Nuestro trekking por el camino de Kungsleden – una de las experiencias más enriquecedoras de Suecia y #SueciaJuntos. A parte de daros pistas prácticas, tipo qué llevar, cuándo ir etc., y la descripción detallada de nuestras etapas, también queremos compartir con vosotros los anécdotas de la ruta; que al fin y al cabo, no sólo se trata de andar… andar… andar… también es pasarlo en grande 😉
Para empezar desde el principio: Día 1
Día 2.
Nada, no vino el alce 😉 ni ningún otro animal, ni gente… soledad… así que Denys decidió bajar al río a por el agua en calzoncillos… igual, si no hay nadie alrededor… y son las 8.30 😉
¡¡¡¡¡Let´s be wild!!!!!
Volvió casi corriendo: «Vaya Kungsleden, vaya entorno salvaje. Han pasado 2 grupos mientras estaba recogiendo agua. Y claro, todos tienen que saludar y sonreír ;)))»
Esta misma mañana Denys se mostró muy consciente ecológicamente: estaba buscando un sitio para ir al baño… seriamente… y casi se lo hace encima, porque cada piedra que levantaba para acondicionar el sitio, una casa de hormigas que descubría… y no podía hacerles esta chapuza a los pobres animalitos… A la quinta vez, me parece, que por fin encontró una piedra de nadie 😉
Esta mañana para desayunar conseguimos abrir el paté al que Denys le había arrancado la anilla de abre-fácil… Utilizamos la piqueta de la tienda y una piedra (la diferente de la operación de por la mañana); funcionó de maravilla. ¿Por qué no utilizamos un cuchillo? Porque no lo tenemos ;))) Otra cosa de supervivencia que tendremos que solucionar ;)))
El momento de Kate: mi capuccino de por la mañana. Un lujo, teniendo en cuenta que llevábamos el mínimo de peso posible… Mis sobres de capuccino contados para cada día 🙂 Y hoy hemos hecho el primero… Me siento fenomenal: Denys me ha servido mi capuccino sobre la bandeja improvisada, con una galleta, con vistas a las montañas y al río cristalino; y me ha dejado con mis pensamientos y el diario que llevo escribiendo desde que llegamos a Suecia… ¿Puedo pedir algo más?
La confesión de hoy: Lavarse los dientes en un río, recoger todas tus cosas que caben en una mochila y empezar a caminar a modo nómada salvaje… NO TIENE PRECIO
Denys sigue llamando a los raindeer (renos) «rangers«, porque le pareció que así los llamaban los locales… peculiaridades de la pronunciación. Espero que a los renos no les importe y saldrán algún día a vernos; ¡que estamos en uno de los rincones más salvajes de Europa! ¡Queremos ver animales salvajes! Bueno… desde lejos… y no agresivos… y… que no se nos acerquen… De repente Denys interrumpe mis pensamientos: «Estás consciente de que si vamos a ver un reno o un alce, voy a querer una foto con él, ¿verdad?«…
Hoy toca vadear el primer río (vale, os digo la verdad: un riachuelo y sin mojar los pies 😉 no sé si igual se llama «vadear» o existe alguna palabra menos presuntuosa). Lo miro, elijo el mejor paso y cruzo sin quitarme las botas y sin problema alguno 😉 Denys quiere jugar: quita las botas y me tira una. Aterriza justo a mi lado, sana y salva. Tira la otra… y acaba en el río, llevada por un corriente potente; corro para coger la bota y acabo en el río… Resultado: ambos con un pie mojado 🙂
Empiezo a darme cuenta que el Kungsleden NO es tan solitario y salvaje como me lo imaginé: vamos con la misma gente casi desde por la mañana: nos adelantan, los adelantamos nosotros, paramos a unos metros uno del otro, me canso de decir «Hello» cada dos por tres… empezamos a conversar con algunos…
Denys chismoso: A mí me gusta adelantar caminoes, que no te gusta; y a tí, Kate, te gusta adelantar gente, que no me hace gracia. Vaya familia de dos.
Respuesta de Kate: Pues, haz lo que yo hago cuando tú adelantas camiones: cierra los ojos 😉
Denys utópico: quiere ir a un ritmo ligero, parar cada 40 minutos, descansar durante 20 minutos, tener 2 horas para comer y… hacer 25 kilómetros al día ;)))
Seguimos sin ver animales salvajes... pero empezamos a sentirnos salvajes nosotros, y ya bebemos agua de cualquier riachuelo… el último, creo, que olía un poco a rancio…
Sabíamos que esta tarde entraríamos en la zona de alta montaña donde sería complicado encontrar leña, así que empezamos a recoger los palos más grandes y meterlos en la mochila… mi mochila… la de Kate… (¿pilláis la ironía?) La gente nos miraba sin comprender y algunos preguntaban ¿Why do you have this? Se esforzaban un poco por entender la respuesta pero luego se reían mucho: «Es Camping Gas ecológico» 😉
Momento Conociendo a Gente: Un hombre, australiano, de 65 años con cara de mucho cansancio: es que mi mochila pesa 22 kgs… y 8 kgs son accesorios para la cámara de fotos, pero no, no soy fotógrafo profesional… ?¿?¿?¿ y si él es aficionado de fotografía, con 8 kgs de equipo, ¿quién soy yo, ni siquiera con un objetivo de repuesto…? Con esta duda existencial me voy hoy a la cama… o sea… a la tienda 😉 Buenas noches 😉
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Kungsleden, el trekking por encima del Círculo Polar. Las etapas que hicimos nosotros.
Diario del trekking Kungsleden:
Día 3. Cuando aprendimos escuchar el silencio
Día 4.A Cuando Denys quiso un souvenir muy especial