Después de dos semanas recorriendo Eslovaquia tanto en transporte público como en coche y a pie, diría que es un «país al natural»; aunque pretende en algunas zonas vivir del turismo, aún no existen «comodidades» o «atractivos» creados específicamente para el turismo. Me refiero a que no se inventan excusas o leyendas urbanas para que un sitio parezca más atractivo; ni se restauran demasiado los sitios de interés turístico para dar una imagen más «completa» de lo que los especialistas intuyen que podría haber sido hace años; ni se construyen vallas ni se ponen ascensores en los sitios de acceso difícil y/o peligroso, una de las frases más típicas es «Accede bajo su propia responsabilidad».
Se trata al turista por libre «de tú», como a «uno igual»:
- tú te preocupas de buscar la información y decidir qué es lo que quieres ver y hacer, muchas de las informaciones turísticas no saben recomendar;
- tienes que mirar en el GPS o Google Maps cómo llegar, las señales son escasas y aparecen a pocos kilómetros del punto de interés;
- debes saber descifrar los mapas y valorar tu estado físico para decidir si puedes completar la ruta de senderismo que has elegido, los locales nunca te dirán que es difícil o peligrosa;
- si no entienden el inglés, es tu responsabilidad de hablar algún idioma eslavo o buscar maneras de comunicarte;
- si de repente te desvían 100 kms de tu destino por la culpa de las obras en las carreteras, no esperes que te vayan a informar del estado de carreteras en alguna información turística o que sea fácil descubrir cuáles de las vías están en obras, al final entrenas el oído para intuir lo que dicen de los atascos o desvíos por la radio…
En fin,
… si has venido a Eslovaquia por libre, es porque quieres conocer el país como si fueras uno de allí, no como un turista.
Eslovaquia para perderse entre sus montañas, bosques y ríos
Lo que más nos gustó de Eslovaquia es, sin duda, su naturaleza. Casi todo el país está accidentado por diferentes cordilleras de distintas alturas y características: Pequeños Cárpatos, la región viñícola; los frondosos Maly y Velky Fatra, con sus senderos fáciles; Nizky Tatras (Tatras Bajos) donde se pueden avista osos con facilidad; Slovensky Karst lleno de cuevas de todos tipos; Slovensky Raj (El Paraíso Eslovaco) – una prueba de vértigo y equilibrio por excelencia; y nuestro favorito, los Vysoke Tatry (Tatras Altos), agrestes, inhóspitos, a veces peligrosos, e infinitamente bellos.
#TipViajero: No preguntéis a los locales si la ruta es difícil, al 99% les gusta patear las montañas y están en muy buena forma. Lo que para ellos es un paseo, para nosotros se puede convertir en una ruta de dificultad considerable.
Desde nuestro punto de vista, la naturaleza de Eslovaquia es su mayor tesoro y atractivo turístico.
Curioso: Cuando viajamos a las zonas donde se anuncia la presencia de algún animal especial – el oso, lince, alce, etc. – solemos preguntar a los locales si lo hayan visto en sus escapadas por los alrededores. Como regla, dicen que NO; Eslovaquia – el país europeo con mayor concentración de oso parda – ha sido el primer destino dónde todos nos decían que SÍ, han visto osos, y nos explicaban en qué zonas y en qué circunstancias. No sé porque, pero a todos les hacía muchísima ilusión que se lo preguntáramos, la pregunta «Have you ever seen a bear?» era como un rompehielos, y con los ojos chispeando nos contaban sus experiencias…
¿Qué ver en Eslovaquia?
Sería mejor preguntarte: «¿Qué es lo que te interesa más? ¿Qué quieres ver?». ¿Cultura? ¿Tradiciones? ¿Arquitectura? ¿Gente? ¿Arte? ¿Etc.? Lo puedes tener todo, simplemente tienes que organizarte. Las iglesias de madera de más de 500 años de antigüedad en su mayoría están en el Oriente. Los castillos – o sus ruinas – en el Centro u Occidente. Prácticamente todos los castillos o edificios de interés turístico contienen exposiciones de arte, así presentando un valor doble. Podéis encontrar la mayoría de las cuevas turísticas en el Centro de Eslovaquia. Casi todas las ciudades que se merecen una visita – con alguna excepción – se ubican a lo largo de las carreteras buenas D1, R1 y #18, haciendo que las escapadas urbanas sean más fáciles. Al contrario, los pueblos auténticos, son difíciles de visitar en transporte público, así que es casi imprescindible alquilar un coche.
¿Qué tal la gente?
Un 99% bien 😉 En todo el viaje sólo nos tropezamos con una persona borde y amargada; los demás siempre han sido muy amables, tranquilos y con ganas de entendernos, aunque no siempre hablaban el inglés… o mejor dicho, siempre cuando se daban cuenta de que entendíamos el eslovaco lo suficiente como para tener una conversación básica, se animaban y nos contaban todo lo que nos interesaba; parecía que de repente ya no tenían prisas para quitarnos de encima. Creo, que este «miedo» de hablar en inglés se debe a que la mayoría de los turistas son locales o vecinos – checos, polacos y húngaros – con los que se entiende sin el English de por medio.
Lo que nos sorprendió es que vimos muchísima gente trabajando en la calle, me explico: en caso de los obreros, si había ocho en la obra, todos hacían algo; en pueblos en varias ocasiones vimos gente limpiando las calles; en todos los cementerios que visitamos – persiguiendo las iglesias de madera aún en uso – había gente arreglando las tumbas; en los pueblos turísticos la mayoría vive de agricultura y salen al campo, sin pretender vivir el pueblo entero del turismo, aunque estén en UNESCO.
¿Qué es lo que más mola de Eslovaquia?
A parte de la naturaleza, las fiestas locales: es cuando la gente sale a la calle y lo da todo, y es cuando se puede degustar comida y bebida más típica, escuchar música local y participar en los concursos y juegos «de toda la vida». Pero ojo: si pone que empieza a las 16.00, empezará a las 16.00 y sobre las 19.00 acabará, así que ¡no perdáis la oportunidad!
Eslovaquia en una frase… o dos:
Un pequeño país que se hace muy grande por culpa de las carreteras malas y obras constantes…
Parkings y baños son dos líneas principales del negocio de los locales…
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