Yo diría que es una ruta mágica, llena de secretos románicos y vistas que te quitan el aliento. Por otra parte, es una ruta muy adaptable al tiempo que tengáis, ya que se puede hacer la mitad y hay varios escapes por sendas y carreteras que la cruzan. Sin embargo, aunque sepas que la «civilización» está cerca, no la percibes… te sumerges en tranquilidad y el silencio lleno de vida salvaje, y te tapas con una cortina de las historias que te van contando los paisajes, los pueblos que pasas, aldeas-fantasmas, monasterios perdidos…
Dicen que es uno de los mejores senderos de pequeño recorrido de Galicia, ya que pasa por uno de los tramos más emblemáticos de los Cañones de Sil.
Inicio de la ruta:
Dejamos el coche en la plaza central, plaza do Barquilleiro, del pueblo Parada de Sil y empezamos a andar.
Curioso: El nombre de la plaza se debe a los jóvenes emigrantes de Parada de Sil a Madrid, donde se ganaban la vida vendiendo barquillos en los parques. En el centro de la plaza hay una estatua en honor a estos emigrantes.

La ruta tiene forma de un ocho, con un bucle de 10km y el otro – de 8,5km, en total de 18km de largo. Si no hay tiempo o ganas de hacer la ruta entera, yo recomendaría el bucle de 10km, que pasa por el Monasterio de Santa Cristina.
La señalización que tenéis que seguir es de PR-G 98, marcas en amarillo y blanco. En el inicio de la ruta hay que estar muy atento: a la derecha la ruta va en la dirección al Monasterio y a la izquierda – hacia Fondodevilla. Si se quiere dirigir al Monasterio, al llegar a la carretera, hay que cruzarla y seguir las indicaciones. Si no, iréis en dirección opuesta, a Sardela. Es muy importante tener claro dónde queréis ir y que ruta pretendéis hacer (en que dirección, de cuantos kms etc.) y disponer de un mapa o el plano de la ruta en cada momento, ya que existen muchas sendas, atajos y variantes de la ruta, lo que hace fácil perderse.
JaJaJa: Es precisamente lo que hicimos nosotros: no prestamos demasiada atención, porque pensábamos que como la mayoría de las rutas señalizadas de España, no tenía pérdida… y nos fuimos para Sardela en vez de al Monasterio… nos dimos cuenta a un km y tuvimos que volver a Parada de Sil y empezar de nuevo, esta vez, más atentos 🙂

La ruta, puntos de interés:
Una vez estamos en la ruta correcta, nos dejamos llevar por la belleza virgen de bosques frondosos de Galicia.
A pocos kms de empezar, entramos en un pueblo fantasma… no sé si existía de verdad y si lo vais a ver vosotros cuando vayáis, porque en el plano no estaba marcado… Será que ¿sólo aparece a una hora determinada un día al año? No nos atrevimos a meterse dentro de las casas, para no molestar a los espíritus… (y también por el miedo de que se derrumbara el techo…)


Nada más dejar el pueblo, entramos al reino de los árboles gigantes, de cuerpos IZURODOVANI en las guerras con los monstruos de sol, agua y viento.

Nos acercamos al pueblo Castro; la ruta sigue por la carretera, pero la mano de la bruja dibujó una flecha amarilla que dice que tenemos que pasar por el pueblo… No sé porque, pero una fuerza irresistible nos lleva al pueblo… no hay nadie en las calles, solo casas y olor dulce a flores…


Después de unos metros por el bosque, salimos a una explanada con vistas al río Sil… Un lugar para parar, descansar, disfrutar y decidir si coger la senda adicional hacia el Monasterio o no… Como ya nos habíamos entretenido bastante, al final seguimos la senda principal, que ahora bajaba en dirección del río, en una bajada pronunciada. Corríamos hacía abajo tan contentos, sin prestar atención a lo que nos decía nuestro instinto experimentado: «Todo lo que se baja, luego se sube…» Ya lo pensaremos/sufriremos en otro momento, de momento…
De repente salimos al cruce: Monasterio a 300 m/la ruta… El plan principal era no bajar al Monasterio y luego subir hasta allí en coche… pero si solo son 300 m de desvío… y nos fuimos al Monasterio. La verdad es que ahora pienso que la mejor manera de descubrir esta joya escondida entre los árboles es llegar hasta ella andando… cuando poco a poco vas avistando sus paredes entre las hojas de los árboles que lo protegen; una sensación única que debían de sentir en su tiempo los monjes que decidían pasar el resto de su vida dentro de sus paredes y este encuentro fue su primer contacto…



