Un día de estos, cuando no tienes ningún super-plan y tampoco ganas de irte muy lejos, lo único que te apetece es hacer algo… ¿pero qué?.. coger tu coche e ir a descubrir… ¿qué? ¿dónde? Nosotros en estos momentos de quiero-algo-pero-no-sé-que-ni-donde-pero-cerca casi siempre nos vamos a explorar los pueblos en las cercanías de Madrid, que nunca fallan.

Ya compartimos nuestra experiencia en Consuegra o Chinchón, y hoy tocan los pueblos de la Sierra del Rincón, que forma parte de la Sierra Norte: Puebla de la Sierra y La Hiruela.

Puebla de la Sierra

Entramos en coche en el pueblo y empezamos a buscar sitio para aparcar: no rebosa de gente, pero tampoco hay demasiadas opciones para dejar el coche… nos adentramos un poco más, vemos un sitio perfecto en frente de un banquillo, y allí nos quedamos. Salimos del coche y nos damos cuenta que por poco no aparcamos en la misma Plaza Mayor.

Enseguida reconocí la estampa típica de la Puebla de la Sierra que sale en casi todas las publicaciones sobre «Los pueblos con encanto de Madrid«: la torre de la iglesia de Nuestra Señora Purísima Concepción con la sierra nevada de fondo.

Llegamos a la hora de comer, así que todo el pueblo huele a comida… en frente de la iglesia incluso descubrimos el sitio dónde se había preparado el rico barbacoa cuyo aroma nos persigue por las calles estrechas.

Empezamos a pasear por las callejuelas empedradas sin rumbo alguno; tarde o temprano de este modo recorreréis todo el pueblo, de arriba abajo, no hay donde perderse. Fijaos en la peculiaridad muy curiosa de muchas casas: abajo están revestidas con piedra, pero la parte de arriba se queda sin cubrir y se ve el ladrillo. Al principio pensamos que era negligencia, pero nos dimos cuenta que se repite en muchas casas, incluso en la más antiguas.

Es un pueblo pequeñito, pero lleno de puntos de interés: plaza Mayor, iglesia, ayuntamiento, un lavandero, una fragua – la única para varios pueblos de los alrededores – una fuente con una rana de suerte, una ermita, una fuente árabe, casas de arquitectura típica serrana, y varias zonas para niños y gente mayor.

Curioso: A Denys le impresionó el número de placas mencionando el año, la obra y el dinero invertido. Si las sumamos todas, tendremos una cifra importante.

Por la Puebla de la Sierra hay que andar con ojos bien abiertos, ya que guarda muchos más detalles curiosos: por ejemplo, ¿cómo se asegura una escalera en la calle para que no se desaparezca? ¿Os habéis fijado cómo son las ventanas? ¿Tendrán chimeneas en casas? ¿Si no, para qué usan la leña que está esperando su turno en el banquillo? ¿Veis el cubo de basura? ¿A qué está bien camuflado? ¿Cómo demostrar que no hay nadie en casa sin poner un cartel ni hacer la gente llamar a la puerta sin tener respuesta? ¿Para qué alguien se guardó tanta nieve?….. Buscad las respuestas vosotros mismos 😉

A parte de detalles y curiosidades, también tenéis otras actividades que podéis hacer en la Puebla de la Sierra. Hay 4 rutitas muy bien marcadas y descritas: un paseo por el valle de los sueños (30 esculturas singulares escondidas por todo el pueblo), paseo por los linares y los robles centenarios, y una ruta de senderismo para subir al Cerro Larda, para disfrutar de las vistas.

Último detallito a modo de despedida: los gatos y los perros majos que van vagando por el pueblo dispuestos a pasar un rato con los turistas. Una gata incluso nos llevó a enseñar su casa, entró por la puerta entreabierta y se quedó pendiente de nosotros a ver si la seguíamos… Al ver que no nos atrevíamos, movió la cola a modo de decepción y desapareció entre las cortinas…

Como llegar:

Desde Madrid en coche: Coger la A1 y en algún momento girar a la derecha desviándose por alguna de las carreteras secundarias: nosotros de ida cogimos la salida 60, hacía Berrueco y llegamos a la Puebla de la Sierra por la M-127, una carretera muy especial, leer abajo el «Bonus». Volvimos por Piñuecar, saliendo a la A1 en el km.80 aprox.

Un Bonus muy Divertido:

La M-127 a partir del pueblo Robledillo de la Jara se convierte en una carretera de montaña, tal y como se avisa con un cartel al inicio. ¿Y por qué hay que tenerlo en cuenta? En la mayoría de los casos – la M-127 incluida – significa que son carreteras que casi no tienen mantenimiento, son muy estrechas, con pendientes pronunciadas, no suele haber quitamiedos… en fin, sólo se recomienda cogerlas si sois buenos conductores… y no sufrís vértigo 😉

Por otra parte, son carreteras poco frecuentadas – mayoritariamente por los locales – y con vistas impresionantes, por la soledad que suele reinar a lo largo del camino, y la belleza exclusiva de sitios remotos…

El tramo de la M-127 entre el Robledillo de la Jara y la Puebla de la Sierra – los escasos 18 kms – es una aventura en sí. Según Google Maps, se pueden hacer en poco menos de media hora. Sin embargo, nosotros tardamos más de una hora en recorrer esta vertiginosa carretera de montaña: paramos en todos y cada uno de los miradores – hay muchos parajes acondicionados para disfrutar de las vistas de modo seguro sin poner en peligro los demás coches – hacíamos fotos, paseábamos por las rocas puntiagudas, intentábamos avistar los buitres – por cierto, llevar prismáticos – y visitamos el Molino de Abajo, un rincón de tranquilidad total, a muy poca distancia de la Puebla de la Sierra.

Seguiremos contando nuestras experiencias por los pueblos de la Sierra Norte, y si conocéis alguno que hay que visitar, avisad y allí vamos 😉