Íbamos a pasar todo el día en la playa, no teníamos previsto hacer turismo en ningún momento de nuestro «fin de semana playero», pero por alguna extraña razón nos encontrábamos en la carretera dirección Sagunto buscando «que ver» por la zona… cuando apareció en el horizonte la gran muralla del castillo de Sagunto. En 10 minutos estábamos en la oficina de turismo de la plaza Cronista Chabret acosando a la empleada con preguntas de todo tipo: ¿Qué horario tiene? ¿Cuánto cuesta? ¿Dónde se puede aparcar gratis? ¿Qué hay de interesante? ¿Y rutas de senderismo?.. Vi de reojo que la mujer respiró hondo cuando por fin la dejamos en paz, y, muy contentos con la información recibida, fuimos a descubrir la ciudad de Sagunto.
Entramos al casco antiguo por la Plaza Mayor porticada, pasamos por la iglesia de Santa María, ya íbamos a entrar cuando nos atrajeron los sonidos de tambores militares; respondimos su llamamiento y lo seguimos. Nos llevaba en la dirección de la Ermita de la Sangre, en la puerta de la cual nos quedamos petrificados sin saber qué hacer: entrar o mejor dar la vuelta, ya que pasaba algo muy extraño. Varios soldados romanos entraban en una iglesia cristiana, choque de religiones, mezcla de dioses, conflicto de varios siglos…
#TipViajero: En Sagunto descubrimos un modo muy práctico de convencer a los turistas entrar en museos y otros sitios de interés – una flecha con explicación (en varios idiomas) y en grande: GRATIS (sólo en español) 😉
Escapamos de los romanos y nos metimos en el barrio judío por la Puerta de la Judería, que en su tiempo era muy importante ofreciendo refugio para los judíos que fueron expulsados de Valencia. Aquí se asentaron, no sin pagar impuestos, y construyeron su propio barrio, cuyo trazado de las calles llegó hasta nuestros días sin cambios.
Callejeando y explorando, subimos hasta los muros del Teatro Romano, dimos varias vueltas, miramos dentro a través de las rejas, pero entrar sólo se puede por la puerta principal. Lo más interesante de este teatro es que sigue funcionando, el escenario está equipado para dar funciones, una parte de los asientos restaurada, pasillos debidamente señalizados. Es una mezcla cuidada y funcional de los antiguo – aún visible en una gran parte – y de lo nuevo.
#TipViajero: Según la información turística recibida en la panadería «Forn», todo el pueblo se teletransporta a la era romana durante una semana en abril; es cuando hay muchas actividades relacionadas con la época, entre ellas, funciones gratuitas en el teatro romano. Si las fechas os cuadran, parece ser una experiencia muy curiosa.
Subiendo al Castillo, teníamos la idea de verlo rápido y bajar a la playa… olvidaros. Son, como mínimo dos horas, el recinto es enorme, pero merece la pena dedicarle este tiempo y más.
#TipViajero: Si os gustan visitas guiadas, nada más entrar al recinto, probablemente se os acercará un guía tímido ofreciendo sus servicios por 3€; aunque no lo parezca, hace bien su trabajo, vimos la gente que contrató su excursión, y parecían contentos.
Normalmente se relaciona el Castillo con la época romana, pero la verdad es que nadie puede decir con total seguridad cuándo aparecieron en esta colina los primeros asentamientos y edificaciones. Sagunto nació como Arse, pasó a llamarse Saguntum, Morbyter, Murviedro, hasta volver a Sagunt y fue escenario de muchos acontecimientos históricos importantes. El castillo sirvió diferentes propósitos y hoy en día tiene unas de las mejores vistas panorámicas de la toda la zona – desde el mar, hasta la montaña, con Saguno en medio. Se puede explorar libremente, pero hay que tener cuidado, ya que muchos espacios potencialmente peligrosos no están protegidos; confían en el sentido común del turista.
Al recorrer el castillo por completo, bajamos por el Calvario. No entendíamos muy bien lo que era y no había nadie para preguntarlo, pero dimos un paseo por esta bonita zona de un blanco cegador.
Deberes hechos: Calvario de Sagunto es el escenario donde el día de Viernes Santo tiene lugar la representación de la Pasión y Muerte de Jesucristo. En la parte superior se encuentra la Ermita del Santísimo Cristo (s. XVIII). Al conjunto se accede por un camino en zig-zag (Via Crucis), representación de los sufrimientos de Jesucristo.
Dimos por terminada la visita y… casi nos íbamos sin probar uno de los mejores panes que he comido nunca, pero afortunadamente a Denys le dio su típico ataque de hambre y quiso buscar algo rápido para picar. Es cuando vimos la panadería «Forn» que estaban a punto de cerrar, pero nos dejaron entrar. Salió la dueña a nuestro encuentro y trajo las últimas piezas de pan romano que le quedaban: con aceitunas, aceite de oliva, higos, ajo, manzanas – todos con su forma especial. Con mucha dificultad escogimos la «hoja» de ajo y aceite – un pan riquísimo y relativamente barato – 1,20€/la hoja.
#TipViajero: Si queréis disfrutar de pan romano, procurar hacerlo un sábado, es cuando lo hacen.
Contentos y asados por tanto calor, nos vamos a las playas Valencianas a pasar el resto del día, pero si a vosotros os apetece conocer Sagunto en más profundidad, aquí os dejo una guía de Sagunt, interactiva y muy útil. También disponen de una aplicación móvil, pero a mí me da problemas al descargarla; por si queréis intentarlo vosotros: app.
Información turística: Ya a la vuelta descubrimos la web de Turismo Sagunto, muy útil, con muchos apartados bien organizados y con detalles interesantes para preparar la visita. Aquí os dejamos el link donde podréis consultar horarios y precios de los museos, visitas guiadas disponibles, recorridos recomendados y mucho más.
Parking: Hay mucha zona azul (sábados hasta las 13.00, domingo gratis) y blanca (gratuita), muchas veces en frente de la azul, así que atentos. Es muy cómodo aparcar en la plaza Cronista Chabret y descubrir el casco antiguo a pie (prohibidos coches de no residentes). Sin embargo, si lo preferís, podéis subir en coche hasta el teatro romano y aparcar allí (zona blanca).
¡Qué paséis buen tiempo en Sagunto!
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