Tip: Podéis vagar por sus ruinas libremente, y que no se os olvide subir a la torre para disfrutar de las vistas. Si lo prefería podéis contratar una visita guiada por el recinto en el claustro; si no me equivoco, cuesta 1€/persona.
De aquí fuimos corriendo ya que se nos hacía muuuy tarde… corrimos toda cuesta abajo… pasando ríos, saltando arroyos… hasta que llegamos al punto donde empezó la subida… Una subidita interesante, en la que lo importante es tomarla con calma… con muuucha calma, parando para disfrutar de las vistas.
Al final de la subida nos esperaba la aldea de Portela, sin bares ni tiendas ;), pero con una fuente de agua rica en la entrada. Cuando entramos, funcionó la alarma – el perro empezó a ladrar al ver los desconocidos 😉 – y salió un señor para calmarle y contar un poco sobre la aldea: que casi no hay gente, que es mejor no meterse en coche por sus calles, que si que hay carretera, pero no nos la recomienda y si queríamos ir más rápido a Paradas de Sil, podíamos coger uno de los atajos… Ah, y que acabábamos de pasar un manantial más rico de la zona sin darnos cuenta (si queréis buscarlo, es un tubo negro que está justo al acabar la subida).
Ahora empiezan los miradores, cada uno con vistas muy bonitas y diferentes… No os perdáis ninguno, permitiros el lujo de relajaros y disfrutar un rato de la tranquilidad y belleza…




El mirador de Os Balcones dos Mouros de Madrid es el último punto, después del cual volvemos a Parada de Sil pasando por Fondodevilla. El nombre viene de que las mujeres venían aquí para despedirse y esperar a sus hijos y maridos que habían emigrado a Madrid a vender barquillos…
Tip: Si os pilla la noche por aquí, como a nosotros, vais a poder escuchar mucha vida salvaje: porcos bravos cenando, pajaritos contando las últimas noticias, algún animalito pequeño correteando entre los arbustos…
El cielo nos amenazaba con que en cualquier momento podía empezar a llover… pero solo fueron amenazas vanas que nunca cumplieron.
Consejos prácticos:
- Uno de los más importantes: llevar algo contra las garrapatas. Por lo menos cuando fuimos nosotros (junio), había muchiiiiiisimas, hasta tal punto que volvimos a mitad de camino para pasar por farmacia y comprar un liquido. No tengo derecho de recomendar nada, pero el loción «Cupex», pediculicida, nos funciona de maravilla: vez como intentan subir por el pantalón, hacen 5-10 pasos y… caen…
- Tener en cuenta que la ruta tiene muchos escapes por las carreteras o sendas adicionales, prestad atención y/o si veis a algún paisano, preguntar.
- Al Monasterio de Santa Cristina y el mirador de los Balcones se puede llegar en coche (por si no os apetece hacer la ruta).
- Si lo que buscáis es los paisajes dramáticos del Cañón del río Sil, llegar en coche al mirador de los balcones y seguir la ruta que hicimos nosotros en dirección contraria hasta Portela y volver.
- Ropa cómoda: cubrir las piernas y los brazos (mucha vegetación y garrapatas en algunos tramos), botas (fui con zapatillas y la verdad es que a veces me molestaba el tobillo), agua (se puede llenar la cantimplora en Portela).
- El tramo del desnivel más brusco es entre el Monasterio y Portela.
- Nosotros sólo hicimos el de 10kms y tardamos 5 horas, entre paradas para ver el Monasterio, disfrutar del Cañón, charlar con paisanos… vamos, tomamos nuestro tiempo sin restricciones ;)))


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