Somos ucranianos, los dos. Llevamos muchos años en España por diferentes razones: Denys porque no tenía opción, lo trajeron sus padres, y yo (Kate) por amor 😉 Aunque nunca hemos perdido la conexión con nuestro país, pasamos 3 años sin ir allí. Pero este invierno, por fin, celebramos las fiestas de Navidad y Año Nuevo en Ucrania, con mi familia. Todos estaban felices de vernos, querían saber de nuestra vida, viajes, planes para el futuro… pero al final siempre surgía la misma pregunta: «¿Ha cambiado algo en estos tres años en Ucrania? ¿Cómo lo veis?»
Y se lo contamos. Y os lo contamos también.
Ucrania – un país en guerra de la que ya no se habla.
1. La Guerra sigue
La guerra en el Este del país sigue. La gente sigue muriendo asesinada por los invasores. Esta situación se ha convertido en un «día-a-día«, en algo cotidiano.
– ¿Qué tal tu vida?
– Bien. Y tú, ¿cómo estás?
– Bien. Aquí haciendo compras, voy a cocinar algo rico, que dijo mi marido que le daban un par de días libres en el frente y venía para la Navidad.
Pelos de punta de escuchar estas conversaciones tan habituales.
Mirad con qué naturalidad la palabra tan terrorífica como «guerra» se cuela fácilmente entre otras, tan cotidianas como compras, cocinar, días libres, Navidad.
2. La mentalidad está cambiando
La gente está intentando salvar lo que puede: su identidad, idioma, costumbres – se han vuelto más patriotas, más conscientes de su identidad nacional. Como Crimea es un territorio ocupado, no se encuentra bajo control de Ucrania y hay conflicto armado en el Este del país, la gente intenta alejarse de todo lo que se asocia con Rusia. Esta conexión, que ha existido durante cientos de años y se solidificó con la URRS, está desapareciendo poco a poco, probablemente, por primera vez desde que Ucrania recibió su independencia en 1991.
Se usa el idioma ucraniano más frecuentemente, e incluso se intenta hablar un ucraniano más «limpio», sin palabras extranjeras. Se da la preferencia al producto nacional, así apoyando la economía; en las tiendas incluso se pueden ver banderitas de países productores al lado de la mercancía, para que nadie diga que no sabía de dónde provenía. Es mucho más fácil encontrar souvenirs tradicionales. Hasta hay cambios en celebrar el Año Nuevo: ahora los regalos los trae San Nicolas, un personaje profundamente ucraniano, en vez del Abuelo Frío y su Nieta, que se relacionan con la URSS.
En fin, parece que a pesar de las duras condiciones, la gente se siente más ucraniana que nunca.
3. ¿Ha mejorado la cosa en Ucrania?
Visualmente, sí. Mejores carreteras, casas más grandes y más cuidadas, calles creciendo con nuevos edificios. Mucha gente en el mercado comprando. Las tiendas siempre llenas. Muchas tiendas, casi en cada esquina. Es lo que se ve desde fuera. Pero, mirando por dentro ¿significa que el nivel de vida ha subido y que la gente gana más ahora? Para nada. Simplemente la gente tiene miedo. Miedo de perder todo el dinero, como ya ha pasado varias veces, si lo guarda en bancos o en casa: el banco puede cerrar, la divisa puede devaluarse en cualquier momento y sin previo aviso.
Prefieren invertir en vez de ahorrar.
4. Nadie sabe qué sueldo va a tener mañana
En teoría, se ha aumentado el salario mínimo en un 100% y ha pasado de 1.600 UAH a 3.200 UAH (1€ = 27UAH en diciembre 2016). ¡Bien! Pero… El cambio sólo afecta a los que recibían salario mínimo. Los que tenían algo más no van a aprovechar la subida. ¿O si? Nadie lo sabe a ciencia cierta… pero lo más probable que no.
5. Nadie sabe qué va a cobrar mañana, pero los precios suben hoy
Así es. Los precios subieron de un día para otro, en algunos casos hasta un 30%. ¿Por qué? Porque hay una subida de salario mínimo prevista. Aún nadie la ha recibido, pero todos los precios ya están aumentando con esta excusa.
Tenías que ver la cara de Denys que fue al pueblo a 0,80€ (23 UAH) y volvía al día siguiente a 1€ (28 UAH). Intentó protestar, razonar con el conductor de la marshrutka. Pero con una mirada alrededor bastaba entender que la gente no entendía su comportamiento.
La gente está cansada. La gente está tan acostumbrada a que cada vez vaya a peor. La gente se siente tan impotente. Que ya ni protesta. Ni espera milagros. Pero ¡qué milagros! No espera ningún cambio a mejor.
Por cierto, nadie se alegró por la subida del salario mínimo. Yo no entendía porque, parecía una buena noticia. Un par de días con la noticia, y ya estaba muy entendible esta reacción tan escéptica.
6. ¿Es posible celebrar sin dinero?
Si. No sé cómo lo hacen pero una cosa es quejarse de no tener dinero y otra, formar colas interminables en el mercado y acabar con el producto en la sección de carnes antes de las 10.30. Creo que es un talento innato o magia inexplicable. Hablé de esto con muchos ucranianos: todos se sorprenden y nadie sabe cómo funciona este fenómeno.
7. Los villancicos son bienvenidos
No sé si está relacionado con el punto 2, 3, 4 ó 6, pero los que cantan villancicos eran bienvenidos este año.
Un poco de explicación: En Navidad, por la tarde, la gente (mayoritariamente niños) van de casa a casa cantando villancicos. A cambio reciben dulces y/o dinero. En tiempos de crisis, se apagan las luces, se baja el volumen de la tele, se tapan las ventanas y se pretende que no hay nadie en casa. Así, en oscuridad y silencio, se pasan lo tres días de Navidad cuando no hay nada para dar a los que vienen a casa con las canciones de Navidad.
Este año, había luz en la mayoría de las ventanas.
Por otro lado, este año todos los que venían a cantar villancicos lo hacían muy bien. No había típicos borrachos que claramente están recolectando lo que les falta para una botella.
¿Se está mejor en Ucrania, entonces?
No lo sé. No hay una respuesta definitiva. Y además, los cambios siguen y no tengo ni idea a dónde llevarán.