Como dentro de nada ya empieza la temporada de invierno, nos despedimos de la categoría «PLAYA» en nuestro blog para dar lugar a…
Pero nos despedimos con la última entrada de playa, y será sobre nuestra finalización de temporada veraniega.
Fueron 2 viajes, 2 fines de semana seguidos en autobús Madrid-Bilbao y luego, en metro. Las dos veces fuimos con la idea de pasar todo el finde en la playa, «vuelta y vuelta», para, digamos, absorber bien el ambiente y no tener mono de playa hasta la temporada siguiente…
¿Creéis que somos capaces de pasar un finde sin movernos y únicamente tostándonos en el sol, con una capa crujiente de arena a su punto de sal marina?…
Por cierto, hay varios campings cerca de Bilbao hasta los que se puede llegar !en metro! Para ahorrar, comprad la tarjeta de transporte «Creditrans«, que os da derecho a descuentos importantes y se puede cargar con 5€, 10€ o 15€. Además, si os sobra saldo, lo podéis aprovechar. Para más información – la página de metro de Bilbao
Fin de Semana 1. En Sopelana
Características principales:
Camping: «Sopelana«, a unos 500m de la playa; desde la tienda se ve el mar 😉 Tiene cafetería/bar, un mini supermercado, bungalows, playground y zona libre de acampada.
Pues, para solamente pasar la noche en la tienda y el resto del día fuera está bien, pero si sois de los que os gusta dormir siesta en la gamaka, al lado de la tienda, o leer tranquilamente en la sombra … lo vais a tener complicado, porque:
- primero, no tiene ni un solo árbol;
- segundo, está petado en verano, que casi se oye la respiración del vecino;
- y tercero, está lleno de turistas (no especifico países, cada uno tenemos nuestra propia experiencia para hacer conclusiones sobre el tema) gritando toda la noche y pasándolo bien, claro, sin invitar a los demás a su fiesta «privada».
Pero por otro lado, el personal es amable, el precio es uno de los más económicos por la zona si venís con la idea de estar cerca de la playa y de transporte público. Desde Bilbao se puede llegar en metro bajando en la parada de Sopelana y luego ir andando (o coger taxi, o buscar un autobús etc.); mirad la ruta en el google antes, o preguntad a los locales, todos conocen el camping; también hay una oficina turística, donde podéis pillar un mapa del pueblo 😉
Temperaturas altas, a veces demasiadas, por lo que casi todo el tiempo lo pasamos en la playa; salimos únicamente para ir a ver un punto de interés que conocimos gracias a mi pasión por postales, el puente colgante. Es el famoso puente de Bizcaia, el primer en el mundo, puente transportador de estructura metálica, Patrimonio de Humanidad desde 2006! Y está a nada, a unos 20 min. del camping, metro Portugalete, en el pueblo de Las Arenas.
Impresiona. La gente local lo utiliza como transporte público, para ir de un lado del río al otro, pagando 0,35€ por persona y tardando 5 minutos. La mayoría de turistas suben a una de sus patas habilitada para eso, por 10€, para vistas panorámicas. Nosotros fuimos con los locales para explorar el otro lado por 0,32€ (descuento que te da la «CreditransCard»), haciendo fotos por el camino, o sea, siendo algo intermedio entre un local y un turista 🙂
Mi duda era: ¿para qué levantar un monstruo como este para que sirva como una ferry, que es mucho más fácil de construir? Y claro, observando como se mueve colgando de unas cadenas enormes… me dí cuenta que si se queda en uno de los lados del río, pueden pasar barcos grandes para salir/entrar al puerto! Y justo cuando lo entendí, pasó un barquito de ejemplo práctico.
En el pueblo, Las Arenas, la verdad, es que no vimos muchas cosas interesantes, a parte del puente: está bien pasar allí una tarde si no sabes que hacer y andar por el paseo marítimo, donde están señalados todos los puntos de interés, pero tampoco es un destino para más tiempo. Si me equivoco, corregid.
