Llegamos a París un domingo gris, y nos sumergimos en la paleta mate de colores impresionista de esta ciudad criada al límite, entre el mito y la realidad. Primero quisimos ver su cara tangible, que se puede percibir con los 5 sentidos: la Torre Eiffel, Campos Eliseos, el Palacio de Louvre… luego intentamos penetrar en su niebla densa y sentir la Belle Epoce de París, Napoleón, la bella historia del Jorobado de Notre Dame de París, y hasta bajamos a sus entrañas, para conocer sus memorias más antiguas y más macabras: las Catacumbas de París y 45 millones de años de su historia. Os invitamos al París Oculto…

Las Catacumbas
Visita a las Catacumbas de París es una visita que te quitará el aliento: para empezar, hay que bajar 130 escalones, luego te impresionan con la historia de Lutecia y lo bien que se conservaron los restos crustáceos, a continuación te emocionan con el recorrido por las galerías del osario y para terminar, hay que subir 83 escalones…
Lutecia y la mina de caliza
Una vez 20 metros bajo tierra, podrás ubicarte gracias a las inscripciones con los nombres de las calles correspondientes en la superficie y ¡atención! a la marca negra quemada en el techo que hay que seguir si quieres llegar a la salida sin perderte por la telaraña de los pasadizos.



Si vas despacio, podrás ver muchas cosas curiosas en estos pasillos estrechos e iguales: ¿ves una grieta en las paredes cada 50 metros? No, las catacumbas no se están cayendo a trozos, son respiraderos naturales que se utilizaban para filtrar el aire antes de que se instalara un sistema más moderno.
Fijaos que hay dos tipos de columnas que se usaban para consolidar el techo durante la explotación de la caliza de Lutecia: «cilíndricos» que forman parte de la roca, y «segmentados» compuestos por piedras superpuestas. ¿Cuál de las dos técnicas os parece más segura?
Nota Bene: Lutecia es el nombre de la antigua ciudad galorromana que estaba en la Isla de la Ciudad (Île de la Cité) antes de la aparición de París.
Seguir por los túneles y llegaréis al Puerto de Mahón… una maqueta de la fortaleza de Mahón esculpida en la pared de la cantera.



A unos pocos metros se encuentra el «baño de pies» – un pozo con aguas verdosas descubierto por los mineros y utilizado para lavar los pies durante largas y duras jornadas.
Historia: hace 45 millones el actual París estaba bajo aguas – poco profundas y templadas, un mar que venía del Norte de Europa y poco a poco ocupaba más territorio. Los Pirineos empezaban a nacer y los Alpes ni existían. El clima era tropical y muchas criaturas prehistóricas reinaban aquí por aquel entonces… Al terminar la época Lutetiana, el fango marino, rico en fósiles, se solidificó y se convirtió en las capas de caliza. Bajo la presión de los Pirineos y los Alpes nacientes estas capas se fracturaron y se plegaron formando el perfil del París actual y produciendo «piedras de París», material excelente para la construcción; todos los monumentos góticos se edificaron con esta piedra calcárea.


El Osario, la mayor necrópolis subterránea del mundo
Por fin llegamos a la puerta del osario, enmarcada por dos pilares en tonos negro y blanco, y con las palabras: «Detente, éste es el imperio de la muerte«. Quieres o no, pero la frase te hace parar y reflexionar, aunque sea por un momento fugaz…
Historia: A finales del s. XVIII empezaron a surgir problemas higiénicos en los cementerios de París y es cuando se ordenó el traslado de las osamentas del cementerio de los Santos Inocentes al osario acondicionado en «Tombe-Issoire», una de las antiguas canteras de caliza. A lo largo de los años siguientes se acumulaban aquí las osamentas de otros cementerios de París hasta el año 1860. Al principio no tenía ningún orden y los restos se acumulaban de manera caótica, hasta que a los principios del s. XIX se dieron cuenta que se podría poner el osario «atractivo» y convirtirlo en un lugar… turístico.


Nada más hacer el primer paso, te verás rodeado de las osamentas: túneles llenos de los restos de los parisinos. Están depositadas en un orden: sólo se ven las calaveras y huesos grandes – de los brazos y piernas, el resto se esconde detrás…
Reflexión: En los pasillos del osario hay tumbas, criptas, fuentes, frases filosóficas inscritas en lápidas – todo esto para hacer la visita más entretenida. Pero decir la verdad lo que impresiona y lo que queda en la memoria es el número de osamentas difícil de percibir… y la conglomeración de todos los restos, colocados de forma «atractiva» para atraer al turista…



Como Llegar:
Allí donde hay cola, está la entrada a las Catacumbas de París 😉 Abrigaos bien, porque suele haber unos 30 min. de espera.
Dirección: 1 avenue du Colonel Henri Rol-Tanguy – 75014 París. Metro y RER: Denfert-Rochereau (líneas 4 y 6, RER B); Autobús 38 y 68. Bici: hay varias estaciones de city-bicis en los alrededores. www.catacombes.paris.fr y www.carnavalet.paris.fr
Nota Bene: la salida se encuentra en la calle Rémy Dumoncel, es una visita lineal. Si estáis perdidos, no dudéis entrar en la tienda de souvenirs de las Catacumbas (está en frente) y el asistente os ayudará 😉



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