Los dragos son árboles endémicos de las islas Canarias, y su nombre “dracaena draco” o “drago” significa “dragón” (del griego drakaina). Cuenta la leyenda que aquí, en las Islas Canarias, se ubicaban en la antigüedad los Jardines de las Hespérides, tres hijas de Atlas. Y hubo un dragón de 100 cabezas que las protegía. Si os fijáis en los dragos más grandes, fácilmente contaréis las 100 cabezas de ¿un dragón? ¿un dios protector guanche? ¿o simplemente un árbol misterioso que en los tiempos de las leyendas salvó a una joven guanche de un avaricioso mercader? ¿Os atrevéis a descubrir la verdadera historia de los dragos? Entonces, hay que hacer la ruta de los dragos de Buracas.
Pero me diréis: “Nos has contado qué son los dragos, pero seguimos sin saber nada de las Buracas”. Paciencia, nosotros tampoco sabíamos lo que íbamos a encontrar en las Buracas cuando empezamos la ruta. Lo único que intuíamos es que es algo importante, ya que hay marcas con flechas para “Buracas” por toda la zona.
Ruta de los Dragos de Buracas
Comienzo
El comienzo de la ruta de los Dragos de Buracas está en Garafía, noroeste de la Isla Bonita, más concretamente, en el barrio de Las Tricias, al que se puede llegar en transporte público o en coche. Se puede empezar desde las Tricias, siguiendo la señalización, o un poquito más adelante, donde el molino de madera que es el museo del Gofio. Se aparca antes del molino, donde se puede, cuidado con los señales handmade de “prohibido aparcar”.
Si tenéis tiempo (interés), podéis pasar por el museo del gofio (2,50€/persona) antes o después de la ruta. Para encontrar el camino podéis seguir nuestro track (un poco de aventura; pasaréis primero por Buracas y luego, los dragos) o buscar un cruce al lado de algo parecido a la parada de autobús y girar a la derecha según bajáis desde Las Tricias (primero pasaréis por los dragos, para llegar luego a las Buracas).
Nuestro itinerario
Nosotros dejamos el coche antes del molino y decidimos bajar por la carretera. Parece que al final se puede dejar el coche, pero hay muy poco espacio, y muchas señales “prohibido aparcar”. Al terminar la ruta, tendréis que bajar por el coche igualmente.
El camino se convierte en una senda entre huertas y casas de campo, y a pocos metros aparecen señales “Buracas”, que hay que seguir. Pasado el túnel de flores, con una mezcla de fragancias, llegamos al café-finca Aloe. Un sitio ecológico, con precios correspondientes, y sólo 2 chicas trabajando, tomándolo con mucha calma palmera. Si tenéis tiempo de sobra, es un lugar agradable para hacer una parada.
Imprescindible curiosidad: pasar por el baño.
Las Buracas
Seguimos dirección Buracas. Llegamos al barranco Izcagua, con el Océano Atlántico de fondo. Parece que aquí no puede haber nada interesante: paredes del barranco, vegetación… espera, ¿qué es eso? Una cueva, y otra, y al otro lado, más.
“Buracas, – dice el cartel informativo, – poblado en cuevas. Aquí vivían los hippies, y ahora, está habitado por la gente que quiere alejarse del ajetreado mundo de comodidades y valores sobrevalorados”.
Muy curioso, pero, decir la verdad, la mayoría de las casas tienen electricidad, se ven antenas de televisión, agua corriente, y demás comodidades… Eso sí: la tranquilidad es total, siempre y cuando los turistas no molestan.
A parte de las cuevas-viviendas, en las Buracas podéis encontrar petroglifos. Es importante explorar todas las sendas que hay, porque no hay señales específicas para llegar a los grabados antiguos.
Siguiendo la senda principal, descubriréis el aljibe, los lavaderos, y una subida para continuar por la ruta GR 130. sin embargo, para continuar por la ruta de los dragos, hay que volver por donde habéis venido y en el cruce tomar la senda a la izquierda (vinisteis desde la derecha).
Los dragos
La subida es un poco empinada, pero las vistas y un mercadillo artesanal improvisado son excusas perfectas para parar y descansar.
Aunque los dragos aparecen a lo largo de todo el camino – es la zona de la Palma con mayor concentración de este árbol misterioso – los más grandes, los dragos centenarios, están en este tramo. Son realmente impresionantes. El juego favorito de Denys era contar cuántos “pisos” o “brazos con dedos” tenía cada drago, pero aquí se rindió nada más echarles un primer vistazo.
Por último, pasamos por la población, donde tenemos la posibilidad de asomarnos a ver cómo vive la gente: cómo organizan las huertas, qué crece, de dónde sale el agua, por qué hay tantos tubos, ¿por qué no hacer uno sólo para todos? etc.
Datos técnicos de la Ruta de los dragos de Buracas:
Desnivel: +/- 325m aprox.
Longitud/Tipo: 3,5 kms/ Circular
Tiempo: menos de 2 horas
Calzado/Ropa: Según temporada, ¡no hay sombra! Zapatilla.
Agua/Comida: comida y agua en el bar Aloe.
Parking: antes del molino o en el barrio de las Tricias.
Tipo de la senda: senda.
Cuando ir: cualquier época. Sin sombra.
Nuestro track: Ruta de los dragos de Buracas
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