Esta misma tarde fuimos a ver otra playa, que está a unos 20-30 min. de la que está al lado del camping, dirección aprox. Oeste. Me gustó más… puede ser simplemente porque la vimos al atardecer, ya casi vacía, cansada de tanto sol y tanto calor…
…o porque es más amplia, tiene vistas espectaculares, unas rocas creadas por la fuerza unida de mar y aire y porque para llegar hasta allí hay que bajar por unas escaleras esculpidas en la montaña… o por caminitos trotados por amantes de atajos.
A la vuelta al camping pasamos por el bar (está justo por el camino a la playa, no lo perderéis) y nos tomamos un vino blanco con aceitunas perdiéndonos en los últimos rayos del sol. La imagen del sol bañándose en aguas templadas antes de acostarse es tan tierna, tan íntima que me daba ganas de abrazarle y desearle Buenas noches…
Cámara de fotos: SONY, que significa que pasé mucho tiempo a mi bola, haciendo mil fotos de lo mismo con unas diferencias perceptibles solamente por los más frikis 🙂 Y Denys se vió obligado inventarse cosas para no aburrirse hasta basta-ya-no-cogemos-nunca-mas-la-cámara-a-la-playa!!!…
Pues, al final, si que Denys llegó a basta-ya-no-cogemos-nunca-mas-la-cámara-a-la-playa!!! (ya veréis que para la próxima llegamos a un compromiso ;))
Fin de semana 2.
Características principales:
Camping: «Arrien Gorliz«.
Situado en Gorliz, metro Plentizia.
Del metro se puede ir andando, 30 min. aprox., coged mapa o preguntad muy bien como llegar, que es un poquito lioso. O también se puede ir en autobús, que a la vez os llevará de excursión por todo el pueblo y alrededores, ya que tarda aprox. lo mismo que andando, pero yendo recto, luego a la derecha, luego volviendo, a la izquierda, recto…. ya veo el camping… para atrás, a la derecha… donde estamos … a la derecha otra vez, recto … bajas del autobús y estás a 5 min. del camping 🙂
Este camping nos gustó más que el de la semana pasada, ya que acampamos donde las parcelas, cerca de la zona de barbacoa, donde había algunos árboles… y campistas de larga duración que al final pierden noción de la realidad y ya perciben el camping como si fuera su pueblo y se ponen a gritar a todas las horas, pasar por tu parcela para ir al baño, revisar lo que estás cocinando …. etc… pero bueno, que todos posibles problemas fueran sólo esto 😉
También dispone de una playa a unos 600m, un mini supermercado, un bar (que por cierto, olía muy apetecible ;)), bungalows, zona de acampada libre, donde estaban mayoritariamente auto-caravanas y campistas con coches, y una zona de parcelas que también dejan a campistas sin coche (es la zona que más me gusta). No comento nada de baños/duchas porque estaba todo bien, sin resaltar nada. Ahora un detalle que si que hay que señalar: por el camino al bar, pasáis por … una jaula grande con todo tipo de pajaritos pequeñitos, que chillan sin callarse y todo el rato se relacionan entre sí y con la gente, como nosotros, que les dedica un ratito ;)!!!
Temperaturas variables: el primer día bastante bajas, por lo que fuimos a ver que hay en aquella montaña… y acabamos a 18 km del pueblo…
Muy a nuestro pesar hicimos una ruta de senderismo de unos 20km 😉 Y eso que veníamos con la idea de estar quietos en la playa, sin hacer nada 🙂 Pues imaginaos como nos pasamos cuando sí planeamos algo más divertido 😉
Pero mereció la pena. Anduvimos hasta el final de la playa de Gorliz y notamos una senda que se escapaba por la pendiente. Fuimos a ver si podíamos encontrar algún rinconcito para escondernos del viento y tirar allí toda la mañana observando y escuchando al mar.
