Para despedir el invierno, que este año ha sido bastante flojo, y recordar los buenos momentos invernales que vivimos en Cantabria, escribo este post – homenaje a la temporada más fría; y espero que también sirva de conjuro para que el año que viene nos traiga más nieve, frío y experiencias gélidas.
Conducir por carreteras con sorpresas.
Aquel finde Denys disfrutó de la conducción extrema con una excusa perfecta: “No soy yo, son las condiciones meteorológicas” y “Si no hago nada… Si tuviéramos un cuatro por cuatro, entonces fliparías”. Pero, francamente, cariño, creo que flipo más ahora, cuando tratas a un Róver de 15 años como si fuera un todoterreno.
Visitamos Cantabria el finde del temporal, cuando se aconsejaba “no salir a la carretera sin mucha necesidad” y vimos nieve cuajar en la autopista, comprobamos otra vez más que si frenas en nieve, patina, y que es aconsejable poner cadenas si la carretera está cubierta por un manto blanco.
También atravesamos carreteras inundadas, hasta casi quedarnos atrapados en uno de los charcos gigantes… Y ¡ya que estamos! también aprovechamos las carreteras sin limpiar y subimos al castillo de Argüeso, cuando se aconsejaba aparcar abajo, en el pueblo. ¿Qué tal la experiencia? Ahora conocemos los límites del coche… y del conductor 😉
Vivir invierno es preparado para imprevistos de todo tipo en cualquier momento. También es saber cómo funciona tu coche. Vivir invierno es sentir tu coche.
Disfrutar de una casa rural en medio de la nada
No solemos pagar mucho por un alojamiento, intentando buscar ofertas o conformándonos con lo básico, pero aquel finde queríamos algún sitio donde podríamos refugiarnos – sin aburrirnos – del temporal, ya que sabíamos que las probabilidades de esquiar en Alto Campoo eran mínimas por el temporal.
Así acabamos alquilando una habitación (140€/finde) en una casa rural en el Barrio, Espinilla, a unos 10 kms de Reinosa y a 15, de la estación de esquí. Y ¡fue un acierto! Toda la casa para nosotros. ¿Por qué? Según el dueño, porque los demás huéspedes se han rajado por el temporal. Y a los que consiguieron llegar, el dueño se lo apañó para meterlos en otra casa que tiene en Reinosa. Nosotros fuimos los únicos que no cedimos: ¡quiero mi casa rural en medio de la nada, con chimenea, nieve y silencio!
Y así fue: una casa antigua, de madera, con una chimenea en la habitación; un gran salón con libros y juegos, y comedor con vistas panorámicas al patio nevado. Silencio con un ligero rum-rum de las escaleras cuando las pisas y el pateo de los pajaritos que se esconden del frío en el tejado. A las 04.00 de la madrugada esta idílica imagen se completó con el apagón general en todo el pueblo, y nos quedamos sin luz, calefacción, agua caliente, alumbrado de las calles… ahora sí que sí; encontramos lo que buscábamos – perdidos en medio de un temporal, viviéndolo desde dentro…
Vivir invierno es cuando no sabes si el día siguiente podrás abrir la puerta de tu casa o estará atrapada por dos metros de nieve recién caída.
Disfrutar de la sauna y nieve virgen en una casa rural
Al segundo día empezábamos a sentirnos como parte del pueblo – ya saludábamos a los vecinos e intercambiábamos noticias. Y es cuando decidimos poner la sauna. Además, ¡estaba nevando! ¿Qué relación hay? – preguntaréis vosotros. Mirad las fotos, creo, que no necesitan explicación.
Vivir invierno es el contraste del calor dentro y el frío fuera; es sentir este contraste en cada centímetro de tu cuerpo.
Pasear por la noche nevando por el Barrio
Salir por la noche a pasear las calles del pueblo tímidamente iluminadas con perros hostiles ladrando a todos los que se atrevieron a salir de casa a esta hora bajo una ventisca interesante… casi me hace llorar… de emoción…
Vivir invierno no es únicamente subir a la montaña un día a hacer una ruta. Vivir invierno es convivir con la nieve, frío y oscuridad en tu día a día.
Hablar con la gente local
En Cantabria no dudes ni un minuto hablar con la gente local. Siempre será una experiencia agradable, de muchas sonrisas. Nosotros recibíamos deseos de buen fin de semana hasta de una dependienta del súper; y los peatones compartían con nosotros su felicidad por las nevadas.
Vivir invierno es compartir cariño y palabras amables para que el viajero no se sienta sólo…
Buscar dónde comprar carne un sábado por la tarde… y qué no sea un súper…
Esta actividad puede convertirse en una auténtica aventura. Entre las carnicerías que sólo abren los sábados por la mañana y otras que no abren, es bastante divertido intentar encontrar una abierta en Google, llamar a algunas por teléfono, pedir consejo al personal del supermercado o a los peatones… y por fin ver por casualidad un cerdo atado en una de las puertas y leer el cartel encima: carnicería, carnes tradicionales de la zona. Al final, lo de el esfuerzo siempre tiene recompensa va a ser verdad.
Como es habitual en Cantabria, empezamos a charlar con el carnicero y nos contó la historia de su negocio y problemas que tenía con la empresa de las máquinas despendedoras de carne. Si, lo has leído bien, a la esquina de la tienda hay unas máquinas que – si no estuvieran estropeadas – venderían todo tipo de carnes locales 24 horas. ¡A qué es una idea muy grande!
Vivir invierno es encontrar un buen chuletón, hacerlo al punto y disfrutar de la cena con un buen vino y vista a Cantabria nevada desde el salón calentito de una casa rural en medio de la nada.
Acabado el post, acabado el invierno. ¡A disfrutar de la primavera!
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