¿Quién dijo la palabra «aburrido» en relación con la playa? ¡De eso nada! Si no hay ninguna actividad a la oferta en la zona, nos la inventamos, y si la hay, la descubrimos; y siempre encontramos lo mejor del área, lo más emocionante, extraordinario, y a veces, lo más peligroso y arriesgado... La zona de Denia no iba a ser una excepción. ¡Encontramos el paraíso de difícil acceso, la ruta que os llevará al mundo subterráneo y submarino, lleno de sorpresas inesperadas y belleza idílica.

Ruta de la Cueva Tallada
Itinerario
Descubrimos la Ruta de la Cueva Tallada por pura casualidad, gracias a que la única empresa de alquiler de kayaks de la zona no quiso darnos servicio a las 16.00… Preguntamos si había otra manera de llegar a la cueva, y nos contaron que existía una ruta a pie: según unos era bastante larga, según otros, no íbamos a tardar nada… Decidimos encontrar la verdad y nos pusimos en marcha: Yo, Denys, su hermana pequeña y su tía, recién llegada de Ucrania.
Dejamos el coche donde el restaurante Ca Nano, subimos un poco por la carretera (dirección Les Rotes) y giramos donde pone: La Ruta del Gerro (lo que significa «Jarra», debido a su forma curiosa). Pasamos la curva… y la tía de Denys se sintió a punto de dar la vuelta: delante nos esperaba una pendiente interesante…


Al coronar la calle cuesta arriba, nos preguntamos: “¿Y por qué no hemos venido con coche hasta aquí? ¿Por tontos?” Así que, ya sabéis, hay un hueco para dejar el coche arriba del todo.

La carretera asfaltada sigue rodeando el montículo hasta llegar a la Torre del Gerro, de donde baja otra senda para llegar a la cueva. Nosotros elegimos seguir de frente, justo donde la barrera y la señal: No pasar, salvo vehículos autorizados. Senda peligrosa. Peligro de caídas. Menos mal que la tía de Denys no entiende el español… así que seguimos.

Y la primera recompensa por el sufrimiento de la subida y el riesgo asumido al coger la senda prohibida fueron las vistas. Azul marino hasta donde llegaba la mirada, piscinas naturales rodeadas por rifes, reflejos del sol penetrando aguas cristalinas… Un momento de descanso y relax…

A pocos metros se encuentran los escalones de los gigante… o por lo menos, así me sentí yo al descenderlos.
#TipViajero: Ya de vuelta, entendí cómo funcionan estos escalones; tienen truco para ayudar a la gente bajita 😉 Hay que pisar todos los escalones, de los dos niveles, lo que produce una sensación rara, pero no te obliga estirarse para llegar al siguiente.

A partir de aquí empieza la senda salvaje, trotada por los lugareños para llegar a los sitios escondidos: camino estrecho, limpiado lo justo para no hacerse daño, y sin medidas de seguridad típicas de atracciones turísticas. En los tramos más conflictivos han puesto cadenas para agarrarse, lo que nos da más seguridad a los que tenemos vértigo.


Y llegó el momento de acceder a la cueva… Denys desapereció primero en sus entrañas – mientras que la hermana y la tía peleaban con las piedras, cadenas y destrepes, y yo les sacaba fotos – y unos minutos después volvió a aparecer con los ojos muy grandes, llenos de emoción y aventura.
“¡No os podéis imaginar lo que hay dentro! ¡Es una auténtica pasada!”


Para acceder, hay que pasar – con mucho cuidado – por el borde de la roca puntiaguda, esculpida por el mar y el viento, amenazados por las olas intentando continuamente agarrarte de los pies y llevarte al fondo frío…


#ModoCallejaON, no os asustéis demasiado 😉
Entramos por un pasadizo amplio, de techos altos, con piedras sueltas caóticas y agujeros en las paredes, por los que penetraba el sol. Lo que veíamos impresionaba, pero no os podéis ni imaginar las sensaciones que nos causó la siguiente sala: mitad sumergida en aguas, mitad seca… Una sala que parecía la nave principal de una Catedral antigua abandonada, con suelo tallado y marcas de símbolos ancestrales por todos lados. Agua transparente, fría, con reflejos morados y el fondo que parecía escamas de pez… si no estuviera rodeada por una muchedumbre medio desnuda, pensaría que me había teletransportado en tiempo y espacio…




Aquí quitamos la ropa y “acampamos” en la islita de enfrente. Nos equipamos con máscaras, tubos y zapatillas de agua, y empezamos la caza fotográfica de peces y corales.
¡Qué conste! Ningún animal o planta ha sufrido, ni siguiera pisamos a nadie.



Las aguas aquí son calientes y no muy profundas, lo que atrae a todo tipo de peces en búsqueda del alimento. No tienen miedo al humano y parecía que hacían lo mismo que nosotros: estaban realizando una actividad de ocio, venían a ver a la criatura humana que solía aparecer en grandes cantidades por esta zona 🙂

Al caer el atardecer, todos contentos – nosotros y peces – volvimos a casa a descansar y prepararse para el siguiente día de aventura.
El porque del nombre
Si os fijáis en el techo y paredones de la cueva, veréis que tiene marcas muy curiosas, como si hubiera una iglesia o palacio aquí muchos años atrás… En realidad, son marcas de las herramientas con las que se extraía la tosca (una especie de formación mineral) con la que se construyeron el castillo de Denia y la iglesia-fortaleza de Xabia, a parte de algunas construcciones privadas. Hoy en día no se saca más tosca, pero las cicatrices quedarán de recuerdo para siempre.

Datos prácticos
Acceso: En coche hasta el Restaurante Ca Nano o «Camino restringido» en dirección la Torre de Hierro (mapa). A pié: desde Denía (ruta descrita o pasando por la Torre del Gerro) o Xabia. Por mar: desde el restaurante Ca Nano donde hay alquiler de canoas o en embarcación propia.


Importante: La cueva forma parte de la reserva natural, así que están prohibidos la pesca, lanchas a motor, pernocta y las demás actividades que puedan perjudicar la flora y fauna de la zona.
Si queréis descubrir la cueva en profundidad, que no se os olvide llevar linterna.
Para hacer snorkling, llevad máscaras, tubos y zapatillas de agua

Dificultad: fácil por la longitud, exigente por el tipo de terreno. Se recomienda NO hacer esta ruta a la gente que tiene vértigo fuerte o no está acostumbrada a terrenos accidentados. Tramos con cadenas para facilitar la progresión en puntos conflictivos.
Calzado: Lo ideal sería llevar botas de montaña con tobillo alto… pero entiendo que es pedir demasiado en verano, así que, por lo menos, que no sean chanclas, por favor. Sandalias, zapatillas, algo que agarre bien.
Ropa: no hay sombra, así que toca protegerse del sol.
Agua: No hay agua en todo el recorrido, importante llevar bastante, sobre todo, los días de mucho calor y si se quiere pasar un largo rato en la cueva.

Longitud: aprox. 2 kms (ida)
Tiempo: aprox. 40 min. (ida) + todo lo que queráis pasar en la cueva.
Desnivel: un poco de subida al principio (evitable), fuertes bajadas (subidas de vuelta) por escalones.
Tipo: lineal

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