Como siempre pasa en rutas entre agua y monte, te pica curiosidad: y si detrás de este giro hay vistas mejores, y si bajamos un poco y encontramos una cueva perdida, y si pasando esta colina nos chocamos… con algo impresionante… Así poco a poco subimos a un punto desde donde se veía toda la costa, bueno, hasta donde llegaba la vista…
De repente abajo del todo, en un pico vimos algo que nos sonaba a ruinas… ¿Qué será? Pero claro, si bajamos, luego tendremos que subir… resulta que son ruinas de un fortín del s.XVIII…
Si hay cosas como esta seguramente detrás de la siguiente curva habrá algo más…
Pues si, había, mucha tranquilidad, soledad y … ruta Astondo-Billano-Ermua (o también, la ruta al revés, pero que me gusta mucho la descripción), con el fortín Azkorriaga que acabamos de pasar; cabo e isla Billano, que tiene varios nombres; faro de Gorliz, que dudábamos entre volver y seguir hasta él y sí, hay que seguir por las vistas y por baterias de costa de la Guerra Mundial que invitan a imaginación y despiertan sed de tesoros.
Íbamos bien… hasta que llegamos a un cruce donde ponía en euskera: Fao, Armitza, Ermua Mendia. ¿A dónde ahora? Como no íbamos a hacer la ruta, no estábamos preparados, así que vamos a aplicar lógica: sabemos que la ruta es circular, según carteles que pasamos; Ermua Mendia, es una montañita pequeñita que acabamos de subir… Fao, según nuestra traducción, debe de ser Faro, también lo hemos visto, así que para Armitza! Y este fue el error!!! Armitza es un pueblo a unos 7km de Gorliz, por la carretera y a unos 8km de donde estábamos nosotros…
… pero la ruta fue bonita, atravesaba el bosque de eucaliptos que desprendían su olor característico de días calurosos.
Salió el sol, estábamos solos… Romántica… hasta llegar al pueblo, ver el mapa y darnos cuenta que estábamos más lejos del camping de lo que pensábamos…
Sigo repitiendo: en el mundo hay más buena gente que mala, y si necesitas ayuda, la tendrás.
Nos acercamos a un señor para preguntar como podíamos volver a Gorliz, le contamos toda la historia… y terminamos en su coche que nos llevó al pueblo de Gorliz, el hombre decía: «Es que yo también viajaba mucho de joven y me hace ilusión ayudaros un poco, que veo que también os gusta este rollo de viajes sin planear, a vuestro aire…»
Aprovechamos que estábamos en el pueblo y pasamos por el supermercdo para compramos carne, porque hoy es el día de barbacoa!!! p.s. Justo detrás del supermercado del pueblo, está la oficina de turismo, por si queréis información de la zona y Bizkaia.
Después de barbacoa, sacamos a pasear nuestras calorías recién adquiridas… y acabamos en el centro histórico de Gorliz, que definitivamente merece una visita. A pesar de que el pueblo es muy pequeño, tiene vida nocturna. Además, las calles están bien iluminadas, cuidadas y en puntos de interés están los carteles con la información.
El segundo día fue digno de llamarse «el día para cerrar la temporada»
Bañamos toda la mañana, nos tostamos en la arena, y probamos la diversión más típica de la gente indígena de la playa: darnos paseos por el borde del agua, a diferentes velocidades, con la expresión muy seria.
Cámara de fotos: compacta acuática, pequeña y que no me llama tanta atención, porque no me salen fotos de tal manera como yo quiera. Denys contento, porque pasé más tiempo con él que con mi cámara.
Así acabamos la temporada: al final no pudimos pasar todo el tiempo «vuelta y vuelta» y no sé si algún día lo aprendemos hacer, pero ahora toca LA TEMPORADA DE NIEVE y no van a poder ser fines de semana de «vuelta y vuelta», porque se puede coger un trancazo 😉
Adiós verano!
Bienvenido el invierno!