje, costumbres, como su gente. Es tan peligroso como acogedor, tan agresivo como tierno, tan desesperante como amoroso. Un país que no le deja indiferente a nadie y que, probablemente, despierta todas las sensaciones, incluso las más profundas.
¿Volvería a Perú? Si, sin duda. ¿Me gusta Perú? Si, pero…