Seguimos disfrutando del parque de Doñana: esta vez vamos a conocer el ecosistema de dunas y la playa. Vamos a Matalascañas, de donde en dos direcciones opuestas salen 2 rutas que nos darán una idea sobre las dunas: dunas fijas y dunas móviles. ¿Cuál es la diferencia? Las fijas ya no se mueven y están cubiertas de vegetación. Las móviles están en constante movimiento, cada vez cambiando las formas y tamaños, cubriendo oasis de vegetación y descubriéndolos en otros puntos…
Senda peatonal «Cuesta de Maneli». Dunas fijas
Ubicación: en el km. 39,7 de la carretera A-494, dirección Matalascañas a Mazagón. Hay un parking pero en temporada de playa se cobra 2€/día (en mayo ya cobraban). Sin embargo, nosotros llegamos a las 19.00 y el guarda nos dijo que no teníamos que pagar porque se iba a las 20.00. El parking no cierra… una indirecta 😉
Longitud: 1,2 km aprox. Tiempo: 30 min. sólo ida. Tipo: lineal. Fácil. Señalizada. Entarimada (no se camina por la arena, como en la ruta del Acantilado del Asperillo, sino por una pasarela de madera).
Comenzamos con una fuerte pendiente entre pinos que poco a poco van cambiando de tamaño y forma (en las zonas abiertas, donde sopla el viento del mar se hacen más bajos y algunos crecen casi paralelamente al suelo). Otro fenómeno típico de las zonas dunares cerca del mar es el «efecto spray«: el viento del mar lleva pequeñas gotas de agua que contienen sal. Se depositan en las primeras ramas que encuentran por el camino y con el paso de tiempo las secan…
Si os fijáis en la arena, a los dos lados de la pasarela, vais a ver huellas de diferentes animales, aves e insectos. Dicen que después de la puesta de sol, si no hacemos ruido, podríamos avistar alguno…
Una vez llegáis a la playa, no hay prisa… Disfrutar de todo lo que veis: las gaviotas y correlimos picoteando en la arena, pescadores con sus labores en las aguas de marea baja, y familias disfrutando de un día de sol y playa…
Tip: Recomendaría esta ruta para todo el día. Ir por la mañana, pasar en la playa todo el día y volver por la tarde, después de la puesta de sol si queréis ver los animales y antes si queréis enlazar esta ruta con la siguiente.
Sendero Dunar. Dunas Móviles
Ubicación: Matalascañas. Gran Hotel del Coto, bajáis a la playa y aparcáis donde el chiringuito. Vais a ver un sendero entarimado y un cartel «Parque de Doñana«.
Longitud: 1,5 km aprox. Tiempo: 40 – 60 min. Tipo: circular con el primer tramo lineal. Fácil. Señalizada. Entarimada (en teoría… lo explicaré en la descripción ;))
El sistema dunar se extiende a lo largo de 25 km, en paralelo a la línea de costa. Puede llegar a alcanzar 5.000 m de ancho y su altura máxima es de 30m. Las dunas de esta zona son móviles. Dicen que una de las razones por las que se mueven es el abuso de la vegetación por los pescadores de los s.XVI y XVII que se instalaban en la costa en la época de migración de los atunes y utilizaban la vegetación para construir sus chozas y como combustible. Las raíces, que mantenían las dunas, iban desapareciendo, lo que contribuyó al proceso de movilización.
Nada más empezar la ruta, nos dimos cuenta de la fuerza que tienen la arena y el viento unidos y las dimensiones de los cambios que producen: la pasarela desaparecía en muchos tramos, enterrada debajo de la arena. De repente aparecía a unos 50 metros para esconderse bajo una montaña impresionante de arena… Y así en todo el recorrido… No sé si van a arreglar el recorrido para la temporada alta, pero de momento era imposible seguir todo el camino por la pasarela; nos hundíamos en la arena, subíamos las dunas para intentar ver por dónde seguir, veíamos las señales muy a lo lejos, abajo en la playa, bajábamos para seguirlas pero enseguida teníamos que adentrarnos en las dunas porque allí se avistaba un trozo de la pasarela… En fin, una clase maestral para entender el concepto de las «dunas móviles«.
Esta ruta pasa por uno de los paisajes más curiosos y emblemático del parque de Doñana. Los sucesivos «trenes» de dunas móviles se empujan por el «foreño» (el viento fuerte dominante del SO) y van cambiando el paisaje cada vez que lo ves. Entre un tren y otro están los «oasis», los valles interdunares que se conocen como «corrales«, islas de vegetación, que consiguen sobrevivir en el mar de arena. Es una imagen verdaderamente impactante: de repente, desde lo alto de la duna, notas algo verde dentro, entre varias dunas. Al bajar, te encuentras con un mini-bosque de pinos grandes y arbustos varios que intentan reconquistar su territorio a las arenas…
Tip: Para mi el mejor momento para hacer la ruta es al atardecer. Empezar por adentrarse a los corrales interiores y volver por la playa. El atardecer es impresionante aquí. Si os gusta despedirse del sol con una copa, supongo que en el chiringuito donde habéis aparcado el coche os podrían ayudar 😉
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