A mí, Kate, me gusta alejarme de las aglomeraciones, a Denys le encanta meterse con el coche por caminos complicados, y a ambos, nos flipa descubrir rincones secretos, olvidados, poco frecuentados, difíciles de encontrar y llegar. En verano, igual, la panorama cambia, y todo lo que os vamos a contar en este post se convierte en autopistas de migración continua, pero a finales de diciembre nosotros fuimos los únicos que nos adentramos al corazón de Ibiza, más allá de calas y playas.
#TipViajero: Si lo que buscáis son calas, playas y atardeceres infinitos, os recomendamos el post dedicado a ello.
La Cala Salada, donde la niebla lo cubre todo
Un momento idílico: la neblina levantándose del agua y flotando sobre el azul marino transparente y el perro jugando felizmente con su dueño en la playa .
Llegamos muy temprano, justo en el momento perfecto para observar el espectáculo. El sol aún no había llegado a la playa, empezando con los tímidos toques de luz sobre las típicas casetas de pescadores.
Cómo llegar: dirección: entre Sant Antoni de Portmany y Santa Agnés de Corona. Seguimos señalización. Hay unos parkings arriba y podéis bajar por las sendas peatonales hasta la playa. Nosotros en invierno bajamos hasta la misma playa y aparcamos en la arena.
#TipViajero: Desde la Cala Salada podéis aventuraros en búsqueda de la Cova des Vi. En el post: las aventuras por Ibiza os contamos cómo hacerlo con seguridad 😉
Casetas varadero en Es Canal d’en Martí y la Torre de Campanitx (Torre d’en Valls)
Diría que los “asentamientos” de los pescadores en las calas tranquilas es lo más destacable y diferente de Ibiza.
Por lo menos, lo fue para nosotros, que nunca antes habíamos visto este tipo de construcciones: casetas – más o menos elaboradas – para guardar las barcas, con acceso cómodo y directo al agua. Aunque pueda parecer que están en desuso, no es así: vimos muchos pescadores cuidando sus casetas, barcas o simplemente pasando el tiempo viendo el mar.
#TipViajero: Se pueden ver estas construcciones típicas prácticamente en cualquier playa o cala, en Sa Caleta, por ejemplo. En la Playa d’Hort incluso son construcciones más elaboradas: muchas veces, de dos pisos, más estables, con servicios, por lo que suponemos que se utilizan no sólo para sus fines tradicionales, sino también como «residencia de tiempo libre».
#Pensamiento: Nosotros vimos allí un negocio muy atractivo para el sector turístico – alquilar las casetas típicas junto con la experiencia pesquera; y nos sorprendió bastante que aún no existiera turismo “de casetas pesqueras” en Ibiza. Sin embargo, parece que existe una ley que prohíbe este tipo de usos y sólo permite heredar o construir nuevas casetas únicamente para el uso tradicional, así intentando preservar la esencia auténtica de la isla y sus tradiciones.
La Torre de Campanitx está a unos pocos kilómetros de la zona de las casetas de pescadores (varadero). Hay que seguir la carretera sin asfaltar hasta donde se puede. Aparcar y subir un poco andando para acceder a la torre y más allá, a la zona de tranquilidad infinita con vistas al mar sin fin y una isla perdida en medio del mar, Tagomago. Incluso nosotros, que siempre tenemos una agenda muy apretada, decidimos quedarnos aquí un buen rato y dejarse llevar por la magia hipnótica del sitio.
Cómo llegar: Está a menos de 5 kms de Sant Carles, en la cala Es Canal d’en Martí. Último tramo es carretera sin asfaltar.
Las Dalias
Uno de los mercados hippie más divertidos, sin duda.
Aunque no compartáis la filosofía hippie y no os sintáis identificados con sus valores, os recomiendo pasar por este mercadillo simplemente para curiosear. No os preocupéis, no os van a mirar raro; son gente pacífica y muy abierta: una sonrisa, un poco de humo oloroso, música folk – y os sentiréis como en casa en este ambiente amigable. Y si de paso os gusta algo – que, por cierto, había cositas muy originales – ¡adelante! incluso si no os convence el precio, tendréis una charla de las más agradables garantizada.
