Niza es la quinta ciudad de Francia, y la ciudad de turistas con poder adquisitivo muy alto. Tiene el segundo puerto en volumen de tráfico y más bancos, galerías de arte y museos que cualquier otra ciudad aparte de París. Uno de los acontecimientos más famosos y populares es el carnaval que termina con la batalla de las Flores. Posee su propia gastronomía de la socca (tortas de garbanzo), pero la pizza es la reina de las calles de la ciudad.
El casco antiguo de Niza es una red de callejones peatonales, estrechos edificios y fachadas de postales, entre los que da gusto perderse. Si tenéis tiempo y os gusta explorar, mi consejo es disfrutar de Niza sin mapa, guiándose únicamente por los rincones que se van abriendo con cada paso.
Confidencia: No sé si os pasa a vosotros, pero nosotros cuando callejeamos por una ciudad desconocida, muchas veces salimos al mismo sitio o pasamos por la misma iglesia o restaurante… Será alguna peculiaridad del aparato de orientación… Pues, en Niza este punto de «orientación» fue la Placette Abbé Robert Jarre, donde hay varias cafeterías y tiendas de shabby-chic. ¿Vosotros tenéis algún punto similar en Niza?
Callejeando, se encuentran muchas iglesias de estilo italiano del s.XVII (por ejemplo St-Francois-de-Paule o l’Eglise du Jesús). Casi todo el paseo maríitimo, en el Quai des Etats-Unis, está ocupado por les Ponchettes, una doble fila de casas de techos planos. Este era el lugar preferido de paseos de los locales y famosos que visitaban Niza. Al este de este paseo está la subida a la Colline du Chateau; aunque el castillo ya no está, es muy recomendable subir para las vistas más paisajísticas de Niza.
A la hora de comer pasear por el mercadillo de productos agrícolas y flores en el Cours Saleya, donde podéis degustar los productos típicos de la zona y llevarse todo tipo de aceitunas y otras delicias con sabor a Niza. Después de despertar el hambre, podéis comer en uno de muchos restaurantes que encontraréis en el casco antiguo. Nosotros los dos días comimos, como no, en la Placette Abbé Robert Jarre, nuestro punto de «orientación» en Niza. Un día catamos crepés en A Bateghinn’a y el día siguiente – un durum en Pera. Los dos sitios recomendables.
Después de comer conviene dar un paseo por la Promenade des Anglais, el paseo más notable de la ciudad desde que fue construido en los años 1820. Hoy es una avenida de 5 km de longitud recorriendo las playas con aguas azules y muy tranquilas en Navidad. Cuando se haga de noche en la época Navideña, parece que Niza se despierta: de repente aparece mucha gente en las calles, disfrutando del clima suave, luces y mercadillo de Navidad en la Plaza Massena; castañas, glütwein, dulces típicos, crepes, artesanía… lo tiene todo para pasar la tarde en buena compañía.
El día siguiente lo podéis dedicar a visitar museos, exposiciones, iglesias… y conocer Niza a través de sus habitantes y visitantes más famosos y creativos, tales como Matisse y su amor por la luz de Niza, Isadora Duncan y su historia trágica de estrangulación con su larga bufanda, reina Victoria que vivió aquí en 1895, el zar Nicolas II que mandó construir la Cathédrale Orthodoxe Russe, Graham Greene que denunció por corrupción al alcalde Jacques Médecin… y muchas más historias turbulentas de esta singular ciudad, la favorita de aristocracia y gente de gusto sofisticado.
Información sobre museos y monumentos de Niza: Rendez-vous en Niza
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