Antes de volver a Madrid, en nuestro último día de #RumboNorteJuntos, edición #Galicia, decidimos desviarnos un poco para conocer los hórreos de A Merca, el pueblo de Vilanova dos Infantes y el Castro de Castromao. Y no nos decepcionaron – nos quedamos con buen sabor de boca y un presentimiento que vamos a volver por la zona algún día para descubrir los demás secretos…
Hórreos de A Merca
Como llegar: hay varias maneras, una de ellas es coger la A52 y luego desviarse por AG31 hacia Celanova. Habrá muchos caminos estrechos por las que se puede llegar al pueblo, pero las carreteras más anchas son: OUR-CP1 y OUR-CV7D. Siguiendo las indicaciones que aparecen en el pueblo, llegáis a los hórreos.
Aquí se encuentra la mayor concentración de hórreo de toda España, 35 en el mismo conjunto. Están ubicados en una pendiente, y así se pueden airear perfectamente. Son un recuerdo de un pasado rural muy vivo; aún se veía maíz que siguen guardando en algunos de ellos.
Si paseáis sin hacer ruido, escucharéis como el viento juega entre sus paredes huecos de madera y se ríe de la emoción; se esconde en el hóreo de 6 patas para aparecer del de 4, corre alrededor del que desapareció hace tiempo… y se extraña de no verlo… vuelve y se esconde detrás de nuestro coche aparcado para decirnos «Adiós«.
Tip: En A Merca todos los hórreos son de madera ocre a excepción de 2 que son mixtos. Para saber la antigüedad de cada uno, hay que fijarse en los clavos de sus portezuelas. Si son de herrero, son los hórreos más antiguos.
Una extra: Otra parada en A Merca podría ser su iglesia del s. XIII; una iglesia pequeñita, pero viva: cuando estuvimos, estaba decorada con banderines de colores y se notaba que cada domingo aquí se junta todo el pueblo. En los alrededores de la iglesia, encontraréis unos cuantos hórreos más 😉
El premio que ganamos al visitar la iglesia es que nos cruzamos con la chica que distribuía pan casero; no podíamos perder la ocasión de abastecernos de los productos del pueblo, y como siempre, la hogaza sabía fenomenal.
Villanova dos Infantes
Como llegar: la manera más fácil es volver a AG31 y seguir hasta Celanova. Pero como en nuestro GPS debe de estar activada la opción «pasar por todos los caminos de cabra que pilla«… no sé por donde fuimos… pero al final salimos al OUR CP1. Al llegar a Celanova, hay que coger el desvío para Villanova dos Infantes.
Lo primero que impresiona es lo limpio y cuidado que está el pueblo. Es una villa medieval que requiere calma y relajación para conocer sus calles… Hay que ir despacio y prestar atención a lo que vemos alrededor: casas señoriales, la torre del castillo, los restos de un monasterio adosado a la actual iglesia…
La iglesia está rodeada por el cementerio, tal y como es muy típico de esta zona; algunas tumbas se encuentran incluso en el suelo, en la entrada y alrededor de la iglesia; se distinguen muy claramente las tumbas más antiguas de las modernas. La única duda que me perseguía en el viaje por la zona, visitando iglesias como esta… ¿cuando se casan, qué es lo que se siente durante la ceremonia en el cementerio? No tuvimos la oportunidad de ver ninguna boda ni de encontrar a nadie a quien le pudiéramos preguntar… la duda se queda para la siguiente visita…
p.s. La verdad es que este tramo de la visita es bastante solitario; casi no nos cruzamos con nadie de los locales, ni con turistas. Especialmente el Castro se presenta muy apartado y solitario.
Si lo preferís, podéis seguir la ruta marcada que pasa por el pueblo y los alrededores, con carteles informativos.
Castro Castromao
ACTUALIZACIÓN AGOSTO 2021: El castro se encuentra en mucho mejores condiciones que en el momento te escribir este post. Está cuidado, se ven perfectamente las construcciones, no hay o hay muy pocas hierbas, existen carteles informativos. Sigue siendo gratuito. Hay dos parkings habilitados y accesos bien marcados.
Como llegar: Es una de etas atracciones que nos gusta tanto: hay que buscarse la vida para llegar hasta aquí… no hay señales hasta que llegas a 500 metros del Castro 😉 Pues, aquí ya me apaño sola, ¿no? Para hacéroslo un poco más fácil, seguir las señales para «Ruta do Arnoia». También en el googlemaps del teléfono sale la aldea Castromao y las indicaciones os llevarán al castro.
Hay que decir que el castro está un poco dejado, olvidado, abandonado, únicamente frecuentado por los jabalíes y viajeros que se creen Indiana Jones, como nosotros 😉
Intentando subir al castro, que se ubica en un montículo, primero, nos metimos en la huerta de alguien porque nos pareció ver que por allí iba el camino, luego salimos ya que intuimos la senda por fuera, pero al final resultó que tuvimos que ir por aquí: (ver foto). Pero claro, con el cartel descolorido era un poco difícil entender lo que querían decir 😉
Al salir de la «jungla de hierbas», nos encontramos ante el castro bajo, con pocas casas visibles. El cartel os dará más información ;)))
Siguiendo la senda, vamos subiendo y avistamos más y más casas, hasta llegar a la zona con más concentración del poblado: antes era una zona cerrada de trabajos arqueológicos, pero parece que desde hace mucho tiempo los únicos arqueólogos negros que pisan este terreno, por la noche, son los jabalíes…
Pero el poblado no es lo único que impresiona, fijaos en las vistas… momento de paz y silencio total…
Seguimos la senda, que en realidad es la muralla que iba alrededor del pueblo; tiene 500 m de perímetro y está en plena Vía Romana. En la parte alta del poblado, se pueden ver tanto casas circulares como cuadradas; las últimas supuestamente son más recientes y requieren más conocimientos y esfuerzo ingeniero.
Llegamos al punto más alto del monte desde donde nos abren paisajes a 360º, con un constante susurro del viento… Me preguntaba: Las vistas si que son bonitas desde aquí, y se ven muy bien los alrededores pudiendo vigilar posibles ataques de enemigos, pero… ¿No les molestaba este viento constante? Dicen, que si vives en una zona ventosa, al final te vuelves loco…
p.s. Fijaos en el horizonte… ¿veis algo curioso que destaca? Ya nos contaréis 😉
Aquí acaba nuestra visita a la zona de Ourense… pero antes de volver a la A52 y dirigirnos a casa, un último detalle – una iglesia románica de la aldea Castromao 😉
¡Buen viaje!
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