Cómo llegar: Sant Carles de Peralta, Km 12. Una vez llegáis al pueblo, no hay pérdida. Los sábados a partir de las 10. A parte, hay mercados nocturnos y los domingos. Para ver los horarios y más info: aquí
Ses Païsses de Cala D’Hort: Villa púnico-romana y Necrópolis Púnica
Una vez encuentras el desvío, tendrás que hacer una decisión rápida: ¿derecha o izquierda? ¿Necrópolis púnica, ss. V – II AC o Villa púnico-romana, ss. V AC – VII DC? ¿Qué eliges?
Nosotros seguimos la cronología del tiempo y empezamos por la necrópolis púnica – las tumbas excavadas en la piedra con vistas al islote Es Vedrà, sobre el cual podéis ver unos atardeceres de infarto. En la cultura púnica se respetaba la muerte y se intentaba reservar los sitios más tranquilos y en el mejor entorno para el último paradero.
Deshicimos el camino en coche y esta vez nos fuimos a la derecha, para encontrar a unos pocos metros del desvío un poblado romano. Hay muchos carteles informativos y también se puede descargar una guía al móvil, así que no me digáis que no entendéis nada de las piedras sueltas y que es imposible imaginar cómo estaba antes. ¡Leed, disfrutad y dejados soñar con la vida vibrante de este sitio de hace un par de siglos!
Como es típico de la temporada baja en Ibiza, no vimos a nadie – ni en la recepción (si la hubiera) ni de turistas – en todo el tiempo que pasamos allí (unas 2 horas)
Cómo llegar: Cerca de Sant Josep de Sa Talaia. Desde Cala d’Hort, hay que tomar la carretera que lleva hacia Cala Vedella. Atentos a la señalización para el desvío Ses Païsses de Cala D’Hort, yacimiento arqueológico. En la Cala d’Hort podéis ver las casetas varadero de las que hablamos más arriba.
Sa Caleta. Poblado Fenicio y Búnquer de Guerra
El poblado fenicio en temporada es bastante «triste»: vallado, sin posibilidad de entrar dentro ni con excursión ni sin ella. Eso si, con vistas sobre el mar, así que si os inspiran ruinas antiguas y tenéis buena imaginación, podéis pasar aquí un rato meditando.
Sin embargo, los bunquers son un poco más divertidos: no tienen iluminación (se aconseja llevar linterna) y se puede pasear por sus laberínticos pasillos. Pero ¡Cuidado! si os toca algún loco como Denys que empieza a gritar o reírse como un poseído desde un rincón oscuro para «jugar» con otros turistas… intentad no asustaros demasiado y no salir corriendo y gritando sin parar… Así lo hicieron una pareja, luego los vimos en la superficie y parecían bastante emocionados con la experiencia 🙂
#TipViajero: Hay un restaurante con vistas y unas cuantas mesas en la arena, en una especie de balcón sobre la playa; con decoración temática del mar y pesca y velas cuando anochece. No es el sitio más barato, pero olía muy bien y la ubicación se merece un suplemento, sin duda.
Cómo llegar: Dirección Sa Caleta, a pocos kilómetros del aeropuerto. El poblado está señalizado. Aparcamos en el parking del restaurante (con señales muy gráficos de No dejar nada de valor – ni siquiera maletas – en el coche y que puede pasar si lo haces… Da miedo y todo el cartel. Se recomienda dejar cosas de valor en el restaurante).
Poblado de Balàfia
Es un conjunto de 5 casas rurales de arquitectura tradicional y dos torres refugio de la época medieval. Aunque no se pueden visitar las casas por dentro (están habitadas), con apreciar su arquitectura y las curiosas torres por fuera, creo, que es suficiente para hacerse una idea de la vida en los tiempos durante las invasiones de los corsarios norteafricanos; las torres servían como refugio para esconderse de los saqueos.
Si os interesa saber más sobre estas construcciones, podéis visitar la web de Ibiza 5 Sentidos.
Cómo llegar: Poblado de Balàfia, en Sant Llorenc.
Más sobre Ibiza:
Rutas de senderismo en búsqueda de calas secretas
Nuestros rincones favoritos para ver los atardeceres en Ibiza